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Milán M. A. Gonzales

En la antigua Grecia, la asfixia era un método de ejecución utilizado en casos de condena a muerte. Hoy en día, una asfixia similar amenaza la libertad de prensa en varios países del mundo. Bolivia no es la excepción: el gobierno boliviano con mayoría masista, ha llevado a cabo una serie de acciones para silenciar a Página Siete, uno de los principales periódicos independientes del país y la región.

La investigación. Coca, terrorismo y corrupción

Desde su fundación, el 24 de Abril de 2010, en La Paz, Página Siete empezó a trabajar con el objetivo de informar enfocándose en política y economía, sin descuidar lo social y cultural, durante más de una década se convirtió en un medio laureado por su carácter de crítica, análisis e investigación al gobierno boliviano en particular; por ello, ha sido blanco de ataques desde su fundación. Evo Morales, líder cocalero y expresidente de Bolivia, desestimó al periódico indicando que no llegaría a los seis meses de vida. Su vicepresidente, Álvaro García Linera, quien estuvo en prisión por cargos de terrorismo, acusó a Página Siete de tener "vínculos con la dictadura".

En los últimos años las investigaciones más impactantes del periódico incluyeron la revelación del gran desfalco del Fondo Indígena, la compra fraudulenta de barcazas chinas durante el gobierno de Morales, el proceso irregular de adjudicación de taladros para YPFB, y el caso de corrupción conocido como Neurona. Estas investigaciones dejaron al descubierto la corrupción dentro del gobierno.

Periodismo valiente vs. la sombría realidad detrás del gobierno del MAS

El gobierno del partido MAS en Bolivia se encuentra en medio de varios escándalos por señalamientos sobre su presunta relación con el narcotráfico, así como por diversas muertes que han generado gran controversia y preocupación en la población. Página Siete resaltó el Caso ABC, en el que el testigo protegido Sandy Rivero falleció en un extraño accidente de tránsito en Estados Unidos. Él mismo reveló en un testimonio grabado en enero de este año que el ministro Iván Lima, del gobierno del MAS, lo había hostigado y perseguido. El testigo mencionó su temor a una "sentencia de muerte" y a un posible "accidente automovilístico".

En otro incidente, el abogado Christopher Balcázar, quien representaba al gobernador de Santa Cruz y actual prisionero político, Luis Fernando Camacho, falleció en circunstancias misteriosas al caer del piso 11 de un edificio en la zona Urbarí de la capital cruceña. La muerte de Balcázar ha planteado sospechas sobre las circunstancias y motivos detrás de su caída. Aún más misteriosa es la muerte del interventor del Banco Fassil, Carlos Colodro, quien fue encontrado sin vida tras supuestamente caer del piso 14 de un edificio en la ciudad boliviana de Santa Cruz.

Otro tema muy preocupante es la lista de presos políticos encabezada por la expresidenta Jeanine Áñez, quien fue condenada a diez años de cárcel gracias a un juicio lleno de irregularidades. Esa es la línea autócrata del gobierno masista, que diseñó un aparato servil de la justicia del país. Los periodistas de Página Siete resaltaron el malestar de varios países, primero por el vínculo de estrecha amistad manifestado por el actual presidente Luis Arce con su par ruso, Vladimir Putin, responsable de la invasión rusa a Ucrania, mientras en Perú, Evo Morales debe rendir cuentas a la justicia de dicho país por su intromisión en asuntos internos.

El análisis profesional, la investigación seria y permanente de estos eventos han convertido a Página Siete en un enemigo de quienes están aferrados al poder y quieren seguir engañando a sus ciudadanos. Morales se habituó a no respetar la Constitución; tampoco respetó el referéndum de 2016 sobre su reelección, el cual perdió. Su huida en 2019 gracias a la ayuda del presidente mexicano Obrador siguen siendo temas de análisis que han quedado en la retina de la población boliviano-latinoamericana. El gobierno actual, encabezado por el presidente Arce, se enorgullece de su relación con Putin, Fernández y Maduro, dejando en evidencia el futuro que desea para el país y la región.

Página Siete denunció en diversos reportajes y coberturas atentados contra periodistas de diversos medios, que, en más de un caso, se han materializado en ataques físicos, así como a la propiedad privada de dichos profesionales.

El Cierre y la oportunidad

Los valientes periodistas de Página Siete, muchos de ellos han trabajado sin recibir sueldo desde hace siete meses gracias a la asfixia del MAS, han luchado para informar con transparencia hasta el último aliento. Su compromiso y resistencia en medio de la adversidad demuestran la importancia de la labor periodística y su papel es crucial en la defensa de la democracia y los derechos ciudadanos.

El cierre de Página Siete deja un vacío significativo en Bolivia y el continente. Y envía un mensaje a todos los medios colegas, así como a sus lectores; no existe descanso contra la tiranía y la autocracia. La crítica, ojalá constructiva, permite una perspectiva que ayuda a toda sociedad a comprender que el periodismo es un instrumento que siempre protegerá la voz del pueblo, siendo su bien más preciado la libertad de expresión.

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