Washington.— Como todos los años, los actos de conmemoración de los atentados del 11-S en Estados Unidos y de recuerdo a las 2 mil 977 víctimas mortales empezaron con un toque sutil y solemne de una campana a una hora muy concreta y precisa: las 8:46 de la mañana de Nueva York. A esa hora, en 2001, el vuelo número 11 de American Airlines impactaba en la Torre Norte de las extintas Torres Gemelas de Nueva York, y empezaba una nueva era en el planeta.
Ahora, el sonido de la campana da siempre comienzo a los actos de recuerdo y recuperación del duelo nacional de ese día que cambió el mundo. El 20 aniversario del peor ataque terrorista en suelo estadounidense de la historia reciente siguió todos los rituales que ya se han convertido en tradición.
En su primer 11-S como mandatario de la Unión Americana, el presidente Joe Biden participó en los actos de conmemoración no sólo de Nueva York, sino también en Shanksville y en el Pentágono, donde hizo ofrendas florales en recuerdo de las víctimas.
Explícitamente decidió no hacer ningún discurso ni declaraciones, dejando el protagonismo a los eventos y a las víctimas, y dedicándose exclusivamente a mostrar respeto a los muertos en el atentado.
Sólo, al margen de los actos conmemorativos, en una parada en una estación de bomberos en Pennsylvania, el mandatario confió en que su país pueda “demostrar que las democracias funcionan” y volvió a defender la retirada de Afganistán.
El mensaje que Biden dejó en la víspera sobre la unidad que necesita recuperar el país, fue una constante en la jornada de ayer. Una unidad que mostraron los últimos tres presidentes demócratas (el propio Biden, Barack Obama y Bill Clinton) al participar juntos en los actos memoriales de Nueva York. La mostró especialmente el también expresidente George W. Bush, que participó del acto de homenaje a las víctimas del avión que cayó en una zona rural de Pennsylvania, con un mensaje contundente.
El mensaje era un ataque frontal contra Donald Trump —que decidió no participar en ninguno de los actos de conmemoración y dedicar la jornada a emitir comunicados críticos con el actual gobierno; el exmandatario sólo visitó una estación de policía de Nueva York y otra de bomberos—. Bush desmarcó una vez más el sentir y actuar unitario de todos los expresidentes.
No se quedó ahí: en una clara referencia al asalto al Capitolio de enero pasado por turbas alentadas por el expresidente Trump, Bush alertó de la “poca superposición cultural entre los extremistas violentos del exterior y los extremistas violentos domésticos”.
“Cuando se trata de la unidad de Estados Unidos, esos días [post 11-S] me parecen muy distantes a los de ahora”, se lamentó, abrazando el leitmotiv impulsado desde la actual Casa Blanca de insistir en la recuperación de esa unidad nacional que surgió tras los atentados, única salida para la reconciliación de un país fracturado y para que Biden pueda cumplir su promesa de restaurar el alma de EU.
En el evento de Pennsylvania también estuvo la vicepresidenta Kamala Harris, quien insistió en la necesidad de una unidad “imperativa” en Estados Unidos de hoy, al igual que pasó en los días tras el 11-S.
“Debemos mirar hacia adelante, debemos mirar hacia el futuro”, declaró la vicepresidenta estadounidense, que añadió que honrar la unidad mostrada por aquellos que se sacrificaron en el vuelo que se estrelló en Pennsylvania se debe hacer “fortaleciendo nuestros lazos comunes, fortaleciendo nuestras asociaciones globales y viviendo siempre nuestros más altos ideales”.
Lee también: Así se vio desde el espacio el ataque del 11 de septiembre a las Torres Gemelas