Madrid.- A pesar de los avances a nivel planetario, el feminismo está lejos todavía de ser un movimiento homogéneo, ya que entre otros desacuerdos existen profundas diferencias en cuanto a la plena aceptación en el colectivo de mujeres de las , lo que provoca divisiones y, en muchos casos, encontronazos entre las activistas.

En el caso de España, el debate entre las feministas se ha reavivado ante la previsible aprobación de la denominada ley trans, impulsada por el gobierno socialista y que permite la libre autodeterminación de género, por lo que cualquier persona podrá cambiar de sexo en el registro civil a partir de los 16 años con solo una declaración expresa, sin el visto bueno de un profesional.

El país ibérico permitía desde 2007 modificar el nombre y el género en el documento nacional de identidad, pero se requería el informe de un médico o un psicólogo que diagnosticara la transexualidad del solicitante.

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Con la aprobación de la nueva ley, España se uniría al pequeño grupo de países europeos que han despatologizado el reconocimiento de la identidad, entre ellos Países Bajos, Portugal, Bélgica, Francia, Noruega, Luxemburgo, Malta y Dinamarca.

En América Latina, Argentina, Colombia, Ecuador y Chile, contemplan la autodeterminación de género a partir de los 18 años.

El proyecto de ley ha atizado la polémica en el feminismo español, donde es apoyado por una corriente mayoritaria que se manifiesta a favor de que cualquier hombre que se considere a sí mismo como mujer y exprese su voluntad de cambiar de género, pueda hacerlo sin mayores trámites, adquiriendo todos los derechos de su nueva condición. La Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Trans y Bisexuales , respalda también la normativa promovida por el gobierno ibérico.

"Esta ley es un avance que sienta las bases, pero tiene que seguir creciendo para que tenga todas las garantías jurídicas para salvaguardar y blindar las vulnerabilidades del colectivo trans y del colectivo LGTB", señala su presidenta, Uge Sangil.

Por su parte, la ministra española de Igualdad, Irene Montero, asegura que con la nueva ordenanza se conseguirá saldar una deuda con el colectivo, ya que impide que las personas trans sean consideradas “enfermas" y garantiza que las administraciones públicas reconozcan sus derechos sin más procedimientos.

Sin embargo, otras corrientes feministas consideran que la condición de hombre o mujer es una realidad biológica, por lo que rechazan que un varón, por el mero hecho de renunciar a su identidad masculina, pueda beneficiarse de medidas pensadas para eliminar la brecha de género.

Las disidentes consideran que el proyecto de ley puede llegar al “borrado de las mujeres” y poner en riesgo todo lo conseguido hasta ahora por las feministas, como la ley contra la violencia de género, las normas que establecen categorías deportivas por sexos, la paridad en cargos y premios o las cárceles para mujeres y hombres.

"En los últimos años, en algunos países del mundo, se han ido aprobando leyes que permiten que cualquier varón pueda `autodeterminarse´ mujer con su palabra como único trámite necesario. Esto pone en peligro los derechos de las mujeres y las niñas basados en su sexo. Nosotras, como feministas, no podemos permitir que el género se introduzca en las leyes como una `identidad´ y se proteja por encima de la categoría sexo”, argumenta la Alianza contra el Borrado de las Mujeres, que se muestra crítica con la nueva normativa.

“Lo primero que hay que recalcar es que no es una ley de derechos de las personas transexuales, sino una ley que utiliza a este colectivo para defender una serie de medidas contrarias a los derechos de las mujeres”, señala a EL UNIVERSAL Tasia Aránguez, profesora del departamento de Filosofía del Derecho en la universidad de Granada y que forma parte del equipo jurídico de la Alianza contra el Borrado de las Mujeres.

“Hay un ejemplo claro, que es el tema del deporte. Las mujeres durante mucho tiempo han tenido grandes dificultades para acceder a la práctica deportiva en condiciones de igualdad. Estamos muy lejos todavía de tener salarios equivalentes, condiciones dignas y las deportistas son sexualizadas cada día. Sin embargo, ahora hay hombres que se autodefinen como mujeres, pero que son biológicamente varones, que acceden a competiciones deportivas contra mujeres, lo que significa una pérdida de becas para mujeres que las necesitan para seguir estudiando y también la pérdida del juego limpio y la igualdad de oportunidades. La igualdad está construida sobre la consideración jurídica de la diferencia sexual”, agrega la feminista, para quien la alternativa está en mantener la ley vigente en España.

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“Esta ley permite el cambio de sexo registral a personas que cumplen una serie de requisitos jurídicos que buscan garantizar la seguridad para la propia persona que transita. Por ejemplo, que lo haga en condiciones informadas; y también garantiza la seguridad jurídica para el resto de la sociedad. Ninguna nueva norma puede ser absoluta y aplicarse siempre de manera rígida y echar por tierra los derechos históricos de las mujeres o de otros grupos poblacionales”, concluye la académica.

Las feministas inconformes con la proyectada ley trans advierten que la sustitución de la categoría sexo por la identidad de género confunde a la infancia, validando la idea de que se puede nacer en el cuerpo equivocado. Algunas mantienen además que si cualquier varón, por el solo hecho de no reconocerse como tal, tiene vía libre para acceder a espacios femeninos, como baños públicos o vestidores, se comprometería la seguridad de las mujeres.

Por el contrario, las feministas que defienden la nueva normativa alegan que en los países donde hay pleno reconocimiento de las mujeres trans, no se ha detectado una transformación en masa de hombres que quieren cambiar de género por motivos ocultos. Y agregan que la teoría de la conspiración que divulgan las feministas inconformes es vulneradora de derechos, porque no hay una base empírica y si hubiera voluntad de fraude existen mecanismos legales para sancionarlo.

En el colectivo transgénero hay quienes se han sometido a una operación para cambiar su aparato genital, pero otras personas solo se han hormonado, sin pasar por el quirófano.

Las denuncias de cuatro reclusas que en 2017 fueron abusadas sexualmente en una cárcel del Reino Unido por la transgénero Karen White, nacida como Stephen Wood, son utilizadas por una parte del feminismo para rechazar que cualquier hombre deba ser considerado mujer por el mero hecho de solicitarlo.

Recientemente, un grupo de 16 integrantes del equipo femenino de natación de la Universidad de Pensilvania (EU), pidió por carta a las autoridades competentes que la nadadora trans, Lia Thomas, fuera excluida de la competición de la Ivy League por considerar que tiene ventajas biológicas sobre las demás mujeres deportistas.

Entre el 0,3% y el 0,5% de la población mundial es transexual, indica la Organización Mundial de la Salud. En España, el 63% de las personas trans aseguran haberse sentido discriminadas en algún momento a lo largo del último año, según la Agencia de Derechos Fundamentales de la Unión Europea.