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Rangún.— El ejército de Myanmar declaró este lunes el Estado de emergencia y dijo que tomará el control político del país durante un año, luego de detener a varios miembros del gobierno, informó el canal de televisión controlado por los militares.
El vicepresidente Myint Swe, que fue nombrado en el cargo por los militares gracias a los poderes que les reserva la actual Constitución, asumirá la presidencia; mientras que el jefe de las Fuerzas Armadas, Min Aung Hlaing, controlará a las autoridades, apuntó el canal Myawaddy News.
El ejército se hizo con el control del ayuntamiento de Rangún. Cinco camiones militares se desplegaron en el recinto. La toma del poder castrense llega horas después de la detención de parte del Ejecutivo, entre ellos la líder de facto, la Consejera de Estado y Nobel de la Paz, Aung San Suu Kyi, y el hasta hoy presidente, Win Myint, además de políticos y activistas.
Myo Nyunt, portavoz del partido Liga Nacional para la Democracia (LND), encabezado por Suu Kyi, confirmó al diario The Irrawaddy la detención del liderazgo político, en lo que llamó un “intento del golpe de Estado”.
Las líneas de teléfono y comunicaciones permanecían cortadas desde primera hora de la mañana en todo el país mientras que el único medio de comunicación que está emitiendo es el canal de los militares.
En Estados Unidos, la Casa Blanca se declaró “alarmada” por “las informaciones de que los militares birmanos han dado pasos para minar la transición democrática en el país”.
“Estados Unidos se opone a cualquier intento de alterar el resultados de las recientes elecciones o impedir la transición democrática de Myanmar y tomará acciones contra los responsables si no se desandan los pasos tomados”, apuntó la vocera Jen Psaki en un comunicado.
Aunque el sábado el ejército reiteró su compromiso con la Constitución, el temor a una intentona golpista creció desde las elecciones legislativas del pasado 8 de noviembre, en las que arrasó la LND, en el poder desde 2015. Los militares alegan que hubo irregularidades.
Las supuestas irregularidades fueron denunciadas en primer lugar por el Partido de la Solidaridad y el Desarrollo de la Unión (USDP), la antigua formación gubernamental creada por la anterior junta militar antes de disolverse. La Comisión Electoral ha negado el fraude electoral en los comicios, en los que la LND consiguió 83% de los 476 asientos del Poder Legislativo.
Los temores aumentaron cuando el jefe del ejército, el general Min Aung Hlaing, sin duda el hombre más poderoso de Birmania, declaró que la Constitución podría ser “revocada” bajo ciertas circunstancias.
La aplastante victoria electoral de Suu Kyi demostró su gran popularidad en el país, a pesar de su mala reputación internacional por las políticas contra la minoría rohinya, a la que gran parte se le niega la ciudadanía y el voto, entre otros derechos.
El Parlamento nacional tenía previsto celebrar este lunes la primera sesión de la nueva legislatura.
El país salió hace apenas 10 años de un régimen militar que lo encabezó casi medio siglo. La Constitución birmana ha sido derogada dos veces en la historia reciente: en 1962, cuando el ejército tomó el poder, y en 1988, cuando se instaló la junta militar, después de un golpe de Estado. La Constitución actual fue redactada en 2008 por la junta, antes de ceder progresivamente el poder a los civiles tres años después.
Se trata de un texto polémico. El gobierno de Aung San Suu Kyi ha intentado enmendarlo desde que ganó las elecciones de 2015, pero sin demasiado éxito.
Concede al ejército el control de tres ministerios importantes: Interior, Defensa y Asuntos Fronterizos. El texto también contiene Incluye un artículo que prohíbe a los ciudadanos casados con extranjeros convertirse en presidente, lo que, según los analistas, se escribió para impedir que Aung San Suu Kyi, casada con un británico, ocupara el cargo.