San José.— Por cada periodista encarcelado en Cuba, Nicaragua y Venezuela o asesinado o bajo asedio en México, El Salvador, Honduras, Guatemala, Brasil, Colombia o Haití, existe un batallón de reporteros dispuesto a destapar la corrupción y los secretos financieros de políticos, empresarios y criminales y a denunciar las violaciones a los derechos humanos y los ataques a la libertad y la democracia.
En un hecho de impacto mundial contra las políticas represivas de gobiernos de diverso signo ideológico, el Comité Noruego del Nobel confirió el 8 de este mes el Premio Nobel de la Paz 2021 a la periodista filipina María Ressa y al periodista ruso Dmitri Murátov “por sus esfuerzos para salvaguardar la libertad de expresión, que es una condición previa para la democracia y la paz duradera”.
Por la labor de Murátov al denunciar corrupción y violaciones a los derechos humanos en su tierra natal, el presidente de Rusia, Vladimir Putin, desplegó un hostigamiento en su contra.
El Comité reafirmó que en ambos comunicadores independientes honró “a todos los periodistas que se pronuncian en un mundo en el que la democracia y la libertad de prensa enfrentan crecientes condiciones adversas”.
La decisión fue precedida por el destape, el 3 de este mes, de los Pandora papers, investigación periodística que reveló más de 11.9 millones de documentos sobre el misterioso nexo de políticos, presidentes, ministros y gran número de personajes de todo el planeta en redes financieras y jurídicas en santuarios fiscales para ocultar la huella de dineros, eludir tributos y esconder activos.
“Es necesario un periodismo vigoroso, independiente y de investigación como contrapoder a los desmanes que existen en nuestras sociedades”, advirtió el periodista colombiano Jonathan Bock, director encargado de la (no estatal) Fundación para la Libertad de Prensa (FLIP), de Bogotá.
“Sentimos que se está todavía queriendo asfixiar aún más al periodismo y al periodismo local, sobre todo. En muchos países de América Latina existen zonas donde no hay suficiente información ni medios de comunicación capaces de informar sobre lo que está sucediendo”, recordó Bock a EL UNIVERSAL.
El Nobel de la Paz 2021 “es un reconocimiento a la lucha por la libertad de expresión y a la labor periodística independiente”, recalcó la mexicana Érika Guevara, directora para América de Amnistía Internacional (AI), organización mundial, no estatal e independiente de defensa de derechos humanos con sede en Londres.
“La prensa independiente expone las violaciones a los derechos humanos, la corrupción y la impunidad y garantiza el derecho de las personas a estar informadas y a exigir rendición de cuentas”, precisó Guevara a este periódico.
“No es coincidencia que México sea el país más peligroso para el periodismo. Que el riesgo de informar sea tan elevado es porque los periodistas expusieron colusión, corrupción y complicidad de las autoridades con el crimen organizado y con otros actores no estatales que siguen abusando de los derechos humanos”, indicó.
Sin ataduras
Para la periodista independiente cubana María Matienzo, corresponsal en La Habana de Cubanet, diario digital opositor al régimen comunista de Cuba y con sede en Miami, Florida, “ejercer el periodismo independiente frente al oficialismo nos pone a todos en tremenda situación de riesgo y en un compromiso con la realidad y la verdad (…) para democratizar la información sin parcializar los hechos”.
“Que el Nobel sea para periodistas independientes demuestra, contra todo pronóstico, que el periodismo se impone como herramienta importantísima para revelar el estado de corrupción general”, dijo Matienzo a este diario.
Si un cubano se declara periodista independiente para trabajar en Cuba en medios opositores semiclandestinos, puede sufrir prisión, salir obligado al exilio o vivir en un incesante acoso de la seguridad del Estado o policía política con arrestos domiciliarios y otras sanciones.
El régimen comunista acusa a los reporteros “no oficialistas” de ser mercenarios al servicio de Estados Unidos para atacar a la revolución.
Cubadebate, diario digital oficialista de Cuba, repitió reportes de La Tabla, sitio en internet afín al gobierno de Venezuela, de que Ressa y Murátov son “financiados” por la Agencia del gobierno de EU para el Desarrollo Internacional y que el Nobel “es un instrumento— diplomática y públicamente— de la política exterior” de Noruega.
Castigo
Surgidas en gobiernos de derecha o izquierda, las políticas para amenazar, espiar, reprimir, perseguir y encarcelar periodistas en México, El Salvador, Honduras, Guatemala, Brasil, Colombia, Haití, Cuba, Nicaragua o Venezuela se afianzaron en 2021 con un menú militar, policiaco, político, tecnológico o tributario.
“No hay democracia sin libertad de prensa. No hay libertad de prensa sin periodistas. No hay periodistas sin ciudadanía. No hay ciudadanía sin información”, puntualizó a este medio el periodista brasileño Edson Sardinha, editor en jefe de Congresso em Foco, medio digital de Brasilia.
Sardinha sentenció: “En los países donde la desigualdad social y la violencia preponderan, el periodismo mata el hambre, se aparta de la guerra y siembra esperanza”.
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