Para la familia de Owen Carey, su muerte se podría haber evitado.
El joven de británico estaba en 2017 celebrando su 18 cumpleaños en un restaurante de una cadena de hamburgueserías en Londres cuando pidió pollo a la parrilla.
Carey informó al personal sobre su alergia a los productos lácteos, pero no le dijeron que la comida que ordenó tenía suero de leche.
Menos de una hora después, el joven sufrió una reacción alérgica fatal que le hizo colapsar mientras estaba de visita en el London Eye, una atracción turística de la capital británica. A los minutos murió.
En el marco de una investigación sobre el caso, un informe forense llegó a la conclusión de que al joven no le informaron sobre los alérgenos que lo llevaron a la muerte.
Eso llevó a la familia de Carey a pedir que se cambie la normativa, al considerar que lo que prevé la que está en vigor sobre la rotulación de alimentos deja demasiado margen para el error.
El asistente de forense Briony Ballard dictaminó que "el fallecido hizo que el personal de servicio fuera consciente de sus alergias".
"El menú no hacía referencia a ningún marinado o ingrediente alérgeno potencial en el alimento seleccionado".
"El fallecido no fue informado de que había alérgenos en el pedido".
"La comida servida y consumida contenía lácteos, lo que causó que el fallecido sufriera una reacción anafiláctica severa, a consecuencia de la cual murió".
Corey se había comido la mitad de su pollo cuando empezó a sentir un hormigueo en los labios y a experimentar problemas estomacales.
El adolescente colapsó 55 minutos más tarde frente al London Eye.
Miembros del público, incluido un médico, trataron de revivirlo, pero cuando llegaron los paramédicos el joven estaba "en silencio, sin respirar y sin pulso", se informó en una de las audiencias de la investigación del caso.
Carey, que era originario de Crowborough, Sussex, murió más tarde en el Hospital St. Thomas en el centro de Londres.
Al hablar este viernes tras la audiencia sobre la investigación fuera de la Corte Forense de Southwark, Londres, la hermana de Carey, Emma Kocher, dijo que la muerte de su hermano no debería haber sucedido.
Y añadió que la familia quería que algo bueno saliera de su pérdida y estaba pidiendo al gobierno que cambiara la ley.
"No es lo suficientemente bueno tener una política que se base en la comunicación verbal entre el cliente y el mesero, que a menudo se lleva a cabo en un restaurante con mucha gente y ruido, donde la rotación del personal es alta y muchos de los clientes son muy jóvenes", opinó.
"Esto deja demasiado margen para el error en un tema que sabemos muy bien puede costar vidas. Esperamos poder lograr un cambio con la Ley de Owen para un mejor etiquetado de alérgenos en los restaurantes".
La madre del joven, Moira, rindió homenaje a su hijo, de quien dijo que tocaba tres instrumentos, llenaba la casa de ruido y "siempre sonreía y quería sacar el máximo provecho de la vida".
La mujer aseguró que "cientos de miles" de personas alérgicas tenían miedo de comer en restaurantes porque ese era "el lugar clave donde están en riesgo".
Su padre Paul simplemente describió a su hijo como "un muchacho excelente y un gran compañero".
Después de la audiencia, el director ejecutivo de la cadena de hamburguesas Byron, Simon Wilkinson, dijo que las alergias son un tema que se toma con responsabilidad dentro de la empresa.
"Nos tomamos las alergias extremadamente en serio y tenemos procedimientos sólidos y, aunque estos estaban en línea con todas las reglas y pautas, capacitamos a nuestro personal para responder de la manera correcta".
Dijo que escuchó lo que el forense había dicho sobre hablar con los clientes y agregó: "Está claro que las reglas y requisitos actuales no son suficientes y la industria necesita hacer más para ayudar a los clientes con alergias y más para crear conciencia sobre los riesgos".
Después de la audiencia, Thomas Jervis, el abogado de la familia Owen, dijo que ninguna familia debería tener que soportar el mismo dolor.
"Las regulaciones alimentarias relacionadas con la información sobre alergias claramente no son adecuadas para su propósito", dijo.
"No puede haber tanto margen para el error humano en un tema que puede ser fatal".
Los padres de Natasha Ednan-Laperouse, de 15 años, quien murió en 2016 después de comer una baguette en la cadena de sándwiches Pret A Manger que contenía semillas de sésamo, dijeron que había notables similitudes entre la muerte de su hija y la de Owen.
Aseguraron que la muerte de Owen resaltó la insuficiencia de la información alimentaria.
En Reino Unido, existen 14 alérgenos de los que los proveedores de alimentos deben alertar a sus clientes, incluidas las nueces, la leche y los huevos.
Los alimentos preenvasados deben tener una lista de ingredientes y, según la "Ley de Natasha", que entrará en vigor el 1 de octubre de 2020, los alérgenos deben aparecer de alguna manera cada vez que están presentes.
Para sobre los alimentos no envasados, como los que se venden en un restaurante, se debe proporcionar información sobre cualquiera que contenga alguno de los 14 alérgenos.
Según la Agencia de Normas Alimentarias de Reino Unido, esto puede hacerse en un menú, en una pizarra o mediante un aviso escrito.
Pero la familia de Owen cree que esto "deja demasiado margen de error".
Ellos piden que se escriba junto a cada plato del menú si este contiene un alérgeno.
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