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Bogotá.— El presidente colombiano, Iván Duque, cedió ante la presión ciudadana y anunció que retira su polémico proyecto de reforma tributaria, tras cuatro días de multitudinarias protestas en todo el país que dejaron al menos seis muertos.
El impopular proyecto de reforma fiscal nació muerto. Todos los partidos políticos, incluido el Centro Democrático, cuyo jefe es el expresidente Álvaro Uribe —mentor de Duque— se fueron lanza en ristre contra la iniciativa, que fue calificada como un engendro, pero que el presidente insistió en defender hasta ayer domingo.
Con la reforma el gobierno aspiraba a recaudar 23.4 billones de pesos (6 mil 302 millones de dólares) para mejorar el estado de las finanzas públicas y dar continuidad a los programas sociales para los más pobres, cuya demanda ha aumentado con la pandemia por Covid-19.
Rodeado de varios de sus ministros y de la vicepresidenta, Marta Lucía Ramírez, Duque comunicó al país la retirada del proyecto “para evitar incertidumbre financiera”, pero en ningún momento se refirió a las decenas de miles de personas que salieron en los últimos cuatro días a oponerse a esta iniciativa que buscaba ampliar la base tributaria y gravar con el IVA de 19% los servicios públicos, entre otras medidas.
El mandatario explicó que, luego de múltiples diálogos con las fuerzas vivas del país, solicitó al Congreso el “retiro del proyecto radicado por el Ministerio de Hacienda y tramitar, de manera urgente, un nuevo proyecto, fruto de los consensos, y así evitar incertidumbre financiera”.
En Twitter, agregó: “La reforma no es un capricho, la reforma es una necesidad. Retirarla o no, no era la discusión, la verdadera discusión es poder garantizar la continuidad de programas”.
Horas después de la declaración presidencial volvió a haber manifestaciones en las calles. Algunas eran de ciudadanos que festejaban el retiro de la reforma, mientras que otras eran de grupos aún insatisfechos, que salieron a rechazar la represión de las protestas por parte de los cuerpos de seguridad. Algunos grupos celebraron en la plaza Bolívar, en el centro de Bogotá, y otros lo hicieron en motocicletas. En otras partes de la capital también hubo movilizaciones.
“Lo esperábamos, pero realmente no quedamos tranquilos, no sabemos qué pase”, dijo a The Associated Press Ángela López, quien vestía la camiseta de la selección de futbol de Colombia, mientras se desplazaba junto a una multitud que gritaba: “¡Viva el paro nacional!”, y condenaba la represión.
“No sabemos qué otra propuesta tenga, qué otro nombre se le dé a esta situación. Nos preocupan muchas otras cosas más que todavía no están contempladas en este cambio”, agregó López.
Una manifestante llevaba una pancarta en que la que se leía: “Los hambrientos piden pan; plomo les dan la milicia”.
Las protestas durante la semana se tornaron violentas, particularmente en ciudades como Bogotá, Cali y Pasto, en el centro y el oeste del país. La policía nacional reportó el viernes 185 personas capturadas y 209 policías heridos, cinco de los cuales sufrieron quemaduras en los disturbios en Pasto.