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Un pequeño partido de extrema izquierda tiene un papel clave en las aspiraciones independentistas catalana s: la CUP, que reclama la proclamación inmediata de la República catalana y promueve una campaña de "desobediencia masiva".
Ante la amenaza del gobierno central español de intervenir la autonomía de Cataluña , la Candidatura de Unidad Popular ( CUP ) ha recurrido a su arma favorita: la movilización en las calles.
La formación anticapitalista e independentista llamó a manifestarse, desde este jueves, ante las prefecturas del gobierno central en Cataluña con el lema "Paremos la represión, libertad para los presos políticos", en referencia a dos dirigentes independentistas en prisión preventiva por sedición.
Una portavoz del grupo juvenil Arran, ligado a la CUP, Mar Ampurdanès, llamó por igual a "la desobediencia masiva no violenta".
La CUP exigió al presidente catalán, Carles Puigdemont, que proclamara la República catalana inmediatamente, luego de que este se limitó a "asumir el mandato" de hacerlo ante el parlamento regional.
Con sus diez diputados, la pequeña formación tiene un peso enorme: es clave para que los independentistas mantengan su mayoría (72 de 135).
"¿Mediación y negociación con quién? ¿Con un Estado español que sigue amenazándonos y persiguiéndonos?", señaló la portavoz de la CUP, Anna Gabriel, luego de que Puigdemont pidiera suspender la independencia en aras del diálogo.
CATALIZADOR
En dos años, el cambio en sus militantes se ha hecho patente.
Para las regionales de septiembre de 2015, la CUP lanzó el eslógan "Vamos despacio porque vamos lejos". En un spot de campaña, lleno de humor, mostraban como decenas de ciudadanos se unían para empujar una camioneta dañada que representaba el proceso independentista.
Pero todo cambió cuando obtuvieron 336.000 votos (8,2 %) y diez diputados. A partir de ahí, pisó el acelerador.
Proclamar la República es "necesario", le dijo en una carta a Puigdemont, invocando "el mandato" que recibió de 2 millones de personas que votaron sí a la independencia en el referéndum inconstitucional del 1 de octubre, marcado por las cargas policiales.
No importa que la consulta carezca de reconocimiento internacional o que una mitad de los 7,5 millones de catalanes no quiera la independencia. Para la CUP, solo declarando la República se podrá negociar "de igual a igual" con el gobierno central.
"Se trata de que constituyéndonos en República, pasemos a convertirnos en una cuestión internacional en vez de un problema interno del Estado español", dijo a AFP un diputado de la CUP, Albert Botran, de 33 años.
ROMPER CON EL ESTADO
Para el politólogo Joan Subirats, "la CUP tiene claro que [...] cuanta más tensión generes, más problemas en la economía surjan, más preocupación genere en Europa, más presión tendrá el gobierno español para encontrar una salida".
En todo caso, la formación no puede ser ignorada por los conservadores independentistas, aunque los separe un abismo ideológico.
A principios de 2016, la CUP mostró su poder al lograr la salida del presidente catalán Artur Mas, un conservador a quien reprochaba las políticas de austeridad y corrupción de su partido.
"Hemos enviado a Mas a la papelera de la historia", se congratuló. Fue reemplazado por Puigdemont, también conservador pero independentista de larga data.
Nacida en los años 80, la CUP era un movimiento municipal, que ganó proyección en medio de la crisis económica y la corrupción que minó a los partidos tradicionales.
Al igual que el partido de izquierda radical Podemos, preconiza una nueva política social y es crítica de la democracia española, dirigida desde 2011 por el conservador Mariano Rajoy.
Pero a diferencia de Podemos, ve en la independencia el motor de la transformación.
"No somos nacionalistas en absoluto", dijo Anna Gabriel, pero "necesitamos romper con este Estado para cambiarlo todo".
En los últimos meses, la CUP ha convocado manifestaciones frente a los cuarteles de la Guardia Civil, al grito de "fuera las fuerzas de ocupación".
Asimismo, los "Comités de Defensa del Referéndum" (CDR), muchas veces animados por militantes de la CUP, están listos para tomar las calles de Cataluña bajo el lema "¡Ni un paso atrás, ahora la República!".
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