Bruselas.— Luego de un largo desfile de personalidades de la familia política Tory, Liz Truss, secretaria de Relaciones Exteriores, emerge como la más probable sucesora de Boris Johnson como líder del Partido Conservador y premier del Reino Unido.
El eventual nombramiento es resultado de un proceso distinto al de su predecesor en 2019. Compitió en una prueba en la que no había favorito y logró filtrarse en la lista de los dos finalistas luego de una reñida contienda. Consiguió el apoyo de 113 conservadores miembros de la Cámara de los Comunes, mientras que Rishi Sunak, exjefe del Tesoro, y Penny Mordaunt, exsecretaria de Comercio, obtuvieron 137 y 105 votos, respectivamente.
Si bien Sunak tenía más apoyo en la Cámara de los Comunes, en la calle Truss era la favorita. Una encuesta publicada a finales de julio mostró que 54% de los miembros conservadores de base (alrededor de 180 mil) preferían a Truss, mientras que 35% a su contendiente.
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Este lunes está previsto que Graham Brady, presidente del Comité de 1922, anuncie los resultados del concurso de liderazgo Tory; se espera que el ganador se convierta oficialmente en primer ministro al día siguiente, después de que el dimisionario jefe de Gobierno, Boris Johnson, se reúna con la reina Isabel II, quien a su vez recibirá al nuevo líder de los Conservadores y pedirá formar un gobierno.
Truss estudió filosofía, ciencias políticas y economía en Oxford y, antes de incursionar en política, trabajó para el sector energético y de telecomunicaciones. Llegó a la Cámara de los Comunes en 2010 y al momento de escoger entre permanencia y salida de la Unión Europea (UE), se inclinó por continuar con la membresía comunitaria. Aunque desde el “No” mayoritario a la Unión ha insistido en que se arrepiente de su elección en el referéndum de 2016.
Johnson le dio su primer cargo ministerial en 2019, nombrándola al frente de la cartera de Mujeres e Igualdad; en 2021 escaló al rango de Ministra de Exteriores. Ahí construyó durante meses un fuerte perfil público, particularmente se ayudó del protagonismo ofrecido por la guerra en Ucrania. Reino Unido se ha distinguido como uno de los principales opositores a la incursión armada del presidente Vladimir Putin.
En plena caída libre del gobierno de Johnson, consecuencia de una serie de escándalos en la administración y el partido, alzó el dedo como candidata al liderazgo conservador a través de Instagram. Se apuntó en medio de dudas sobre la viabilidad de sus aspiraciones. En Westminster era vista como candidata de peso ligero y sin mucha probabilidad.
Truss ha tratado de compararse ella misma con la antigua primera ministra Margaret Thatcher, al difundir fotos en la que trata de asemejarse a la Dama de Hierro, sea a bordo de un tanque o usando un ushanka (gorro ruso) en Moscú.
Se le conoce como una política de derecha que simpatiza por menos impuestos y reglas para las empresas, y que permaneció fiel a Johnson hasta el final, no obstante su caótico y polémico estilo de gobernar.
Para Anand Menon, director del centro de estudios UK in a Changing Europe, es difícil descifrar a estas alturas cuáles serán los puntos fuertes y débiles de la trayectoria del nuevo premier.
“No sabemos hasta qué punto será capaz de delegar, porque la tarea de un primer ministro es elegir un equipo que le permita cumplir con el trabajo y no caer en la microgestión”, dice a EL UNIVERSAL. “Ahí está la clave, si logra o no formar en el 10 de Downing Street un equipo que funcione. Esa es la primera misión, crear el grupo indicado en términos de equipo y gabinete”.
La segunda tarea más inmediata, continúa, es la de poner orden en casa. Afirma que entre la bancada conservadora hay división sobre temas que aparecen en lo alto de la agenda, como es la gestión económica. “Tratar de reconciliar esas divisiones será uno de los más grandes desafíos”, puntualiza el profesor de política europea en el King’s College London.
El nuevo premier heredará una nación con todas las alertas económicas encendidas. El banco de inversión Goldman Sachs sostiene que es probable que el Reino Unido caiga en recesión en el cuarto trimestre del año, seguido por una contracción de 0.45% y 0.3% en el primero y segundo trimestre de 2023, respectivamente.
La inflación además podría superar 22% el año entrante si los costos de energía continúan aumentando al ritmo actual. La factura promedio anual de energía proyectada para este año se estima que pase de mil 971 libras esterlinas a 3 mil 549, lo que representa un aumento de 80%.
Esto ha exacerbado la crisis y elevado drásticamente el costo de vida. Goldman Sachs sostiene que si los precios se mantienen al alza, es probable una nueva escalada de 80% en los costos para los hogares en 2023.
“El coste de vida es el único y más importante desafío, el resto de los temas, como las relaciones con la UE son secundarios y se encuentran en la parte baja de la lista de prioridades”, sostiene Menon. “Este gobierno será juzgado por cómo gestione la crisis económica, por nada más. Con la cuenta regresiva a las próximas elecciones todo será visto bajo ese prisma. Pero siendo honestos, al final será juzgado por la magnitud del daño que terminará ejerciendo en la economía y la vida de las personas, porque así será”, anticipa.
Camino Mortera, jefa de la Oficina en Bruselas del think tank Centre for European Reform, comparte el análisis interno: el mayor desafío en casa es el coste de la vida, la inflación y la crisis energética.
A nivel interno, continúa, también tendrá que definir cuál será su papel, debido a que Truss es vista como la continuidad de Johnson, sólo que el antiguo alcalde de Londres la tuvo, de cierta manera, más sencilla: llegó al poder con un mandato único, materializar el Brexit. Eso resultó en la formación de un gobierno exclusivamente sobre y para el Brexit. Hoy el Reino Unido está fuera del bloque comunitario y en medio de una crisis en la que confluyen impactos provocados por la pandemia, la guerra en Ucrania y la retirada de la UE.
Asegura que se debe romper con el molde que le asemeja a Johnson si quiere reunificar a un partido que está fragmentado ante asuntos fundamentales como los impuestos y el grado de intervención del Estado en la vida del ciudadano.
“A Truss le va a costar mucho trabajo mantener esta imagen de neo-Thatcherismo radical teniendo en cuenta que en el otoño veremos al Estado realizando una serie de intervenciones en diversas industrias tanto por el coste energético, como por el coste de vida. Terminará topándose con la tendencia global de la pospandemia y la guerra hacia una mayor intervención del Estado”, indica en entrevista.
A nivel internacional, Mortera identifica como principales desafíos las relaciones con Estados Unidos y la UE, así como la guerra en Ucrania, cuyo apoyo seguirá prevaleciendo.
“Paradójicamente, a pesar de que Liz Truss se declaró a favor de la permanencia en la UE, se le ve en Bruselas como favorable al Brexit y al libre mercado de forma Thatcherista. En ese sentido, la UE no tiene ningún tipo de ilusión de una mejora de las relaciones”, asegura la analista.