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Washington.— Tras meses de desencuentros con el presidente estadounidense, Donald Trump, debido a la tibieza de la Casa Blanca ante la injerencia de Rusia en las últimas elecciones presidenciales, el mandatario anunció ayer la salida del Director Nacional de Inteligencia (DNI, en inglés), Dan Coats.
Coats dejará el cargo el 15 de agosto próximo, y Trump adelantó, a través de su cuenta de Twitter, que nominará al congresista John Ratcliffe, de Texas, para reemplazar a Coats, a quien agradeció “por su gran servicio” al país.
“Un exfiscal de Estados Unidos, John, liderará e inspirará la grandeza para la nación que ama”, escribió Trump en referencia a Ratcliffe, quien sirve en los comités de inteligencia, judicatura y seguridad nacional de la Cámara de Representantes.
Las relaciones de Coats con Trump empeoraron en los últimos meses, al grado que su salida se hacía inevitable, dijo a The Washington Post un exfuncionario de inteligencia, según el cual, Coats se sentía aislado y marginado de la toma de decisiones importantes en materia de seguridad nacional, una denuncia que han hecho ya otros servidores de la administración trumpista que han renunciado.
Uno de los hechos que marcó el destino de Coats fue la Conferencia de Seguridad Nacional en Aspen, Colorado, en julio de 2018, cuando enfureció a la gente de la Casa Blanca al decir que si el presidente le hubiera pedido su consejo, le habría dicho que no se reuniera en privado con el mandatario ruso en la cumbre de Helsinki.
Tras esa reunión, en la que no hubo otros funcionarios estadounidenses presentes, Trump puso en entredicho la credibilidad de sus agencias de espionaje, rechazó la injerencia de Moscú en las elecciones y dio por buenas las explicaciones de su principal adversario.
La Agencia Central de Inteligencia (CIA), el Buró Federal de Investigaciones (FBI) y el propio Director Nacional de Inteligencia (DNI) concluyeron que el Kremlin intentó influir en las elecciones de 2016.
En la conferencia, Coats reaccionó atónito (con una gran carcajada y un profundo suspiro) al anuncio de que la Casa Blanca había invitado al presidente ruso, Vladimir Putin, a visitar Washington en otoño. “Eso va a ser especial”, dijo.
Trump se ha enfrentado en repetidas ocasiones con los jefes de inteligencia estadounidenses, incluido Coats, por temas que van desde el Rusiagate en las elecciones de 2016 hasta la desnuclearización de Corea del Norte e Irán.
El puesto de Director de Inteligencia Nacional, creado después de los ataques del 11 de septiembre del 2001 contra Estados Unidos, supervisa las 17 agencias civil y militar en la materia, incluyendo la CIA.
El apartamiento de Coats será el último de una larga serie de salidas por parte de altos funcionarios de la administración de Trump, entre ellos el secretario de Defensa, Jim Mattis; la directora de Seguridad Nacional, Kirstjen Nielsen; el jefe de personal, John Kelly, y el secretario de Estado, Rex Tillerson.
Polémica. Trump desafió a quienes lo fustigan por sus dichos contra uno de los grandes críticos de sus políticas migratorias, Elijah Cummings, presidente del Comité de Supervisión de la Cámara Baja y representante por Maryland, cuya circunscripción abarca gran parte de Baltimore. “El distrito de Cumming [sic] es un desastre asqueroso, infestado de ratas y roedores”, escribió Trump el sábado, y lo calificó de “el peor y más peligroso” del país. “Ningún ser humano querría vivir allí”, agregó.
La presidenta demócrata de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, calificó de “racistas” los dichos del magnate. La diputada demócrata por Michigan, Rashida Tlaib, lo acusó de liderar una “campaña de odio”, mientras que el aspirante presidencial demócrata Joe Biden aseveró que Trump no está “a la altura del cargo que ocupa”. En un duro editorial, el Baltimore Sun publicó que “es mejor tener algunas ratas que ser una de ellas”.
Ante la reacción, Trump redobló sus ataques en Twitter, acusó a Cummings de “racista” y a los demócratas de jugar “siempre la carta del racismo”.