La fiscalía colombiana incautó el patrimonio de Edilson Ordoñez Campo, alias Chiruzo y conocido como “narco invisible” ligado a cárteles mexicanos de la droga, reveló la revista Semana.
Ordoñez fue detenido en julio de 2020, en la vereda Altos, en Piendamó, Cauca, en respuesta a una orden de extradición emitida por una corte de Distrito en Texas, donde es requerido por cargos relacionados con tráfico de drogas.
De acuerdo con la acusación, Ordoñez estuvo implicado en el envío de poco más de dos toneladas y media de cocaína en un semisumergible que fue interceptado en 2016 entre Guatemala y México.
Se le acusa también de comprar drogas en zonas de producción ilegal controladas por la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN) y disidencias de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia en el suroeste del país.
Ahora, la fiscalía logró confiscar activos valuados en más de 5 millones de pesos colombianos (unos 20 mil 300 pesos mexicanos), en diligencias realizadas por la Dirección Especializada de Extinción del Derecho de Dominio y el Cuerpo Técnico de Investigaciones (CTI) de la Fiscalía.
Los fondos provenientes de actividades ilícitas fueron utilizados por alias Chiruzo para adquirir 14 propiedades en Cali, Jamundí y Valle del Cauca, así como en Popayán y Piendamó, Cauca. La fiscalía determinó la suspensión del poder dispositivo, embargo y confiscamiento de los bienes, que han quedado bajo custodia de la Sociedad de Activos Especiales (SAE).
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¿Qué es un narco invisible?
Chiruzo es uno de los llamados “narcos invisibles” colombianos: figuras dedicadas al tráfico de drogas pero que se manejan con un bajo perfil y que por lo mismo son difícilmente identificados: no hablan, se comportan ni visten como mafiosos, aunque lo sean.
Se trata de una “nueva generación” de narcos que aprendieron las lecciones que dejaron capos como Pablo Escobar, conocido por sus excentricidades.
Se mueven entre la sociedad de clase media alta; pueden codearse con un viceministro de gobierno, pero sin hacer “demasiadas olas”, para evitar quedar bajo el radar de las fuerzas antidroga. Son solventes, financieramente hablando, y son firmes creyentes de que es mejor negociar que acribillar.
Eso también les ayuda a mantener su invisibilidad. Si los capos de las drogas realizan masacres para enviar mensajes, los “narcos invisibles” lo hacen con dinero.
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“No son individuos que andan en grandes carros y se pueden mezclar fácilmente entre gente de alta sociedad”, explicó Hernando Zuleta, director del Centro de Estudios sobre Seguridad y Drogas (Cesed), de la Universidad de Los Andes de Bogotá, en declaraciones a la BBC.
“Pueden pedir un crédito en el banco y usar ese dinero para financiar un cargamento en conexión con capos mexicanos. Maquillan esos acuerdos con viajes de negocios a México porque es verosímil que un colombiano diga que viaja a México para exportar productos”, detalló. Por eso, con ellos no aplica aquello de: “si se mueve como pato, y se ve como un pato…”