Se dice que el mayor premio para un actor es la ovación del público… o en el caso de Volodimir Zelensky, las armas.

El inicio de la invasión rusa, el pasado 24 de febrero, obligó al presidente ucraniano a reconvertirse en un líder de guerra. El resultado ha sorprendido al mundo entero. Zelensky pasó de ser el cómico en el que pocos creían, el “mal chiste” que ganó las elecciones de 2019, a ser la voz de Ucrania.

No una voz cualquiera, sino una que ha sorprendido por su inteligencia, su dramatismo, su precisión, su fuerza. Al grado que se convirtió en la figura del momento, y la gente se abocó a las redes a buscar toda la información del excomediante, desde su paso por Bailando con las Estrellas hasta su papel protagónico en la serie televisiva El Servidor del Pueblo. Hubo hasta quienes se emocionaron con su supuesta interpretación de Endless Love (spoiler: es una fake news).

El hombre que le dio voz al oso Padding- ton es el mismo que hoy habla de tú a líderes de todo el mundo, a congresistas y al Papa. Para cada público tiene un mensaje único, pensado en la historia y emociones que pueden causar mayor impacto y llevar a la movilización. Porque, al final de cuentas, lo que quiere Zelensky son acciones, no palmadas en la espalda.

Ha sido justamente su pasado como artista lo que le dio todas las herramientas para poder salir a las calles de Kiev a clamar, en medio de la incertidumbre por el destino de su país, de él mismo, que Ucrania no sobrevivirá con buenos deseos, sino con misiles, con drones, con aviones… que no necesita “aventones”, sino “municiones”.

Si Barack Obama, el expresidente estadounidense, conquistó Berlín con su habilidad nata como orador, Zelensky ha tocado con sus discursos apasionados las fibras más sensibles de los ciudadanos del mundo.

A los británicos les evocó a Winston Churchill: “No nos rendiremos, no perderemos, llegaremos hasta el final”; a los estadounidenses, el Sueño, de Martin Luther King. Y el de los ucranianos: volver a ser un país libre. Les recordó uno de los días más oscuros en la historia estadounidense: el ataque a Pearl Harbor. Y lamentó que los ucranianos viven cada día su Pearl Harbor. A los alemanes les habló del muro y el nazismo. Pidió evitar que Ucrania sea dividida, o aniquilada en un Holocausto.

Todo buen actor sabe que hay que hablarle a la audiencia con y al corazón. Directo, con alusiones. Entre más emotivas, mejor. La política, y Rusia, forzaron a Zelensky a interpretar su mejor papel. Ha demostrado tener la capacidad de dar esperanza a los ucranianos, hecho llorar a intérpretes y forzado a un país como Alemania a revertir años de tradición para enviar armas a Ucrania.

Nada de eso garantiza que Ucrania no vaya a perder esta guerra, ni el futuro de Zelensky mismo. Pero por lo pronto, sus discursos se han convertido ya en materia de análisis en las escuelas de Estados Unidos (y no es fake news). El secreto del actor, del comediante, se convirtió en el mejor amigo del presidente.