San José. – Desplazada a la fuerza de sus tierras ancestrales por la invasión y la ocupación de colonizadores a sus posesiones, una comunidad de indígenas panameños de la etnia guna yala quedó obligada en la década de 1860 a migrar de sus selvas en suelo firme de Panamá a un archipiélago de ese país sobre el mar Caribe para evitar sucumbir y desaparecer.
Más de 160 años después, el viaje de vuelta a territorio continental desde una de las 365 islas —Gartí Sugdub— del golfo de San Blas que acogió a los guna yala parece inminente y ahora forzado por el cambio climático.
“Tengo más de medio siglo de vivir en Gartí Sugdub y es muy triste y doloroso, otra vez obligados, tener que abandonar nuestra isla”, narró el guna yala panameño Blas López, de 58 años, ambientalista y consultor independiente en seguridad territorial.
“Claro que habrá impacto. Es un desafío para el pueblo guna yala que por más de 160 años ha vivido en las islas: por primera vez una comunidad indígena guna yala va reasentarse en tierra firme. A nivel sentimental, nunca vamos a dejar la isla”, narró López a EL UNIVERSAL.
“La gente piensa que la isla va a quedar totalmente vacía, desolada, deshabitada. Nunca va a quedar así. Es un sentimiento de que nos obligan a cruzar. El traslado [al continente] va a ser para tener mejor calidad de vida, estar con el bosque, mayor producción del campo y sin perder cultura, espiritualidad, identidad, cohesión comunitaria y social”, aclaró.
Una normalidad que se prolongó por siglos en la zona es que desaparecieron islas y aparecieron islotes con crecientes bancos de arena. De noviembre a abril de cada año hay vientos alisios, crece la marea y las comunidades quedan inundadas durante unos días.
El sitio escogido como nuevo hogar, donde hace unos 10 años empezó a construir viviendas, escuelas, calles, centros turísticos, está en el mismo sector litoral, pero a unos cinco kilómetros al sur de la playa. La mudanza sigue sin iniciarse.
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