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¿Destino o inteligencia animal? Lo habían encontrado en noviembre del año pasado corriendo por una calle en Charleston, Virginia Occidental, en los Estados Unidos . Su vida, a la deriva, corría peligro. De modo que se acercó al perro con paciencia y logró llevarlo a la Asociación Protectora de Animales de Kanawha-Charleston .
Allí recibió los primeros cuidados. Era un mestizo con mezcla de sabueso de Plott y un carácter tan dulce, que todos se encariñaron con él rápidamente. El personal del refugio originalmente nombró al perro Picasso en honor al artista.
Pero un error tipográfico hizo que a su nombre le faltara una “s” en el sistema informático, por lo que se convirtió en Picaso. Al momento de ser encontrado, no llevaba collar, no tenía microchip y, luego de varias semanas, tampoco nadie lo reclamó.
19 días había pasado exactamente desde su llegada al refugio. Pero ningún posible adoptante se mostraba interesado en él. Sin embargo, como todos habían ganado su naturaleza amable y buen comportamiento, decidieron que merecía un lugar en un desfile local para caminar con otros perros que necesitaban un hogar.
Kim Vigneau, voluntaria del refugio, caminó con Picaso en el evento. “Cuando lo conocí, inmediatamente me abrazó. Le encanta dar abrazos. Fue muy dulce. Mi objetivo esa noche era lograr que lo adoptaran”. Mientras Vigneau y Picaso se abrían paso entre cientos de asistentes al desfile que bordeaban las calles, de repente el perro se sintió atraído por uno solo. “Estábamos caminando en el centro de la calle. Una niña estaba sentada en la vereda. Parecía que estaba molesta. Picaso tomó la iniciativa y me condujo hacia ella. Puso su cabeza contra la de ella y la apoyó físicamente con su rostro. Entonces la niña sonrió. Me di cuenta por su lenguaje corporal que él la estaba ayudando”.
La niña era Abby Ellis, de 16 años. Ellis tiene síndrome de taquicardia ortostática postural (POTS, por sus siglas en inglés), una condición de salud que afecta su flujo sanguíneo y puede causar mareos, debilidad muscular, aturdimiento, inestabilidad y temblores, entre otros síntomas. La noche del desfile había tenido un ataque de ansiedad . Su madre, Melissa Smoot, estaba tratando de ayudar a Ellis cuando Picaso dio con ella.
“La cabeza de Abby estaba sobre sus piernas y se estaba cayendo hacia adelante”, dijo Smoot. “Pero ante mi asombro, el perro se las arregló para poner su cuerpo debajo de ella y la empujó hacia atrás. Luego ella comenzó a darse la vuelta. Abby se habría caído boca abajo en el suelo si ese perro no hubiera estado allí”.
“Sentí su nariz contra la mía y me sentí segura”
Ellis recordaba exactamente el momento en que Picaso la encontró. “Sentí su nariz contra la mía. Empecé a acariciarlo. Y enseguida me sentí tranquila y segura”. Su madre insistió para regresar a casa y lo hicieron mientras Vigneau y Picaso regresaban al desfile. Pero Smoot no podía quitarse al perro de la cabeza. Al día siguiente, Ellis fue al refugio y sin duda Picaso la recordaba.
El perro corrió hacia ella. “Me abrazó. Estaba muy emocionada”. En ese instante, todos supieron que Picaso regresaría a casa con su nueva familia. “Abby había estado pidiendo un perro durante más de un año. Yo rezaba y pedía que el cielo me enviara una señal para saber que mi hija estaba lista para tener un perro. Dios nos guiñó un ojo y respondió a nuestras oraciones”.
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Y así, en su vigésimo día en el refugio, Picaso fue adoptado por Ellis y su familia. Smoot no cree que hayan conocido a Picaso simplemente por casualidad. A Ellis no le gustan las multitudes. Pero esa noche, ella insistió en ir al desfile. “Estaba destinado a ser”. Ellis está encantada de haber encontrado un compañero que no solo la ama, sino que parece saber exactamente cuándo necesita ayuda. “Estoy muy feliz de que me haya elegido”.
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