Con la llegada del Mundial de Qatar 2022 , el país árabe se encuentra, más que nunca, en la mira de fanáticos y ciudadanos extranjeros. El evento deportivo más prestigioso del mundo no solo ha puesto de manifiesto las estrictas normas, reglas y costumbres cataríes, sino que también ha dejado en evidencia el difícil y, para algunos, oscuro panorama al que se enfrentan las mujeres.
Aunque Qatar es un país moderno en muchos aspectos, si se compara con sus vecinos del Golfo, el género femenino solo representa 25% de la población -de acuerdo con cifras del Banco Mundial-, en un estado de 2.9 millones de habitantes.
Su numerosidad es equivalente a su calidad y estilo de vida: políticas discriminatorias, vulneración de los derechos humanos y desprotección estatal son solo algunos de los grandes desafíos a los que tienen que enfrentarse las mujeres en territorio catarí.
Tener relaciones sexuales fuera del matrimonio no solo está mal visto, sino que es ilegal en Catar. Este acto puede llevar a prisión de hasta siete años o, incluso, la pena de muerte.
Las relaciones sexuales consentidas fuera del matrimonio entre hombres y mujeres de más de 16 años son delito y están recogidas en el artículo 285 del Código Penal; sin embargo, la desprotección es mayor cuando se denuncia abuso sexual, pues las mujeres pueden enfrentar acusaciones de sexo extramatrimonial.
“El testimonio de una mujer vale mucho menos de lo que vale el de un hombre, y muchas veces ni siquiera es tenido en cuenta. Los hombres pueden tener hasta cuatro esposas a la vez, sin pedirle permiso a nadie; pero si una mujer es violada —fuera del matrimonio— se la juzga por adulterio”, señaló la periodista Delfin Campos para el portal digital ‘Unidiversidad’.
Para casarse, estudiar en el extranjero con becas del Gobierno, acceder a muchos empleos gubernamentales, viajar al exterior y recibir algunas formas de atención de la salud reproductiva, las mujeres cataríes deben contar con la aprobación de un tutor legal.
En el caso de las mujeres que no han contraído matrimonio, el padre -o, en su defecto, un hermano- posee la tutela legal; mientras que, cuando una mujer se casa, la tutela familiar se transfiere al esposo.
“Las mujeres en Qatar han derribado obstáculos y logrado importantes avances en áreas como la educación; sin embargo, aún tienen que enfrentarse a normas oficiales de tutela masculina que limitan su capacidad de llevar adelante vidas plenas, productivas e independientes”, señaló Rothna Begum, investigadora sobre derechos de la mujer de Human Rights Watch.
Según un informe del Banco Mundial, no existe ninguna ley específica contra la violencia doméstica o la violación que proteja a las mujeres ante posibles agresiones de su marido o el tutor.
De hecho, según un informe de derechos humanos elaborado por EU en 2021 -citado por el diario ‘El Confidencial’-, “rara vez” se denuncian agresiones sexuales y otros delitos basados en el género. ¿La razón? Temen ser presas del tabú social que las denuncias implican.
Mientras que los hombres tienen derecho unilateral al divorcio, las mujeres deben solicitarlo ante los tribunales por motivos limitados. De conseguirlo, se enfrentan a un panorama de discriminación, crítica y presión social.
En el caso de tener hijos, las mujeres divorciadas no pueden obtener la tutela legal de los menores ni influir en las decisiones sobre su vida.
En el último Índice Global de Brecha de Género elaborado por el Foro Económico Mundial en 2020, Qatar ocupa el puesto 135 entre casi 150 países.
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agv