Un nuevo escándalo sacude los muros de San Pedro.
El cardenal Giovanni Angelo Becciu, uno de los personajes de mayor rango dentro del Vaticano, renunció inesperadamente a su puesto y a su título, según anunció el jueves la Santa Sede.
"El Santo Padre aceptó la renuncia al cargo de Prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos y de los derechos vinculados al Cardenalato, presentada por Su Eminencia el Cardenal Giovanni Angelo Becciu", indicó en un comunicado.
Pero en una movida inesperada, el cardenal reveló que la renuncia no había sido voluntaria, sino que lo había hecho a petición del papa Francisco que recibió denuncias de corrupción en su contra.
Según contó Becciu a la prensa italiana, recibió presiones de la Santa Sede por sospechas de que "había dado dinero de la Iglesia a sus hermanos", algo que negó de forma terminante.
"No robé ni un euro. No estoy bajo investigación, pero si me envían a juicio, me defenderé", dijo.
En una conferencia de prensa el viernes, Becciu contó que su destitución llegó "como un rayo de la nada" y que el Papa "estaba sufriendo" cuando le dio la noticia.
"Todo es surrealista. Hasta ayer me sentía amigo del Papa, el fiel ejecutor del Papa", dijo.
"Entonces el Papa me dijo que ya no tenía fe en mí porque recibió un informe de los magistrados de que cometí un acto de apropiación indebida". agregó.
Las renuncias a este nivel del Vaticano son extremadamente raras y la Santa Sede aclaró poco en su comunicado publicado el jueves por la noche.
El cardenal Becciu fue un colaborador cercano de Francisco y anteriormente tuvo un trabajo clave en la Secretaría de Estado del Vaticano.
Sin embargo, su nombre comenzó a causar revuelo luego de que se revelara que estuvo vinculado en un controvertido acuerdo para invertir en un edificio de lujo en Londres con fondos de la Iglesia.
Desde entonces, esa inversión ha sido objeto de una investigación financiera.
El cardenal fue durante años, en términos del Vaticano, un diplomático de carrera: de 2011 a 2018 tuvo el poderoso rol de Suplente de Asuntos Generales en la Secretaría de Estado, lo que lo llevó a reunirse a diario con el Papa.
Fue Francisco quien lo nombró cardenal en 2018, cuando asumió un nuevo cargo de dirección del departamento que se ocupa de nombrar los nuevos santos y beatos de la Iglesia.
"Le dije al Papa: ¿por qué me haces esto frente al mundo entero?".
Las angustiadas palabras son de uno de los cardenales más importantes de la Iglesia católica, ahora despedido y despojado de su derecho a elegir al próximo Papa.
Giovanni Angelo Becciu se había desempeñado como subsecretario de Estado, un rol con acceso ilimitado al papa Francisco, y más tarde fue jefe del departamento que elige a los futuros santos.
Pero el jueves por la noche, fue convocado para una reunión supuestamente tensa con su jefe.
El cardenal Becciu había gestionado una controvertida compra por 232 millones de dólares de una propiedad en Londres con fondos de la Iglesia, incluido dinero de las limosnas.
Otros informes alegan que apoyó un hospital romano en ruinas que empleaba a su sobrina.
"El Santo Padre explicó que le había dado favores a mis hermanos y sus negocios con dinero de la Iglesia ... pero estoy seguro de que no hay delitos", le dijo al diario italiano Domani.
Pero su negación no fue suficiente. Lo sucedido ha sido llamado "un terremoto en el Vaticano".
La coreografía de su despido puede parecer de capa y espada, pero es un recordatorio de que el escándalo y la corrupción que acosan a los gobiernos de todo el mundo también alcanzan los más altos escalones de la Santa Sede.
Fue durante su época como sustituto de asuntos generales cuando el religioso estuvo vinculado a un negocio de una propiedad de lujo en una zona adinerada de Londres.
La compra del bloque de apartamentos en Sloane Avenue fue hecha con dinero de la Iglesia a través de fondos y empresas extraterritoriales, según documentos oficiales.
Cinco miembros del personal del inmueble fueron suspendidos el año pasado luego de una redada y agentes de la policía del Vaticano incautaron documentos y computadoras.
Luego, en junio, el empresario italiano Gianluigi Torzi fue arrestado por la policía del Vaticano bajo sospecha de extorsión y malversación.
A principios de este año, el cardenal Becciu defendió la compra.
"Se hizo una inversión en un edificio. Fue una buena y oportuna ocasión, que hoy mucha gente nos envidia", dijo en febrero.
También negó que el dinero recaudado para los pobres, llamado Peter's Pence, se hubiera utilizado en el trato.
Medios italianos consideran que la repentina partida del cardenal puede estar relacionada no solo con la propiedad de Londres.
En su entrevista del viernes, el cardenal dijo que el Papa lo confrontó también por el dinero de la Iglesia que había dado a negocios administrados por sus hermanos.
Una cooperativa en Cerdeña, dirigida por su hermano Tonino Becciu, brindó ayuda a los migrantes y el cardenal dijo que se había contabilizado todo el dinero.
Otros fondos se utilizaron para renovar el edificio de la Santa Sede en Cuba.
Los reportes de prensa italianos también sugieren que el Papa estaba descontento con el uso de los fondos de los pobres para otras inversiones.
El año pasado, el semanario italiano L'Espresso publicó un informe de la autoridad anticorrupción del Vaticano en el que alegaba inversiones especulativas más generalizadas por valor de 725 millones de dólares.
El cardenal Becciu mantendrá su título a pesar de su renuncia a la congregación. Sin embargo, no podrá votar por el próximo Papa.
El último cardenal que renunció a su derecho a votar por un nuevo Papa fue el cardenal escocés Keith O'Brien, quien renunció en 2013 en medio de un escándalo sexual. Murió cinco años después.
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