Miami.— “Al parecer fue una amiga de mi hijo quien le dio la pastilla o lo que fuera, no estoy segura que supieran bien qué era. Yo no sabía que mi hijo consumía drogas, al menos no de ese tipo”, cuenta a EL UNIVERSAL Chermain Apodaca, quien vive en la ciudad de Elk Grove, California. Su hijo, Keanu, es uno de los miles de estadounidenses que murieron a consecuencia del fentanilo.
Keanu tenía 18 años, estaba por terminar la preparatoria, no era un muchacho problemático ni tenía antecedentes, pero una mala decisión lo llevó a la muerte, el 22 de abril de 2021.
“Estaban en el parque de la ciudad [Jones Family Park] conviviendo, no era la primera vez que se veían. Me parece que tampoco habían consumido esa droga [fentanilo] antes, tal vez ni sabían qué era eso; pero lo que sucedió es que a Keanu [mi hijo] le hizo muy mal.
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“Según puedo entender por lo que me explican de la policía, Keanu tomó la droga y comenzó a sentirse mal; entonces entró a uno de los baños [del parque] y creen que primero se desmayó, que perdió el conocimiento”, explica la señora Apodaca con voz entrecortada. “Se cayó al piso y en algún momento alguien lo vio y avisaron [a las autoridades]. Se lo llevaron a un hospital, pero ya no había nada que hacer”.
El fentanilo, un opioide sintético que se usa para tratar los síntomas de dolor crónico, es la principal causa de muertes por sobredosis en Estados Unidos.
El año pasado, según estimados, fue responsable de 71 mil 238 muertes. México es la ruta más comercial para que el fentanilo ingrese clandestinamente a Estados Unidos.
Y, a reserva de la producción nacional, China e India son los grandes productores de este opioide sintético que literalmente ha inundado el mercado de drogas de la Unión Americana. Envían la producción a los cárteles de la droga mexicanos y ellos se encargan de ingresarlos a Estados Unidos.
Pero no se trata de una droga cualquiera. De acuerdo con datos de la Administración de Control de Drogas (DEA) de Estados Unidos, en la versión original, el fentanilo es considerado de 30 a 50 veces más potente que la heroína. Sin embargo, una versión del nuevo fentanilo que ha venido poco a poco llenando el mercado desde 2017, técnicamente se llama carfentanilo y esta versión es 100 veces más potente que el fentanilo original; es decir, mil veces más poderoso que la heroína y mucho más mortal.
De acuerdo con especialistas de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés), durante 2021 esta droga mató a más de 107 mil consumidores; una dosis equivalente al tamaño de 13 granos de sal es suficiente para que una persona pierda la vida.
A reserva de la cantidad que logren meter por las vías aérea y marítima; o bien, a través de mulas (personas que las ingresan), las rutas por donde la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) ha detectado el mayor movimiento son las del sur de California y del sur de Texas. “Una vez dentro, toman las ramificaciones de las [carreteras] interestatales y prácticamente llegan a todo el país”, señala Pete Flores, de la CBP. “Hasta donde hemos podido saber, son los cárteles del Golfo y el de Jalisco [Nueva Generación] los que más están traficando”.
“Un grave problema es que todo va tan rápido que quienes lo consumen creen que es la versión original [del fentanilo], que tenía su propio [gramaje de] consumo, la cantidad máxima”, comenta a EL UNIVERSAL el agente especial de la DEA William Sherman, “y ahora con esta nueva versión, que literalmente se usa para dormir elefantes, están excediendo la dosis y perdiendo la vida”.
Por otro lado, están los medicamentos falsos. “Puedes pensar que estás comprando Oxy en las calles o en la web, pero no hay forma de saber qué hay dentro de esa píldora”, dice William. “Con cada pastilla que compras ilícitamente en la calle o a través de la web, y consumes, estás jugando con tu vida. Con cada píldora, estás tomando una decisión que puede cambiarte la vida. Porque si terminas con una dosis contaminada, estás acabado. Dejas a los niños atrás, a tus padres atrás, a tus cónyuges atrás”.
En un caso este año, un analista médico forense estudió una píldora falsa de Oxycontin de 40 miligramos que se encontró en el lugar donde se atendió una sobredosis; literalmente encontró 20 ingredientes diferentes contenidos en la píldora, incluido el fentanilo; en otras palabras, un coctel de la muerte.
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Eso pudo haberle pasado a Keanu. “Mi hijo tenía muchos planes en su vida, era un joven fuerte, era amable, todos sus amigos lo querían mucho”, comenta Chermain: “Después que se supo lo de su muerte, varios amigos vinieron al parque, le hicieron una ofrenda y pintaron la pared [exterior] del baño, escribieron: ‘Keanu, rest in Paradise’ (Keanu, descansa en el Paraíso), lo recuerdan con mucho amor.
“Sólo ha pasado un año desde que se fue mi hijo y aún sigo sin comprender qué fue lo que realmente pasó”, dice la mamá de Keanu: “Cada día que pasa es un día más pensando en él y preguntándome qué fue lo que sucedió, por qué tomar algo tan peligroso. Yo creo que no sabía qué era lo que estaba consumiendo. ¿Quién tomaría un riesgo así?”.
Esa es una de las preguntas que más resuenan en los familiares y amigos de quienes han perdido un ser querido debido, consciente o inconscientemente, al consumo del fentanilo.
De acuerdo con informes de la DEA, los opioides sintéticos como el fentanilo han crecido sustancialmente desde 2014, año en que comenzó a dispararse su distribución y venta en Estados Unidos. Tan sólo entre 2019 y 2022 se incrementó el consumo 465%.
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