Apenas inicia 2024 y América Latina dio los primeros visos de que no será un año pacífico. En Ecuador, el narco envió un mensaje al nuevo presidente, Daniel Noboa, quien respondió con mano dura, emulando a su par salvadoreño, Nayib Bukele. En Guatemala, la toma de posesión de Bernardo Arévalo se convirtió en un lamentable circo.

Las imágenes que Bukele suele difundir en X, de presos semidesnudos, colocados en los patios de las prisiones, mientras se realizan cateos, se ven hoy en Ecuador, después de que los presos se amotinaran y tomaran rehenes, mientras en las calles ardían vehículos y en una televisora se transmitiera en vivo la irrupción de hombres armados que amenazaban con matar a todos si Noboa no ponía fin a sus medidas.

El nuevo presidente ecuatoriano asumió en noviembre pasado. “El niño rico” le llamaron los encapuchados a quien prometiera devolver la paz a Ecuador y construir megacárceles, al más puro estilo salvadoreño, para encerrar a las bandas y grupos narcotraficantes. Sin embargo, Ecuador no es El Salvador. La crisis ecuatoriana tiene años de gestación; las bandas criminales se dividieron, se enfrentaron, impulsadas por el negocio del narcotráfico y de la mano de cárteles mexicanos como De Sinaloa y Jalisco Nueva Generación (CJNG), a su vez enfrentados en una guerra por el control de un territorio clave para el paso de la droga colombiana, o peruana, y para los embarques a otros países.

En esa guerra han muerto candidatos presidenciales, funcionarios han sido corrompidos y los ecuatorianos se han convertido en presas del terror. De ese tamaño es el desafío del gobierno.

En Guatemala, mientras tanto, la oposición dejó en claro a Arévalo que tendrá todo, menos un mandato sencillo. Su triunfo en las elecciones de agosto encendió las alertas entre el llamado Pacto de Corruptos: funcionarios políticos, públicos, que han sacado ventaja de sus cargos para fraguar un esquema de corrupción y que están dispuestos a todo con tal de seguir haciendo sus tejes y manejes con impunidad.

Arévalo prometió arrasar con ellos y llevar una “nueva primavera” a Guatemala. Pero el caos en que se convirtió su toma de posesión, con un Congreso de mayoría opositora decidido a ponerle el pie, es apenas el primer ejemplo de lo que le espera al nuevo mandatario. No sólo se enfrenta a una fiscalía que buscó incluso meterlo preso, sino a un Congreso que buscará a toda costa impedir que las reformas que urgen en el país y que Arévalo ha prometido se vuelvan realidad.

La toma de posesión de Arévalo sirvió también para develar con quiénes contará el nuevo mandatario, y con quiénes no. Mientras que Gustavo Petro (Colombia) y Gabriel Boric (Chile) viajaron al cambio de gobierno y cerraron filas ante las maniobras del Congreso, en México, otro presidente izquierdista, Andrés Manuel López Obrador, guardaba silencio y prefería difundir un video mostrando las bondades y la belleza de Chichen-Itzá. En un momento clave, el mexicano negó su solidaridad a Arévalo.

Ecuador y Guatemala son dos ejemplos de las turbulencias que sacudirán a América Latina este año. Petro tiene su futuro en la tablita con el juicio de su hijo Nicolás en el que ya salió embarrado. En Argentina, el presidente Javier Milei está descubriendo que pasar la “motosierra” no será tan sencillo como lo pensaba. Las nubes se acumulan en el horizonte…

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