San José.— Mafiosos albaneses, serbios, bosnios, búlgaros, croatas y de otros países de la península de los Balcanes se establecieron en al menos los últimos 15 años en Ecuador para pelear o compartir territorios con los cárteles de México y Colombia, en un violento proceso de infiltración política, militar y policial por la pugna o el reparto de plazas criminales que agregó un volátil ingrediente a la hoguera ecuatoriana de creciente deterioro de la seguridad.
Para agravar el panorama, la ‘Ndrangheta, poderosa mafia de Italia, también se estableció en Ecuador como parte de su renovada presencia en America Latina y Caribe.
Delincuentes albaneses se instalaron desde inicios del siglo XXI en México, Colombia, Ecuador y Perú para adquirir cocaína y traficarla a Europa, en hechos teñidos de sangre por la muerte o el arresto de algunos de sus emisarios. Kompania Bello, una organización criminal de Albania, saltó a América.
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La atención interamericana se concentró esta semana en Ecuador luego de que, el miércoles anterior, el candidato presidencial ecuatoriano Fernando Villavicencio, del opositor Movimiento Construye, fue asesinado a balazos por sicarios en Quito en un hecho que apuntó a una venganza o represalia criminal.
En un confuso panorama sobre el trasfondo del magnicidio, los cárteles mexicanos De Sinaloa y Jalisco Nueva Generación (CJNG), que asumieron control de regiones y actividades del crimen organizado en Ecuador, quedaron —por el momento— en el blanco central de las acusaciones como autores intelectuales del homicidio.
Villavicencio denunció repetidamente la incesante penetración del crimen organizado, en general, y del narcotráfico, en particular, en la política ecuatoriana mediante financiamiento electoral ilícito y otras rutas para comprar favores políticos.
“La mafia de los Balcanes ha tomado mucho peso en Ecuador en términos políticos. No es una mafia que tenga un peso relativamente importante en la exportación de narcóticos”, afirmó el historiador y urbanista ecuatoriano Fernando Carrión, académico de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO), ente no gubernamental autónomo.
“Es una mafia ligada a la ‘Ndrangheta, pero en Ecuador ha tomado peso porque estuvo vinculada, aparentemente, a una persona próxima al gobierno” del presidente ecuatoriano, Guillermo Lasso, dijo Carrión a EL UNIVERSAL. El caso “significó que la oposición al gobierno (…) levante ese como un tema complicado en términos políticos, pero que [esa mafia] tenga peso en el mercado ecuatoriano y mundial del narcotráfico pues realmente no”, aclaró.
El escándalo estalló en febrero de este año, cuando trascendió un informe de la Unidad Antinarcóticos de la Policía Nacional de Ecuador que reveló que dos controversiales personajes ecuatorianos con estrechos nexos con Lasso habrían actuado como enlaces del gobierno con la mafia albanesa. Uno de los hombres fue torturado y asesinado en abril.
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Carrión describió que, por la crisis financiera mundial o de las hipotecas que surgió en 2008, “hubo una reestructuración general de muchos de los cárteles y mafias y empezaron a producirse articulaciones que las defino como ‘construyendo una red global del crimen’. Hay conglomerados que arman esta red (...) El Cártel de Sinaloa, de México, está en 51 países y no sólo en Ecuador. ‘Ndrangheta está en 46. El Clan del Golfo, de Colombia, está en 26. Lo que estamos viviendo es un territorio unificado del crimen”, advirtió.
La conspiración “se aprovecha de que nuestros países tienen políticas nacionales [de combate al crimen] pero, desgraciadamente, no existen políticas internacionales. Unos países son mucho más proclives a situación de ese tipo, como Ecuador, que está en lugar estratégico entre los dos países mayores productores de cocaína, como Colombia y Perú”, narró.
Kompania Bello, comandada por cuatro hermanos albaneses de apellidos Hysa, activó las alertas militares, policiales y judiciales en el segundo semestre de 2022 en México cuando trascendió que estableció un pacto con el Cártel de Sinaloa. El acuerdo consistió en abrir empresas privadas recreativas y de exportación para legitimar capitales en los estados mexicanos de Sonora, Baja California y Quintana Roo.
“En años recientes, ha habido una desbandada de emisarios criminales de Montenegro, Bosnia, Serbia y sobre todo de Albania, hacia Sudamérica”, alertó Insight Crime, foro no estatal de Colombia que indaga al crimen organizado transnacional desde 2021.
El objetivo de esos movimientos fue “negociar cargamentos de cocaína para sus organizaciones establecidas en Europa [abriendo] contacto directo con los productores y traficantes locales para procurarse el menor precio posible al por mayor”, precisó. “Esas conexiones han permitido a los grupos narcotraficantes balcánicos posicionarse como uno de los principales beneficiarios de la bonanza de la producción de cocaína” en América Latina, puntualizó.
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El operativo fue realizado “en las dos últimas décadas”, en un “trabajo de campo” para definir contactos, “forjarse una reputación” con los narcotraficantes y desarrollar “un historial a ambos lados del Atlántico de negociar grandes cargamentos de cocaína”, destacó.
Fuentes militares, policiales y judiciales latinoamericanas confirmaron a este diario que la penetración avanzó en disputa o en alianza con cárteles del narcotráfico de México, como De Sinaloa, Del Golfo y CJNG. A maniobra se incorporaron, de Colombia, el Clan del Golfo, la guerrilla del comunista Ejército de Liberación Nacional (ELN) y las disidencias insurgentes comunistas y sus enlaces en Centroamérica y el Caribe.
A la ofensiva de posicionamiento se sumaron aparatos criminales del resto del hemisferio, como Tren de Aragua, de Venezuela y con presencia prácticamente en todo el continente, y Primer Comando de la Capital y Comando Vermelho, de Brasil. También incursionaron en Ecuador con las redes de Los Choneros, aliados a De Sinaloa, y Los Lobos, socios del CJNG.