La política exterior del presidente Andrés Manuel López Obrador se basa en el principio de no intervención, pero guarda silencio ante atropellos a sociedad civil y ante la violación de los derechos humanos, consideran internacionalistas consultados por EL UNIVERSAL.
Arlene Ramírez Uresti, doctora en Relaciones Internacionales, señala que el mandatario desde el primer día en el cargo dijo que la política exterior estaba basada en la Doctrina Estrada, que es el principio rector de México desde hace muchas décadas, pero está mal interpretada por este gobierno, porque la no intervención significa no tomar partido y no guardar silencio.
“El hecho de observar un acto terrorista y no condenarlo, no es no intervenir, es tomar partido, es una forma de intervención, por ejemplo, el que estemos viendo un atropellamiento como el de Rusia contra Ucrania”, externa la también docente del Departamento de Relaciones Internacionales de la Universidad Iberoamericana (Ibero).
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Para Ramírez Uresti la política exterior de México no es una prioridad, desde el hecho que el Jefe del Ejecutivo federal no asista a los foros internacionales. “Más que indiferente (…) está disfrazada de silencio y en realidad hay una postura muy clara, México ha apoyado a Rusia, en lugar de Ucrania. Se les ha dado voz a los representantes rusos”, dice.
En el caso de Israel y el grupo extremista Hamas, que gobierna la Franja de Gaza, la internacionalista expresa que el gobierno federal a pesar de tener una gran comunidad judía en México, no se pronuncia a favor de las causas justas. “No me refiero a que la causa justa sea Israel (…) no ha condenado los ataques terroristas y eso era fundamental, México ha guardado silencio cuando otras naciones han tomado una postura abierta”, asevera.
La especialista en terrorismo señala que en el caso de Nicaragua, donde existe una dictadura, México también ha guardado silencio.
“Se ha confundido que el país tome partido, más bien guarda silencio ante los atropellos a la sociedad civil y la violación de los derechos humanos”, sostiene.
Paulina Palencia Méndez, internacionalista y asociada al Programa de Jóvenes del Consejo Mexicano de Asuntos Internacionales (Pjcomexi), coincide que la política exterior del Presidente se basa en el principio de no intervención, donde los involucrados deben resolver sus controversias; sin embargo, ha ocasionado que muy pocos vean a México como un país o un eje rector del multilateralismo y esta acción le ha costado al gobierno federal no estar en las mesas de negociación, ni en los debates en pro de la paz internacional.
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En la guerra entre Rusia y Ucrania, Palencia Méndez refiere que la nula condena de México a la invasión de Rusia se debe a la influencia de los rusos que ha logrado permear y quebrantar la política exterior. Además, Rusia ha dotado a América Latina de armamento, así como de la dosis Sputnik contra el Covid-19.
Respecto a la guerra entre Israel y Hamas, la integrante de Pjcomexi remarca que la condena de la titular de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE), Alicia Bárcena, debido al incremento de las hostilidades, si bien instó a las partes al respeto del derecho internacional, meramente quedó en una condena neutral y sin impacto en la agenda internacional. “A pesar de que México mantiene relaciones diplomáticas con Palestina… nuestro país cuenta con una postura ambivalente en temas bélicos, porque el gobierno federal tiene tendencias autoritarias”, precisa.
Juan Carlos Abreu y Abreu, especialista en temas de derecho internacional, expresa que la política exterior de México es de no intervención y en la presente administración es más clara una posición a favor de Rusia y Palestina. “Posiblemente se debe a una visión de corte ideológico”.