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Divide segunda vuelta francesa a mexicanos

Cinco connacionales están divididos sobre qué opción van a tomar mañana;van desde la abstención hasta el sufragio de indignación y resistencia

Las artistas Bárbara Peón e Indra Pacheco, en las catacumbas de la Iglesia de la Madeleine. Foto: Inder Bugarin/EL UNIVERSAL
22/04/2022 |23:57
Redacción
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París.- En la sala de maestros de la escuela de Melu, al sur de París, el originario de Guadalajara, José Manuel, muestra tal desesperación que el domingo se dispone a votar blanco a pesar de que implica el riesgo de que la extrema derecha llegue por vez primera al Elíseo.

El profesor de español dice estar desilusionado con la forma como ha evolucionado el país, particularmente en los últimos cinco años, caracterizados por el recrudecimiento de los problemas heredados por pasadas administraciones.

“La situación es verdaderamente catastrófica, concentración de la riqueza en pocas manos, desindustrialización del país, ataques contra los servicios públicos; reducción de presupuestos para escuelas, hospitales; ahora tienen pensado privatizar la electricidad, los ferrocarriles y las jubilaciones”.

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Divide segunda vuelta francesa a mexicanos

Con más de dos décadas viviendo en Francia, éstas son las terceras presidenciales en las que participa. En la primera ronda, 10 de abril, su voto fue para la Francia Insumisa de Jean Luc Mélenchon, fuerza política que considera es la única que podría romper con la dinámica.

Para la segunda vuelta, está determinado a anular su voto, ninguna de las opciones convence, ni el presidente saliente Emmanuel Macron, ni la candidata populista de derecha radical Marine Le Pen.

¿Asumiendo el riesgo de que pueda llegar la extrema derecha? Se le pregunta al mexicano. “Exactamente, es que no sé qué sería peor, si otros cinco años de Macron o la extrema derecha”.

“Aunque por primera vez temo que realmente pueda ganar la extrema derecha, está demasiado, demasiado cerca, mucha gente está harta de las políticas neoliberales”.

En el café Maison Sauvage, localizado en la glorieta de Victor Hugo, uno de los barrios más exclusivos de la capital francesa y concurrido por personal de embajadas y organismos internacionales, se reúnen Esmeralda Martínez Martínez, quien acumula más de tres décadas en el país, y Clémence Zamora Cruz, poblana transgénero viviendo con reconocimiento oficial de su identidad.

Allí comparten puntos de vista sobre la evolución de la situación en Francia, particularmente sobre la normalización del discurso de odio, el cual estuvo por muchos años oculto en un ambiente subterráneo pero hoy se siente en la calle.

También hablan sobre cómo la extrema derecha está sacando tajada de la injusticia social y el aumento de la desigualdad, resultado de agresivas políticas neoliberales. Dicen que hay estigmatización de las personas que piden ayudas sociales, particularmente de descendencia migrante, así como una creciente criminalización de los movimientos sociales contestatarios.

Coinciden en que intereses personales y posturas protagonistas son causa de la fragmentación que excluyó a la izquierda de disputar la final presidencial.

Pero la afinidad entre las paisanas, al menos en líneas generales, se rompe al tocar el punto de la postura que asumirán el domingo.

“Mi posición es voto nulo”, dice tajante Martínez, nacida en Oaxaca y especializada en los distintos ámbitos de la hotelería.

Sostiene que no es un acto de desesperación, sino de indignación. Confiesa que en algún momento llegó a plantearse la posibilidad de apoyar a Le Pen, porque dice estar cansada en que en cada elección le digan “allí está el lobo, salgan todos a rescatar a Caperucita”.

“No es un voto de me vale, es uno de resistencia”, explica aceptando el riesgo del escenario del caos.

“Si fuera blanca, francófona, nacida en este país y sin haber desarrollado conciencia política, posiblemente asumiría el privilegio de abstenerme, pero como migrante y trans-mujer no es alternativa”, dice Zamora, especialista en programas de formación informática y quien alerta sobre los impactos de la agenda de preferencia nacional que quiere imponer Le Pen.

Afirma que su voto no es uno de convicción, sino de rechazo a la tendencia de algunas personas a no diferenciar entre “el proyecto de Macron, con todo lo bueno y malo, y el de Le Pen, como todo lo malo”.

“Hay una banalización del discurso de odio. Le Pen habla de crear un tipo de sociedad, no podemos permitirlo”.

En las catacumbas de la monumental Iglesia de la Madeleine, entre los dibujos, fotografías, pinturas y collage que conforman la exposición “Para descifrar y converger”, las artistas Indra Pacheco y Bárbara Peón, hacen una pausa para reflexionar sobre lo que se disputa el domingo.

La fotógrafa queretana, Bárbara Peón, lo tiene claro: hay que cerrarle el paso a la extrema derecha, de lo contrario se perderán “todos los privilegios”.

“No te queda de otra, no puedes quedarte sin dar la voz, porque le estás dando la oportunidad a ella. Es la única opción que hay, aquí ya no tenemos nada qué elegir. Para mí es importante votar, porque de lo contrario le estás dando un voto de más, y con uno más, ¡Ya valió!”.

“Si no quieres que pase la extrema derecha, que no va con tus convicciones como extranjero adoptado, tienes que dar el voto, no hay de otra”, insiste.

Para la artista del collage nacida en Pachuca, Pacheco, es la cuarta elección presidencial en la que participa. Llegó en 1986, los últimos años del socialismo francés, cuándo el país era un paraíso, recuerda.

“Es la elección más “froidana” que existe, porque es el hombre que se casó con la mamá, contra la mujer que mató al papá, entre una extremista de derecha y un ultraliberal que está demoliendo todo”.

Sostiene que es la tercera vez que le piden votar contra la extrema derecha para rescatar la democracia, en 2002 para frenar a Le Pen padre, Jean-Marie, y en 2017, contra Marine.

“El problema es que los gobernantes creen que obtienen votos legítimos, y no es así, se le está dando chance”.

“No voy a votar por ella, no estoy loca, pero me molesta que se repita el escenario por tercera vez. Es molesto. Votas no por convicción, sino para salvar al país de la extrema derecha”.

Algunos mexicanos aseguran que si Macron no cumple con las promesas hechas a la izquierda a cambio de su voto, la tercera va la vencida para Le Pen, en 2027.

Pacheco es más optimista, anticipa la aparición de un gran movimiento social, impulsado por la juventud, con el que se evitará que un candidato del extremismo dispute las presidenciales dentro de cinco años.

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