San José.— Cada vez que se instala frente a un micrófono para hablar de la crisis venezolana —desde la escasez de medicinas, alimentos y artículos de consumo básico hasta los conflictos políticos, institucionales y económicos— el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, saca a relucir una de sus armas predilectas: su rencor hacia el gobernante de Colombia, Juan Manuel Santos.
La declaración de Maduro de culpar a Santos de lo que denunció como un atentado contra su vida, en un hecho que tuvo lugar ayer en Caracas perpetrado con presuntos drones explosivos, se sumó a un listado de acusaciones recíprocas.
Si en Venezuela escasean las aspirinas o los antibióticos, el papel higiénico o la salsa de tomate, los culpables son Santos, la oligarquía derechista colombiana y Estados Unidos por la “guerra económica” contra la revolución chavista que nació en 1999 con el ascenso a la presidencia de Hugo Chávez, fallecido en 2013.
Si en la conflictiva y sensible frontera entre Colombia y Venezuela hay un incidente por alguna supuesta confusión de tropas venezolanas que incursionan en suelo colombiano, Maduro no duda en responsabilizar a Santos.
Sin titubear, Maduro le atribuye a Santos un afán desmedido de provocar un choque bélico entre Caracas y Bogotá, para agravar aún más los problemas entre chavistas y antichavistas y crear el escenario para una mayor injerencia estadounidense.
Maduro asumió la presidencia a la muerte de Chávez y en numerosas citas políticas internacionales se topó con Santos, presidente desde 2010 y cuyo mandato concluirá el próximo martes. En un principio ambos exhibieron aparente cordialidad, pero prevaleció una mutua desconfianza.
Santos ha sido uno de los principales críticos del gobierno de Maduro.
La grave crisis política y económica de Venezuela ha generado un flujo masivo de migrantes venezolanos hacia Colombia.
El colombiano fustigó reiteradamente y con dureza al gobierno de Caracas por la instalación de una Asamblea Nacional Constituyente en agosto de 2017, que calificó de ilegal, tras unos comicios en julio de ese año. Maduro tildó a Santos de mister vasallo de la política de Estados Unidos de acoso a Venezuela.
Santos descalificó a Maduro como demócrata. El mandatario colombiano advirtió el pasado lunes, en entrevista con la Agencia Francesa de Prensa (AFP), que la caída de Maduro está cerca pese a la “represión efectiva” contra los venezolanos, aseguró que “ese régimen se tiene que desmoronar” y exhortó a que “ojalá” que finalice lo antes posible.
Por eso y otros golpes verbales, Maduro ha mantenido siempre desenfundadas sus espadas.
De manera repetida, el venezolano ha mostrado su rencor hacia el colombiano y, entre otros casos, le restregó —como cobro de una deuda política— la ayuda que Caracas, primero con Chávez y luego con Maduro, otorgó en las gestiones que tuvieron lugar en cuba para lograr el acercamiento y la firma de paz con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y el gobierno colombiano.