Washington.— La ofensiva del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, contra los inmigrantes parece no tener fin, y el temor que él mismo ha incentivado ante las caravanas de centroamericanos que cruzan México y se dirigen hacia el norte, le sirve para lanzar sus mensajes más radicales.

Ayer advirtió que los efectivos desplegados en la frontera sur podrían disparar contra los migrantes centroamericanos si éstos les lanzan piedras en su intento de entrar ilegalmente a territorio estadounidense.

Con la primera caravana migrante a más de mil 500 kilómetros de la frontera de EU, para Trump es más importante vender el discurso del miedo que tratar de solucionar el problema. “Es una invasión”, repite sin cesar, argumentando que dentro de las caravanas hay gente “muy peligrosa”.

Para justificar esa descripción, Trump se escuda constantemente en los choques entre inmigrantes y la policía mexicana que se registraron el pasado fin de semana en la frontera con Guatemala, cuando algunas personas lanzaron piedras.

“La policía mexicana ha sufrido”, declaró el magnate y agregó que la caravana “pasó por encima” de las fuerzas de seguridad de México.

En un alarde de su política de mano dura, Trump aseguró que sus fuerzas de seguridad considerarán el lanzamiento de piedras como si se tratara de un arma de fuego, dando vía libre a la Patrulla Fronteriza y al ejército desplegado a que disparen.

“No vamos a soportar eso. Si ellos quieren tirar piedras a nuestros militares, nuestros militares van a responder”, dijo tajante.

Esa decisión revertiría una política implementada en 2014, que prohíbe a la Patrulla Fronteriza responder con fuego al ataque con piedras.

Restringe solicitud de asilo. Ayer, en su oleada de promesas contra los extranjeros, el presidente Trump anunció que ultima los detalles de una orden que dificultará la solicitud de asilo. Agregó que su gobierno está creando algo parecido a campos de concentración para migrantes, donde quedarán encerrados a la espera de su deportación.

En la última semana no ha habido un momento que el mandatario estadounidense no aproveche para hacer apología de su discurso antiinmigrante. Con las elecciones a la vuelta de la esquina y la inmigración convertida en su principal tema de campaña, el presidente usó su atril en la Casa Blanca para esconder un discurso electoral bajo la máscara de una acción ejecutiva.

“Mi administración está terminando un plan para acabar con el rampante abuso de nuestro sistema de asilo”, anunció Trump. Su nueva orden, que previsiblemente firmará la próxima semana, sólo aceptará solicitudes de asilo a aquellos que ingresen por puertos de entrada fronterizos.

No es la primera limitante que la administración Trump pone a los refugiados que llegan a EU para pedir asilo: hace unos meses ya limitó las condiciones, dejando fuera de las razones para solicitarlo el ser víctima de violencia doméstica o de pandillas.

Según el presidente, los inmigrantes están haciendo un “abuso endémico” del sistema, convirtiéndolo en una “burla”; endureciendo su solicitud espera frenarlo.

No es la única medida: todos los que sean detenidos por cruzar sin documentos serán arrestados y recluidos en “masivas ciudades” de tiendas provisionales, donde estarán detenidos a la espera de su deportación “por un largo tiempo, si es necesario”.

“Estamos construyendo cifras masivas de tiendas, y los vamos a retener en tiendas”, advirtió. Esa será una de las tareas de los miles de soldados —hasta 15 mil, más que los desplegados en Afganistán— que quiere enviar a la frontera.

En su afán de usar el tema migratorio para hacer campaña, ayer fue objeto de duras críticas, incluso por parte de republicanos por compartir a través de Twitter un video considerado racista que relaciona a los demócratas y a los inmigrantes con delincuentes.

“Este anuncio, y su total aprobación, lo condenarán a usted y a su legado fanático para siempre en los anales de los libros de historia de Estados Unidos”, escribió en Twitter Al Cardenas, ex presidente del Partido Republicano de Florida.

El video muestra imágenes del juicio de Luis Bracamontes, un inmigrante indocumentado mexicano condenado por el asesinato de dos policías en California en 2014.

“¿A quién más dejarían entrar los demócratas?”, cuestiona el anuncio. Con información de agencias

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