Washington.— En 1991, mucho antes de que se desatara la corriente feminista #MeToo y de que aparecieran las alegaciones de abuso contra el actual candidato al Tribunal Supremo Brett Kavanaugh, un rostro comenzó a sembrar la semilla del movimiento: Anita Hill, quien acusó de acoso sexual a otro nominado.
El contexto en el que Hill decidió dar un paso adelante para decir que quien había sido su jefe, Clarence Thomas, la acosaba verbalmente era totalmente adverso.
Una bancada conformada sólo por hombres para juzgar las acusaciones de acoso de una denunciante, y un Senado con sólo dos legisladoras en sus 100 escaños para votar sobre la idoneidad de un candidato a magistrado, señalado por acosador.
Mucho ha cambiado desde entonces el entorno y la forma en la que la sociedad reacciona ante este tipo de acusaciones, pero hoy, casi 27 años después, la historia parece repetirse con las denuncias de Christine Blasey Ford, quien acusa de abuso a Kavanaugh, el elegido por el presidente Donald Trump para ser nuevo juez del Supremo.
Pese a la transformación social, no parece fácil que las acusaciones de Ford tengan un efecto directo en la carrera de Kavanaugh, opina el experto constitucionalista del conservador Instituto Cato, Ilya Shapiro.
“No creo que el MeToo cambie las cosas mucho”, asegura.
En octubre de 1991, Anita Hill tuvo que aguantar que los senadores —todos hombres— del Comité Judicial de la cámara cuestionaran sus acusaciones y menospreciaran públicamente los hechos.
Howard Metzenbaum, un senador demócrata, llegó a criticar a Hill porque consideraba normal esos comportamientos: “Si eso es acoso sexual, entonces la mitad de los senadores del Capitolio deberían ser acusados”, dijo entonces. Hill había acusado a Thomas de haberle realizado comentarios inapropiados sobre sexo cuando ella trabajaba para él.
Para conocer cómo terminó el caso basta saber que Thomas es juez del Tribunal Supremo.
El caso de Hill se convirtió entonces en un icono de la lucha contra la opresión machista y fue aliciente para la llegada al Congreso de más mujeres legisladoras.