Hallar un nieto es una luz al alma, confiesa
San José. El día en que recibió la noticia de que, tras buscarlo 36 años en cuarteles, cementerios, hospitales, morgues y registros judiciales, policiales y militares de Argentina, su nieto —Ignacio Montoya Carlotto— apareció sano y salvo, la argentina Estela de Carlotto renació.
“Lo que yo sentí en ese momento fue que una luz me vino al alma. Sentí que volvió Laura, mi hija, la asesinada, a la que le quitaron a su bebé cuando nació”, narró la presidenta de Abuelas de la Plaza de Mayo a EL UNIVERSAL, al repasar los hechos del 5 de agosto de 2014 y los del 7 de ese mes, cuando se encontró con Ignacio.
Acusados por la dictadura militar derechista que gobernó Argentina de 1976 a 1983 de ser guerrilleros izquierdistas, los progenitores de Ignacio —Laura Estela Carlotto, de 23 años y con unos dos meses de embarazo, y Walmir Oscar Montoya, de 25— fueron capturados en noviembre de 1977 en la ciudad de Buenos Aires y llevados a un centro castrense clandestino de arrestos en La Plata, capital de la provincia de Buenos Aires.
Walmir fue asesinado el 27 de diciembre de ese año frente a Laura en el centro.
Esposada, Laura dio a luz a Ignacio y lo tuvo unas cinco horas, ya que le fue arrebatado y entregado a una familia que lo inscribió como hijo por nacimiento, según datos del caso. Ignacio supo en junio de 2014 que fue adoptado y se sometió a pruebas de sangre para determinar su identidad.
Laura fue asesinada el 25 de agosto de 1978 por los militares en la misma zona. Cuando la dictadura le entregó ese día el cadáver de su hija, Estela empezó una lucha de 36 años.
El 5 de agosto de 2014, la abogada argentina Romilda Servini, jueza federal de Argentina, llamó a Estela. “Me citó yo no sabía para qué. Fui desganadamente porque dije: ¿qué querrá? La conozco. Es buena jueza, encontró nietos, nos ayudó”, relató.
“Hasta que me vio tranquilita me dijo: ‘Bueno Estela, te llamé para darte una muy buena noticia: hemos encontrado a tu nieto’. Sentí que era un premio para compartir con mi familia, mis hijos, nietos, bisnietos y mis queridas compañeras de Abuelas”, contó.
Al reafirmar que “fue una luz”, describió que “me vino la vida al alma otra vez y a decir volvió, con ese nieto tan querido y buscado, ese hijo que ella tuvo en esa soledad de un cautiverio en un campo de concentración”.
“Se me aclaró todo. A partir de ahí tengo esa sonrisa, esa alegría de decir: ¡Tengan fe, los vamos a encontrar!”, recalcó.
Laura fue la hija mayor de Estela y de su esposo, Guido. La pareja también procreó a Claudia, Guido y Remo
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