El Cairo.— El grupo yihadista Estado Islámico (EI) asumió ayer la autoría de los ataques contra iglesias y hoteles de lujo en el Domingo de Resurrección en Sri Lanka, mientras un alto funcionario dijo que los atentados fueron en aparente represalia por las masacres contra dos mezquitas realizadas en Nueva Zelanda por un supremacista blanco, que causó 50 muertos.
Un comunicado del EI difundido a través de Telegram, cuya autenticidad no pudo ser verificada, aseguró que siete terroristas cometieron los atentados, que causaron la muerte de más de 320 personas, incluidos al menos 45 niños y adolescentes, y heridas a más de 500.
La nota de los yihadistas detalló que sus hombres atacaron varias iglesias y hoteles donde se encontraban seguidores de la “coalición cruzada”, y emplearon cinturones, chalecos explosivos, bombas y se enfrentaron contra la policía.
El gobierno de Sri Lanka vinculó los ataques con el grupo terrorista local National Thowheeth Jamath (NTJ); no obstante, advirtió sobre posibles vínculos internacionales. Además, el primer ministro Ranil Wickremesinghe afirmó: “Aún hay personas escapando con explosivos”.
Ruwan Wijewardene, ministro de Defensa, dijo: “Las investigaciones preliminares revelaron que lo que ocurrió en Sri Lanka fue en represalia por el ataque contra los musulmanes de Christchurch”. En un comunicado, la oficina de Jacinda Ardern, premier de Nueva Zelanda, describió la investigación de Sri Lanka como “en su primera etapa”.
“Nueva Zelanda todavía no ha visto información de espionaje que podría avalar tal análisis”, dijo.
El ministro de Defensa indicó que los nueve ataques también ocurrieron por la “debilidad” del aparato de seguridad y su incapacidad para prevenirlos. “Por el momento se ha establecido que las unidades de inteligencia estaban al tanto de este ataque y un grupo de responsables fue informado sobre el inminente atentado”, señaló. “Sin embargo, esta información ha circulado sólo entre unos pocos funcionarios”, declaró.
Por ello, el presidente de Sri Lanka, Maithripala Sirisena, prometió “reestructurar por completo” la seguridad estatal y dijo que habrá cambios en las cabezas de las fuerzas de Defensa del país.
Al parecer, los datos de agencias internacionales de inteligencia sobre los planes de ataque de Towheed Jamaar Nacional no llegaron a la oficina del primer ministro, hasta después de la tragedia. El 11 de abril, el subinspector general de la policía, Priyalal Disanayaka, firmó una carta dirigida a los directores de cuatro agencias de seguridad de la nación, a quienes advirtió de que un grupo local estaba planeando un ataque suicida.
El reporte de inteligencia que acompañó a la carta, que después circuló por redes sociales, estaba escrito en el idioma local y en inglés. El texto se refirió al National Towheed Jamaar e informó que estaba liderado por Zahran Hashmi y que tenía como objetivo “algunas iglesias importantes” para un ataque terrorista suicida que estaba previsto que ocurriese “pronto”.
También ayer se informó que van 40 personas arrestadas por presuntos vínculos con los hechos del Domingo de Pascua, entre los que estaban el conductor de una camioneta supuestamente empleada por los suicidas y el propietario de una vivienda donde vivían muchos de ellos, apuntaron las autoridades, que establecieron toque de queda a partir de las nueve de la noche.
En algunos lugares, la violencia sesgó familias enteras en el país, que ayer vivió un día de luto nacional por las víctimas, que fueron enterradas.
El domingo, Berlington Joseph Gomez y su esposa Chandrika Arumugam fueron a la iglesia Santuario de San Antonio, en Colombo. Como siempre, llevaron a sus tres hijos: Bevon, de nueve años; Clavon, de seis; y Avon, de 11 meses. Dos días después, decenas de vecinos lloraban a toda la familia.