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“El Piñeravirus es más mortal que el coronavirus”.
La frase que alude al presidente de Chile, Sebastián Piñera, se leía en uno de los carteles con los que unas 200 personas volvieron a las calles de la ciudad de Santiago a protestar este lunes 27 de abril.
Carros lanza agua, bombas lacrimógenas y duros enfrentamientos entre manifestantes y la policía tomaron nuevamente la Plaza Italia –o “Plaza Dignidad”, como algunos la rebautizaron–, el epicentro del estallido social que irrumpió en este país sudamericano el 18 de octubre del año pasado.
A pesar de la emergencia sanitaria, la imagen se repitió en otras capitales regionales, como Antofagasta, Concepción y Valparaíso, donde también hubo barricadas.
Era una jornada simbólica, pues no solo se celebraba el aniversario 93 de Carabineros, la institución policial chilena, sino también porque se recordaba que un día antes –el 26 de abril– era la fecha original programada para la realización del plebiscito que busca cambiar la Constitución heredada del régimen de Augusto Pinochet.
Desde la llegada del coronavirus a este país, a mediados de marzo, la agenda que buscaba descomprimir la tensión social pasó a segundo plano y, con ello, el referendo fue postergado para el 25 de octubre.
Las intensas protestas, en tanto, parecían haber cesado. O, al menos, eso se pensaba.
Sin embargo, lentamente han vuelto a cobrar relevancia, aunque en grupos bastante más reducidos.
La razón detrás –explican sus protagonistas– no es distinta a la que motivó el “despertar” de Chile en octubre: el descontento social ante las desigualdades del sistema político y económico que impera en esta nación sudamericana.
“El coronavirus visibilizó las desigualdades”
“Protestamos porque el sistema chileno es mucho más cruel que el coronavirus”, le dice a BBC Mundo Paloma Grunert, quien ha asistido a todas las manifestaciones desde octubre y está detrás de la organización de algunas de las protestas que han ocurrido en medio de la pandemia.
Para ella, todo lo que los llevó inicialmente a salir a la calle “sigue vigente”, como la inequidad en los salarios y en el acceso a la salud y educación, entre otros.
“Hay desigualdad, injusticia y un constante apoyo a los empresarios y grupos económicos”, señala.
Una opinión similar comparte el fotógrafo Cristóbal Venegas, quien también ha participado en las manifestaciones.
“No hay credibilidad en el gobierno ni en la clase política. Las demandas sociales están a flor de piel”, le dice a BBC Mundo.
Venegas afirma que con el coronavirus quedaron “aún másen evidencia los problemas de la gente”.
“En el tema de la educación, por ejemplo, en este país no todos tienen computador, ¿quién puede hacer clases online? El tema de la salud también; en algunos lugares no hay abastos, no hay insumos”, indica.
De acuerdo con el académico de la Universidad de Cambridge y experto en movimientos sociales, Jorge Saavedra, este último punto es justamente una de las cosas más importantes que explican el “rebrote” de las manifestaciones.
“Lo que ha hecho el coronavirus es visibilizar las desigualdades estructurales por las que se protestó en su momento”, dice a BBC Mundo.
“Si en Chile antes se protestaba por la desigualdad en la salud, eso ahora ha quedado en evidencia. Lo mismo ha pasado con la precariedad laboral, donde se ha visto lo frágil que era el sistema. Se demostró que el mercado no solucionaba los problemas porque ahora el propio mercado le está pidiendo ayuda al Estado”, agrega.
Ante la emergencia, no obstante, el gobierno de Chile ha diseñado una serie de medidas para enfrentar las consecuencias de esta crisis.
Es así como se creó un Plan de Emergencia Económico que, con la inyección de 11 mil 750 dólarers, se busca proteger el empleo y apoyar a los trabajadores entregándole liquidez a empresas de todos los tamaños.
También se decidió reforzar el presupuesto del sistema de salud -será suplementado con el 2% constitucional- para asegurar que cuente con los recursos necesarios frente a la pandemia.
Por otro lado, se estableció una Ley de Protección del Empleo -que busca resguardar los puestos de trabajo-, y se creó un fondo de 2 mil millones de dólares para la protección de los ingresos de los trabajadores más vulnerables (informales sin contrato), entre otras cosas.
De todas maneras, esta es una realidad que no solo golpea a Chile. En otros países de Latinoamérica hay una percepción similar.
Debido a la paralización de la economía por las cuarentenas que buscan enfrentar la pandemia, buena parte de la población en la región se han visto afectada por la pérdida de empleo o por una disminución en sus salarios.
Esto ha dado paso a un profundo malestar social que se ha reflejado en marchas callejeras, bloqueos y cacerolazos en países como Colombia, México y Bolivia, entre otros.
“El coronavirus ha exacerbado las diferencias sociales”, explica Saavedra.
Y, en el caso de Chile, el académico afirma que las grandes demandas que se vienen exigiendo desde octubre “siguen ahí”.
“Hay un sujeto político que todavía no se siente escuchado. Y que cree que, si deja de manifestarse, va a pasar al olvido”, indica.
Plebiscito: ¿se realizará el 25 de octubre?
Entre esas demandas quizás la más relevante y simbólica es el cambio a la Constitución que rige en Chile desde 1980.
Es una petición que se escuchó con fuerza en la mayoría de las protestas que tuvieron lugar en los últimos meses en este país.
La demanda encontró una salida el 15 de noviembre de 2019, cuando el parlamento chileno alcanzó un acuerdo histórico donde se estableció un plebiscito que se realizaría en abril de este año.
En él, los ciudadanos chilenos iban a poder elegir si apoyaban o no un cambio constitucional y el mecanismo para la elaboración de una nueva carta magna.
Sin embargo, el coronavirus cambió los planes y el referéndum debió postergarse para el 25 de octubre.
Pero en los últimos días algunos líderes políticos han vuelto a poner en duda su realización debido a la pandemia.
El propio presidente Piñera dijo en una entrevista con CNN que “quizás la recesión económica va a ser tan grande, que esto es un tema que quizás se va a volver a discutir”. Mientras que diversos ministros de Estado han indicado que todo dependerá de la realidad sanitaria del país.
En conversación con BBC Mundo, Diego Schalper, diputado del partido oficialista Renovación Nacional, explica que es importante tener en cuenta la legitimidad del proceso constitucional en medio de la pandemia.
“Chile está en crisis. Y habrá que ver la dimensión de la crisis en junio o julio para resolver si es que están las condiciones adecuadas para realizar un plebiscito que tenga la participación y la legitimidad necesarias”, afirma.
“Hay que volver a trabajar y a desarrollar distintas actividades, pero de ahí no se sigue a que sea posible tener un día de votación con alta participación, tener una campaña como la que todos queremos para que este proceso tenga legitimidad”, agrega.
“En democracia no se cancelan elecciones por crisis económicas”
Estos planteamientos no han sido bien recibidos por miembros de la oposición, quienes señalaron que es “incoherente” que el gobierno proponga un plan de “nueva normalidad” –que contempla, entre otras cosas, la reapertura de centros comerciales y el retorno a clases escolares– y, paralelamente, ponga en duda el plebiscito.
“Es preocupante; en democracia no se cancelan ni se suspenden elecciones por crisis económicas”, dice a BBC Mundo el diputado Gabriel Boric, perteneciente a la coalición opositora Frente Amplio.
“Hay un sector de la derecha que nunca ha querido cambiar la Constitución y que está buscando cualquier excusa para tratar de instalar un debate entorno al tema. Yo quiero ser enfático: nosotros vamos a defender el itinerario constituyente, aunque no les guste”, agrega.
El parlamentario afirma que esta no es una demanda de los políticos, sino de los ciudadanos chilenos.
“Ese descontento social que se expresó durante los últimos meses sigue presente, no se puede esconder debajo de la alfombra, y tenemos que canalizarlo institucionalmente”, señala.
De la misma manera, el presidente del Partido por la Democracia (PPD), Heraldo Muñoz, afirma a BBC Mundo que “la protesta aún está viva y el cuestionar el plebiscito lo único que hace es alterar la tranquilidad que hoy necesitamos para controlar el coronavirus”.
Y puede que Muñoz tenga razón pues muchos de los manifestantes que hoy salen a las calles a protestar con mascarillas dicen estar molestos ante un eventual aplazamiento del referéndum.
Así lo afirma Cristóbal Venegas.
“La pandemia original no es el coronavirus. Es la Constitución”.
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