Madrid.— Los migrantes mexicanos dispersos por el mundo son muy variados y cargan con un equipaje intransferible, en el que destacan las muchas batallas que han mantenido durante un peregrinaje repleto de logros, pero también de caídas.
En su libro Bitácora Migrante (Universo de Letras), Rafael Pulido agrupa las historias de 14 migrantes mexicanos con distintos perfiles y radicados en diferentes países, para ahondar en sus trayectorias vitales. Con su crónica, el autor busca también crear un espacio para la reflexión sobre el fenómeno migratorio en México.
“La principal causa de la migración mexicana es sin duda la necesidad económica, pero también la formación profesional o académica, el amor, e incluso la vocación religiosa. Este libro busca resaltar, desde un punto de vista personal y emocional, lo que supone la migración en voz de sus protagonistas”, señala el escritor en entrevista con EL UNIVERSAL.
Nacido en 1982 en Tamaulipas, Pulido reside en la capital española desde 2007. Se desempeña actualmente como ingeniero de calidad en señalización ferroviaria, luego de obtener dos maestrías sobre su especialidad en universidades españolas. Él es también un migrante.
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¿Cómo surgió la idea de escribir un libro sobre las experiencias vitales de 14 mexicanos migrantes?
—Hay tres razones al menos. La primera, la pandemia, que abrió un espacio para la reflexión y me proporcionó ese tiempo que siempre falta para emprender algunos proyectos. La segunda, parte de la intención de escribir sobre migrantes mexicanos y resaltar sus historias de vida frente a otros personajes distantes o nada ejemplares que se difunden actualmente en México a nivel de cine o de series. El tercer elemento tiene que ver con mi experiencia desde 2012 en trabajos comunitarios, en los que tuve la fortuna de conocer a muchos migrantes mexicanos alrededor del mundo con historias dignas de compartir.
Además de la difusión de las historias de los migrantes, ¿qué otros propósitos alberga el libro?
—Pretendí que se cubrieran los distintos perfiles migratorios. No sólo que se hablara del migrante mexicano que se va a otro país a trabajar por necesidades económicas o a realizar una formación profesional o académica, sino también de aquel otro que deja México por amor o por otras causas que no son tan conocidas, como la vocación religiosa. La idea era dar a conocer el fenómeno migratorio por voz de sus protagonistas, pero también incluyendo una narrativa, una bitácora de viaje por sus lugares de origen, como valor agregado.
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¿Cómo fue el proceso de selección de las 14 historias que presentas?
—Siempre busqué distintos perfiles migratorios. Hablando con los protagonistas y comentándoles el proyecto encontré una respuesta positiva que me permitió ir avanzando. Poco a poco se ampliaron los círculos y fueron llegando las historias. Obviamente, 90% de la migración mexicana se dirige a Estados Unidos, pero también quería cubrir otros perfiles de movilidad. Un tema interesante que descubrí fue a propósito de la migración española en México. Uno de los protagonistas mexicanos cuenta la historia de cómo su padre migra de España a México y muchos años después él regresa a Madrid, también como migrante.
¿Cuál es la aportación de Bitácora Migrante a la hemeroteca sobre este fenómeno?
—Creo que de alguna forma lo que buscamos es resaltar desde un punto de vista personal y emocional lo que es la migración en voz de sus protagonistas, con sus palabras y sus perspectivas. No es lo mismo la visión que se pueda tener de un migrante mexicano en Estados Unidos, que en Francia o Alemania. Son circunstancias muy distintas.
¿Cuáles son las causas principales que impulsan al mexicano a dejar su tierra?
—Obviamente la necesidad económica, que lleva a la movilización para procurar bienestar para la familia, pero otras razones tienen que ver con tu formación académica o profesional. También está el amor y la vocación religiosa, que impulsa a una persona a irse a otro país para seguir con su formación.
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¿Hay alguna característica común entre todos los migrantes mexicanos?
—Ciertamente, y esa es la añoranza de regresar a México y todo lo que ello significa. El migrante mexicano, a pesar de que cambia de país de residencia y adopta otras costumbres, nunca se va de México, siempre echa en falta su comida, su música, su cultura. Migran, pero sus pensamientos siempre están enraizados en su tierra natal.
¿Ha cambiado mucho el perfil del migrante ?
—Creo que sí. Con un mundo globalizado, mucho más comunicado y con una movilidad tremenda, al menos antes de la pandemia, también ha habido una mayor difusión de oportunidades, lo que ha permitido que muchos mexicanos buscaran salir para formarse en otros países. Lógicamente continúa la migración económica, principalmente a Estados Unidos, pero también ha ido en aumento la migración que persigue una mejora del nivel académico o profesional.
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¿Cuáles son los países más solicitados y por qué?
—El primer país de referencia es Estados Unidos, obviamente por las oportunidades que ofrece y por la cercanía geográfica. Luego estaría Canadá y después España. Estos son los países que acumulan el mayor número de migrantes mexicanos. En Canadá hay una parte de mexicanos que llegan por razones económicas, pero también un sector que busca formación académica y profesional. En el caso de España, influyen también la formación académica y profesional, pero hay otros componentes, como el amor o nuestras raíces hispánicas.
¿Los migrantes en general acumulan más éxitos que fracasos?
—Son historias de combate, de batallas. Al final visualizamos el éxito de un migrante, pero no reparamos en sus caídas. Eso es lo que busco reflejar también en el libro que, tras una gran historia, hay también tropiezos y puertas cerradas para todo tipo de migración. Son, sobre todo, historias de trabajo y lucha.