Quito.- Daniel Noboa recibió este jueves de parte de Guillermo Lasso la banda presidencial y el bastón de mando de Ecuador, así como un país sumido en una violencia récord de herencia.
Noboa juró el cargo de jefe de Estado en una ceremonia de investidura celebrada en la Asamblea Nacional (Parlamento). Llegó al recinto acompañado de su esposa, Lavinia Valbonesi.
Junto a su vicepresidenta, Verónica Abad, Noboa se convirtió así, con 35 años, en el presidente más joven de la historia de Ecuador, cuyas riendas tomará con importantes desafíos por delante como una crisis de inseguridad y violencia criminal sin precedentes y una "preocupante" situación económica, como él mismo definió en días pasados.
"Hoy inicia el nuevo Ecuador", había dicho poco antes Noboa. El nuevo presidente ecuatoriano ganó el balotaje del 15 de octubre, después de que el presidente saliente acortara en mayo su propio mandato y disolviera el Legislativo tras apenas dos años y medio de una gestión dominada por la ingobernabilidad, las pugnas de poderes y el aumento descontrolado de los asesinatos.
En consecuencia, Noboa solo gobernará hasta mayo de 2025, fecha en que Lasso debía concluir su mandato.
En 18 meses, el nuevo mandatario de Ecuador tendrá que enfrentar dos grandes desafíos.
Por un lado, la violencia en auge, que lleva dos años seguidos superando y duplicando sus propios récords de crímenes y que el gobierno atribuye a las peleas de bandas de narcotráfico internacionales para controlar la ruta en el país. Por otro lado, la economía debilitada que lidia desde hace años con un déficit fiscal crónico y un fuerte endeudamiento.
El analista y catedrático de la Universidad de Las Américas, Alejandro Zabala, dijo a The Associated Press que “estamos secuestrados por el crimen organizado” y argumentó que la política de mano dura impuesta por Lasso “es un absoluto fracaso”.
Se han disparado en el último periodo presidencial los asesinatos por encargo, los secuestros, las extorsiones a negocios y delitos de todo tipo que mantienen en permanente zozobra a los ecuatorianos.
Por ello, Zabala manifestó que el nuevo gobierno deberá emprender de forma urgente “una política de depuración de la estructura del Estado” que sea efectiva y se refleje de inmediato. Además, deberá aumentar de forma exponencial la inversión en equipamiento de la fuerza pública y sumarse a estrategias regionales e internacionales contra el crimen organizado porque “esta guerra no la podemos ganar solos”.
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Ecuador se ubica actualmente entre los países más violentos de la región. En el año 2021 registró una tasa de muertes violentas de 13.9 por cada 100 mil habitantes, cifra que casi se duplicó al año siguiente y que se espera que este año se aproxime a las 40 muertes por cada 100 mil habitantes. En las provincias más calientes, esta tasa es incluso mayor.
La situación se torna difícil en cuanto a la delincuencia, de acuerdo con el exjefe de inteligencia del ejército, coronel retirado Mario Pazmiño. El crimen organizado se ha apoderado de territorios creando “santuarios a nivel nacional”.
Entre los sitios que no pueden controlar las autoridades están amplias zonas de las ciudades de Durán, Guayaquil y Esmeraldas. A su vez las cárceles son escenario frecuente de brutales hechos de violencia entre internos.
Esto ha afectado el normal funcionamiento de la economía y ha generado la pérdida de fuentes de trabajo.
El analista y profesor de la Universidad Casa Grande, Andrés Briones, señaló a la AP que “la economía y la seguridad son temas indivisibles, es un frente importante en que el presidente Noboa debe trabajar”.
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En el plano interno, dijo el experto, el nuevo gobierno “necesita emprender reformas en la parte tributaria para incentivar el crecimiento y la dinamización de la economía en el corto plazo, mientras que a mediano plazo requiere sanear la economía para estimular al aparato productivo y las exportaciones”.
Hasta fines de diciembre se espera que el país registre un déficit fiscal de alrededor de 5.000 millones de dólares, algo más del 5% del Producto Interno Bruto. Además, hasta 2025 debe afrontar los pagos de intereses y vencimientos de la deuda externa, que suman 5.380 millones de dólares, de acuerdo con cifras oficiales.
El exministro de Economía y Finanzas, Fausto Ortíz, explicó a AP que Lasso tuvo un buen manejo fiscal de la economía, apegado a las instrucciones del Fondo Monetario Internacional, con recortes del gasto público, la inversión estatal y una sostenida baja del déficit fiscal desde más de 7.000 millones cuando asumió el poder a 3.000 millones.
“Pero la parte fiscal no es todo en el manejo de un país” y argumentó que eso ha traído consecuencias no deseadas: no hay crecimiento económico y no hay crecimiento del empleo. "En el balance completo el resultado no es favorable”, señaló.
A ello se suma el corto período que estará en el poder Noboa, quien antes de los comicios expresó su deseo que postularse para la reelección en año 2025.
Briones aseveró que en ese corto plazo el nuevo gobierno debe “generar certidumbre en el plano económico para atraer inversión y garantizar la paz social, para que todo funcione”, aunque reconoció que el tiempo es corto.
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mcc