Madrid.— Iñaki Urdangarin, marido de la infanta Cristina de España y cuñado del rey Felipe VI, ingresó ayer a prisión para cumplir cinco años y 10 meses de condena por malversación, fraude, tráfico de influencias y dos delitos fiscales.
Urdangarin acató el plazo de cinco días que le dio la semana pasada la Audiencia Provincial de Palma para ingresar voluntariamente a la cárcel. Después de pasar el fin de semana con su mujer y sus cuatro hijos en un hotel de Ginebra, donde residen habitualmente, tomó un avión y se apersonó en la prisión ayer.
La ley española permite a los presos elegir la cárcel que más les convenga de entre las 82 que tiene el país. Urdangarin, antiguo duque de Palma y jugador olímpico de balonmano, eligió la de Brieva, en Ávila.
El Tribunal Supremo corroboró la semana pasada que Urdangarin se benefició de la malversación de 450 mil euros públicos que su empresa cobró al presidente autonómo de las Islas Baleares por trabajos de gestión de eventos deportivos que nunca ejecutó. Los tribunales consideran acreditado que el aristócrata utilizó “la situación de privilegio que disfrutaba como consecuencia de su matrimonio con una hija de quien entonces era jefe del Estado” para enriquecerse ilegalmente. Por lo tanto, también cometió tráfico de influencias. A esto se le añaden delitos de fraude y contra Hacienda Pública para ocultar ese dinero.
La prisión que eligió Urdangarin es una cárcel para mujeres que dispone de un pequeño módulo de hombres, que actualmente está vacío, por lo que no tendrá compañeros.
Se trata de uno de los centros penitenciarios más pequeños del país, diseñado para sólo 200 reclusas. El pabellón masculino lleva cuatro años sin uso y admite un máximo de cuatro presos. Su celda mide 13 metros cuadrados y cuenta con ducha y sanitario.
La vicepresidenta del gobierno, Carmen Calvo, aseguró ayer en la cadena Ser que Urdangarin “tiene que cumplir con sus obligaciones penales y va a tener el mismo trato que cualquier otro”.
Si el Ministerio del Interior, por medio de su dirección de Instituciones Penitenciarias, considera que la cárcel elegida por Urdangarin no es la apropiada, podrá trasladarlo a cualquier otra. Los expertos aseguran; sin embargo, que la elección hecha por el ex duque de Palma evita los problemas de seguridad que supondría su presencia en una cárcel más grande.
Además de su condena, Urdangarin deberá pagar un millón de euros en multas e indemnizaciones, y a la infanta Cristina le corresponde abonar una compensación de 130 mil euros como “partícipe a título lucrativo en los delitos de malversación de caudales públicos y de fraude a la Administración” que cometió su marido.