Mientras la atención se concentra en guerras como la de Israel-Hamas, o la de Rusia-Ucrania, o en las elecciones en Estados Unidos, donde menos parece estar es en una región que hoy no tiene rumbo, perdida entre gobiernos autocráticos o en la violencia de las pandillas y en el caos. Haití, por un lado, con su implosión y la incapacidad internacional para ayudar al pueblo haitiano, con un gobierno que no termina de cuajar y generadora de un flujo incontenible de migrantes. Por el otro, Cuba, con una población que vive apagones un día sí y el otro también, mientras el gobierno se quedó atascado en su pleito con Estados Unidos. Las elecciones en Venezuela, un país por muchos años cercano al Caribe en Petrobras, podrían complicar aún más la situación si la inestabilidad continúa.

México y Cuba, hacia un nuevo sexenio.

Por: Scarlett Limón Crump / Analista internacional

Las relaciones entre México y Cuba han enfrentado un desafío constante marcado por la política hostil de Estados Unidos hacia la isla caribeña. Desde la administración de Donald Trump hasta el mandato de Joe Biden, las sanciones económicas y las restricciones migratorias impuestas por Washington han afectado profundamente la dinámica regional y bilateral en América Latina.

La relación histórica entre México y Cuba, basada en principios de autodeterminación, no intervención y respeto mutuo, se ha fortalecido ante los embates de una política externa estadounidense que busca aislar y asfixiar económicamente a Cuba. Este contexto ha obligado a ambos países a reafirmar su compromiso con la soberanía y la solidaridad regional, especialmente en tiempos de crisis humanitaria y pandemia global.

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Durante la administración Trump, las medidas de bloqueo económico se intensificaron, afectando severamente la economía cubana y generando escasez de alimentos y medicamentos. A pesar de las adversidades, México se ha distanciado de la postura estadounidense, condenando públicamente el bloqueo y enviando ayuda humanitaria al pueblo cubano. El fenómeno migratorio también ha sido un punto álgido en esta relación trilateral.

Con la eliminación de visas para cubanos en Nicaragua y las restricciones migratorias impuestas por Estados Unidos, México se ha convertido en un punto crucial en la ruta migratoria hacia el norte. Miles de cubanos han transitado por México en busca de una oportunidad de vida mejor, enfrentando riesgos y vulnerabilidades significativas en su camino hacia la frontera estadounidense.

El diálogo político entre México y Cuba ha sido fundamental para abordar estos desafíos compartidos. Ambos países han buscado fortalecer los mecanismos de cooperación en materia migratoria y promover una migración ordenada, segura y legal.

La celebración de reuniones de alto nivel y la cooperación en temas de salud y educación han demostrado un compromiso renovado con la estabilidad regional y el respeto a los derechos humanos. Recientemente, la reactivación del diálogo entre Estados Unidos y Cuba abre nuevas posibilidades para la normalización de las relaciones bilaterales, persisten desafíos significativos, como la necesidad de levantar completamente las sanciones económicas y garantizar el acceso equitativo a recursos básicos para todos los cubanos.

México ante el Caribe

Por: José Antonio Hernández Macías, Investigador CIALC-UNAM

México, en su calidad de país caribeño, comparte con otras naciones de la región problemas comunes que exigen soluciones conjuntas y visiones alternativas: desigualdad social, migración, seguridad alimentaria, gestión de desastres naturales, protección de la biodiversidad e implementación del turismo sostenible son grandes desafíos, y a su vez, oportunidades para fortalecer una efectiva alianza entre nuestro país y las naciones caribeñas.

Particularmente, la migración es un fenómeno que se ha incrementado desde la pandemia global, así las economías de algunos países como Cuba y Haití han incrementado sus dificultades, frenado su desarrollo y aumentado sus desigualdades, lo que ha generado movimientos masivos de personas buscando mejores condiciones de vida, convirtiendo a México en un país de tránsito hacia Estados Unidos.

En este contexto, es crucial adoptar un enfoque que supere el papel paternalista atribuido a México como "el hermano mayor" que otorga ayuda a los países caribeños, además de una visión estratégica regional a largo plazo, desarrollando estructuras e instituciones que aseguren los recursos y una efectiva concertación política.

En otras palabras, es importante replantear las relaciones desde una perspectiva de desarrollo sostenible, incorporando prácticas como la cooperación sur-sur, la economía solidaria, y un nuevo enfoque en la movilidad humana, que podrían ser beneficiosas para comunidades con desafíos similares.

En síntesis, es indispensable que esta alianza pase a una nueva etapa de deconstrucción y de consolidación. Por un lado, eliminando los patrones asimétricos que han sido una característica de sus vínculos en el pasado, y, por otro, que los desafíos comunes se atiendan con una visión basada en la igualdad, mediante la complementariedad y la atención de las causas estructurales de sus principales problemáticas compartidas, y no solo de las consecuencias que generan.

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Cuba en el escenario caribeño e internacional de hoy

Por: Fernando Neira Orjuela. Investigador del CIALC-UNAM

Situada en un sitio privilegiado de rutas marítimas y comerciales entre América del Norte, América Central, América del Sur y Europa, sumado al hecho de su proximidad a las costas de Estados Unidos, a solo 145 kilómetros de Florida, ha convertido a la isla en un punto de interés clave para la seguridad y la política exterior de Estados Unidos. Esta posición geoestratégica le da a Cuba una relevancia singular en el contexto de la geopolítica mundial actual.

Sin una actividad productiva sobresaliente que le permita competir en los mercados internacionales y con un bloqueo económico injustificado que se mantiene y que le determina condiciones comerciales muy limitadas, ello explica en gran medida la difícil situación que vive su población, además de las implicaciones de la problemática política que ha hecho emigrar a miles de cubanos.

Pese a ese panorama tan difícil de la isla, el poder de Cuba en la región se mantiene intacto, no solo por su incidencia ideológica que sigue determinando movimientos y procesos políticos de diversa índole en la región, sino en especial, por el escenario bélico que vive el mundo. Y es que el gobierno cubano ha sabido tejer alianzas con dos poderosos actores internacionales: China y Rusia.

En el caso de China, se ha convertido en uno de los principales socios comerciales de Cuba y en un importante inversor en sectores estratégicos como la biotecnología, la infraestructura y el turismo. Además, la cooperación con China se extiende a la educación y la capacitación técnica, lo que sin duda muestra la importancia de dicha relación.

Por otra parte, pese al colapso del bloque soviético, Rusia continúa siendo un socio clave en áreas como la energía, la defensa y la tecnología, manteniendo una colaboración sólida con la isla. En un ambiente de confrontación militar como existe hoy en día entre Estados Unidos, determinado entre otras cosas por la guerra en Ucrania, Cuba se vuelve un actor fundamental.

Basta recordar cómo hace dos semanas causó gran preocupación a los norteamericanos la llegada a la isla de tres buques y un submarino de propulsión nuclear de Rusia que llegaron al puerto de La Habana y permanecieron hasta el pasado 17 de junio. Estos vínculos con Rusia y China no solo fortalecen la posición de Cuba en la arena internacional, sino que también diversifican sus fuentes de apoyo y oportunidades de desarrollo, en un contexto global de crecientes tensiones geopolíticas.

Cuba tiene muchos retos por delante que pasan principalmente por la grave situación socioeconómica que enfrenta día con día, así como por la necesidad de cambios políticos que garanticen condiciones plenas de democratización de su Estado. Sin embargo, serán los procesos políticos internacionales venideros los que más incidirán en lo que será su futuro.

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CARICOM: un mecanismo de integración que no termina de consolidarse

Por Andrea Navarro De la Rosa, Internacionalista UNAM y mercadóloga digital

La Comunidad del Caribe (CARICOM), fundada el 4 de julio de 1973 con el Tratado Chaguaramas, es un mecanismo de integración regional que busca la cooperación económica (a través del Mercado Común del Caribe) y política (mediante la coordinación de la Política Exterior y otros asuntos de seguridad nacional y de orden público) entre sus 15 estados miembro y 5 asociados.

Desde su creación, las actividades del bloque caribeño se han centrado en la promoción y coordinación de políticas económicas para el desarrollo, por lo que la elaboración e institucionalización de proyectos de colaboración en materia de agricultura, industria, transporte y telecomunicaciones, cobran gran importancia para poder impulsar a los países más desfavorecidos en el Caribe.

No obstante, en la búsqueda de la promoción y profundización de la integración regional de la Comunidad, la mayoría de las 45 reuniones de la CARICOM han estado centradas en temas comerciales, más allá de propiciar un mayor impulso y posicionamiento económico y político de esta subregión con el resto del continente y el mundo.

El Caribe, así como sucede en gran parte de LATAM, se ha convertido en una región bastante compleja en términos políticos y ambientales. El efecto de los desastres naturales, la escasez de recursos y el poco acceso a financiamiento, entre otras dificultades, han dificultado la cohesión de un mismo bloque económico y político que pueda influir en los últimos acontecimientos regionales y globales.

Con todo ello, si la CARICOM desea volverse relevante en la escena internacional para su consolidación como bloque, deberá empezar por hacerle frente a las crisis más cercanas a su jurisdicción. Tal es el caso de la ocurrida en Haití, con la que se convocó a una “reunión de emergencia” para que, junto con países observadores como México, Estados Unidos, y Canadá, etc. pudiera resolverse una de las mayores crisis migratorias a consecuencia de una gran inestabilidad política en ese país. Aunque al día de hoy, no hay nada en concreto.

Desafíos energéticos y políticos en medio de crisis regionales

Por Yu Chen Cheng, académico del IPN y asociado COMEXI. @Chennie_tw

El Caribe enfrenta una serie de desafíos económicos y políticos en medio de crisis regionales. La nueva jefa de Petrobras, Magda Chambriard, asume el cargo con preocupaciones del mercado sobre la influencia gubernamental. Bajo la dirección del presidente Lula, Petrobras podría ver un incremento en la intervención estatal, lo que podría impactar negativamente en su rentabilidad y en los inversionistas minoritarios.

Por otro lado, el proceso electoral venezolano añade complejidad a la situación del Caribe. La relación entre Venezuela y el Caribe, especialmente a través de Petrobras, es crucial. Venezuela ha sido un proveedor clave de energía para la región a través de acuerdos como Petrocaribe, que ofrecía petróleo a precios subsidiados, por lo que la inestabilidad política en Venezuela puede interrumpir estos suministros, exacerbando los problemas energéticos en la región.

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Cabe destacar que la atención distinta que reciben ambas crisis por parte de países como Estados Unidos resalta la dinámica geopolítica en juego. Mientras que la crisis venezolana recibe una atención significativa y sanciones por parte de Estados Unidos, la situación en el Caribe a menudo pasa desapercibida, dejando a los países de la región en busca de soluciones internas o alianzas estratégicas con otras naciones, y es que Estados Unidos ha impuesto sanciones a Venezuela, exacerbando la inestabilidad en el país y afectando su capacidad para exportar petróleo a través de Petrocaribe, lo cual impacta directamente en la energía disponible para los países caribeños. Además, Estados Unidos presta atención a la región principalmente desde una perspectiva de seguridad y geopolítica, a menudo priorizando sus intereses estratégicos y energéticos sobre el apoyo directo a las economías caribeñas en crisis.

En esta orden de ideas, la combinación de una posible mayor intervención del gobierno en Petrobras y la inestabilidad en Venezuela representa una amenaza para la estabilidad económica y energética del Caribe. Los países de la región deben navegar cuidadosamente estas aguas turbulentas para asegurar un suministro energético constante y mantener la estabilidad económica.

Se debe poner atención a lo que se avecina y su impacto energético en la región.

Haitianos: una vida de hambre y marginación

Por: José Meléndez. Corresponsal

Un gráfico prolongado de la demografía de Haití de hace más de 60 años mostraría que los haitianos de ambos sexos nacen y, hambrientos y marginados, quizás crecen y se desarrollan, pero sí se reproducen prolíficamente y… tratan de migrar por cualquier vía a Estados Unidos, con el riesgo de morir. Las oleadas de migrantes irregulares haitianos a suelo estadounidense sobresalieron en el mar Caribe.

Con la vecina Cuba, de la que está separada por mar por el Paso de los Vientos al oeste, hundida en otro drama político y socioeconómico, y cada vez más lejos de la pujante República Dominicana, a la que estará atada para siempre geográficamente al este, Haití emergió como Estado fallido.

Los socios caribeños anglosajones de Haití también pujantes quedaron como simples testigos… de lejos del colapso de ese país, ahora con el ingreso esta semana de una nueva fuerza policial multinacional, con Kenia a la cabeza, para intentar apagar el incendio de las sanguinarias pandillas haitianas. En una realidad de más de seis décadas, todo está bajo signos de interrogación y con la vieja sombra del fracaso.

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