Con un rostro tosco, un porte elegante y el conocimiento de una persona culta, con el que podía convencer a cualquiera, un hombre vendió la Torre Eiffel en París durante el siglo XX.
Se trataba de Victor Lusting , un joven del imperio Austrohúngaro, quien días previos a la Primera Guerra Mundial (1914-1918) viajaba en los transatlánticos que recorrían los mares de toda Europa.
Gracias a que hablaba inglés, alemán, francés e italiano, podía interactuar con los extranjeros ricos que conocía por el mundo y jugar póquer con ellos.
Su habilidad en el póquer fue tan grande, que a veces ganaba y otras fingía perder. Para lograrlo, entraba en confianza con sus amigos ricos, los invitaba a cenar y, cuando estaban borrachos, los robaba.
Sus inicios en el mundo de la estafa
A lo largo de su vida, hurtó a muchas personas que conoció en sus viajes, tanto así que se convirtió en el estafador más famoso por aquellos años, según los registros de la época.
Este hombre nació el 4 de enero de 1890 en Hostinné , actual República Checa , bajo el seno de una pobre familia campesina.
No obstante, su carencia económica no fue un impedimento para que aprendiera francés y alemán, porque era muy inteligente, una cualidad por la que no requeriría de estudiar en las aulas de clase. Por el contrario, disfrutaba de su tiempo libre robando y departiendo con mujeres, como lo reseñó el portal ‘History of Yesterday’.
A medida que fue creciendo, Victor fue perfeccionando su carrera como ladrón, de tal manera que su poder de convencimiento hacía sentir culpables a sus víctimas.
En 1924, en la ciudad de Kansas, Estados Unidos, Victor conoció a Nicky Arnstein , un apostador y jugador profesional de póquer, quien se convirtió con el tiempo en su profesor de hurto. De hecho, los dos juntos llegaron a ganar 25.000 dólares, equivalentes a más de 119’000.000 colombianos en la actualidad.
Con la idea de que quería invertir el dinero que había ganado en terrenos de la zona y abrir algunos negocios, Lusting convenció al director de un banco de Kansas para que se los cambiara por bonos y le prestara un poco más.
El director le aprobó el crédito a Victor y ese mismo día le entregó 50.000 dólares con cheques, lo que hoy en día equivale a más de 200’000.000 de pesos colombianos. Cabe aclarar que alguno de los documentos que el estafador le entregó eran falsos.
Después de recibir el cheque, Victor se mudó a Nueva York y, estando ahí, le llegó una denuncia por parte del director del banco por no pagar su préstamo, razón por la cual, se devolvió a Kansas para defenderse.
Como el director del banco había aceptado todas las condiciones para que Victor se llevara el dinero, la audiencia fue ganada por el estafador. De hecho, el trabajador tuvo que darle un cheque de 1.000 dólares, lo que hoy en día equivale a más de 4’000.000 de pesos colombianos, con el fin de que el hombre no hablará del hecho que lo avergonzaba.
Victor en París
En 1925, Victor vivía en París, ciudad en la cual se alza la Torre Eiffel , uno de los monumentos más importantes del mundo. Por aquellos años, había dudas en cuanto a la infraestructura, noticia de la cual él se enteró el estafador a través de medios locales. Gracias a ello, se le ocurrió iniciar con su nueva idea de negocio.
La Torre Eiffel fue un tema del que hablaban los grandes artistas de la época, cuando se creó en 1887, ya que para ellos era un verdadero monstruo de hierro, material que fue la clave para el entrampamiento del austrohúngaro.
Con el conocimiento que adquirió sobre èsta, logró convertirse en el gerente del monumento. En dicho trabajo pudo falsificar sellos y credenciales oficiales para solucionar los supuestos problemas de infraestructuras que había.
Victor, muy astuto, les escribió una carta a algunos empresarios en la cual les ofrecía la Torre Eiffel para que la convirtieran en chatarra en Europa, como reseñó el portal citado.
Como buen profesional de la estafa, ya había analizado a cada uno de sus clientes. Uno de ellos era André Poisson , un empresario inseguro que tenía antecedentes ilegales por haber sobornado a la Policía para que le hicieran favores.
Victor logró su objetivo y le vendió a Poisson la Torre Eiffel -de la cual evidentemente no era propietario-, con una suma de 350 millones de dólares, equivalentes a más de 1.6 millones de pesos colombianos en la actualidad.
De hecho, el empresario, al darse cuenta de que había sido estafado, no demandó a su victimario por vergüenza a las críticas de sus compañeros.
Al escaparse de París, se mudó a Estados Unidos, en donde se hizo pasar por productor musical y engañó a algunos empresarios del espectáculo, entregándoles libretos de cine que nadie había querido estrenar jamás. Sin embargo, esa fue la razón por la que el FBI ( Oficina Federal de Investigaciones ) lo empezó a seguir.
Luego de estar en Norteamérica, regresó a París, en donde volvió a engañar a varios empresarios para venderles la Torre Eiffel. Sin embargo, sus victimarios no dudaron en demandarlo a él y a sus secuaces.
La ‘Caja Humana’
Victor huyó hacia Estados Unidos, en dónde inventó supuestamente la ‘Caja Humana’, una máquina en la que copiaba y lavaba dinero.
La máquina tardaba entre seis a ocho horas en hacer su trabajo y para recaudar el dinero con el que él pretendía estafar a las personas iba a diario a los bancos de Nueva York para que los inversionistas la utilizaran y le pagaran por ello.
Sin embargo, en 1935, fue arrestado y llevado ante un juez, quien le impuso una condena de 20 años de prisión en la cárcel de Alcatraz, California, por estafa y lavado de activos. Sin embargo, no cumplió su condena, ya que unos años después murió a causa de neumonía, como confirmó el portal experto en historia ‘History of Yesterday’.
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