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Hasta ahora, en Dinamarca los matrimonios podían divorciarse en un abrir y cerrar de ojos, sin necesidad de cumplir un periodo de reflexión o presentarse ante un juez, pero en adelante las parejas con hijos tendrán que superar un curso en internet para disolver su unión.
Desde el 1 de abril, en el marco de un nuevo código del divorcio , cada padre o madre tiene que haber seguido un módulo de 30 minutos, disponible de forma gratuita y que ha sido concebido para ayudarlos a navegar en su nueva vida con sus hijos, o de lo contrario, seguirán casados.
Este curso proviene del programa “Cooperación después del divorcio”, una plataforma en línea creada por investigadores de la Universidad de Copenhagen y adoptada por la clase política como un paso fundamental para las parejas casadas que se separan.
“El curso digital responde a algunas de las preguntas más esenciales que se presentan durante un divorcio” , defiende el ministro de Infancia y Relaciones Sociales en una declaración a la AFP.
En el caso de separación de parejas no casadas, los progenitores también pueden acceder al programa gratuito si lo solicitan. Un 54% de los niños daneses nacen fuera del matrimonio.
Disponible en internet pero también en forma de aplicación para plataformas móviles, el programa tiene un total de 17 módulos que ofrecen soluciones concretas a situaciones potencialmente frustrantes: desde la organización de cumpleaños hasta las salidas escolares.
No hay garantía de que los futuros divorciados utilicen todo el programa .
La sociedad civil exige más atención y apoyo psicológico . “Es un buen comienzo, una decisión fácil y barata”, estimó Trine Schaldemose, subdirectora de Moedrehjaelpen, una asociación de apoyo familiar.
El curso es útil “pero sólo si el nivel de conflicto [entre los padres] no es demasiado elevado”, agregó.
Dinamarca registró casi 15 mil divorcios en 2018, casi la mitad (46.5%) de los matrimonios celebrados ese año. Un 70% de los niños viven con ambos padres, mientras que en 1980 era 85%.
En este país donde el equilibrio entre vida privada y profesional es fundamental, los padres también se implican en el día a día de sus hijos.
En caso de separación, la custodia compartida es cada vez más frecuente. Esta opción se duplicó en menos de 10 años, pasando de 16% en 2009 a un tercio en 2018, según datos del Centro de Análisis e Investigaciones (VIVE).
En casos de divorcio por consentimiento mutuo, el procedimiento es bastante simple en Dinamarca y se realiza exclusivamente en línea sin recurrir a un abogado.
“Partimos del principio de que las personas son lo suficientemente maduras para saber si quieren divorciarse o no”, dijo May Heide Ottosen, investigador de VIVE.
Una noche sentada en el sofá matrimonial, Henriette Fuchs simplemente llenó un documento en su computadora que luego envió a su esposo, quien lo firmó. Y así el divorcio quedó registrado.
A partir del 1 de abril, las parejas con hijos menores de edad deberán esperar tres meses, durante los cuales se les pide que hagan el curso en línea, antes de que su divorcio sea efectivo.
Henriette Fuchs se divorció hace tres años después de 11 años de matrimonio y aprovechó la oportunidad cuando le ofrecieron usar el programa a modo de prueba.
“Es una buena manera de recordarles a los padres que hay cosas en las que realmente deben pensar” , contó esta mujer de 42 años, madre de dos niños de 7 y 10 años.
“En situaciones en las que no eres muy racional, te obliga a pensar cómo te sientes y cómo puedes manejar el momento”, dijo.
Probados con la ayuda de 2 mil 500 voluntarios daneses entre 2015 y 2018, los módulos de “Cooperación después del divorcio” son “sorprendentes”, asegura uno de sus diseñadores, el sicólogo Martin Hald, profesor asociado de la Universidad de Copenhague.
“En 12 de cada 14 casos encontramos que el programa tenía un efecto entre moderado y fuerte en la salud mental o física: estrés, depresión, ansiedad, dolor físico o mental y número de días de ausencia”, señaló Hald.
Henriette Fuchs considera que no se trata de una receta milagrosa sino una buena herramienta.
El curso, único en su tipo, ha sido ampliamente aceptado por la clase política danesa, con excepción de los liberales que creen que el Estado no debería intervenir en este tema.
“Yo estoy a favor de que las personas tengan la libertad de casarse y de disolver su matrimonio sin que el Estado se involucre”, dijo a la agencia de noticias Ritzau Laura Lindahl, a cargo de la comisión de la familia del partido liberal.
lsm