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Roma.— El primer ministro italiano, Giuseppe Conte, dimitió ayer ante el presidente de la República, Sergio Mattarella, tras la crisis de gobierno abierta en el país, y desde hoy el jefe de Estado consultará a los partidos políticos sobre la posibilidad de formar un nuevo gabinete o convocar elecciones anticipadas.
La renuncia, anunciada ante las dos cámaras del Parlamento, fue presentada por Conte, tras la crisis de gobierno desatada por Matteo Salvini, quien ejerce también como ministro del Interior. Salvini presentó el 9 de agosto una moción de censura en su contra, que no se ha llegado a votar.
El presidente deberá explorar las posibles salidas a la crisis a través de dos días de consultas con las fuerzas políticas que inician hoy. Se barajan muchas hipótesis, incluida la posibilidad de un nuevo gobierno liderado por Conte que evite el aumento previsto del IVA y elabore los presupuestos para 2020. “Asumo la responsabilidad ante el país, dado que a Salvini le falta ese coraje y ha demostrado falta de lealtad”, anunció Conte ante los diputados horas después de haber anticipado su renuncia ante el Senado. “El gobierno se acabó”, decretó.
El premier criticó al líder ultraderechista de la Liga por su comportamiento político, que tildó de “irresponsable” y “oportunista”, que “no respeta las reglas” y que usa en forma inadecuada los símbolos religiosos en manifestaciones.
Al aliado de gobierno por 14 meses, a quien llamó en varios ocasiones, “querido Matteo”, lo acusó de haber remado siempre en contra del gobierno pactado hace 14 meses entre la Liga y el antisistema Movimiento 5 Estrellas.
“En muchas ocasiones invadió el campo de otros ministros, los criticó y quebró la unión del equipo de gobierno”, resumió el primer ministro. El complicado acuerdo entre la Liga y el M5E se quebró definitivamente después de la crisis desencadenada a inicios de agosto por Salvini, al pedir elecciones anticipadas aprovechando la popularidad alcanzada.
Conte reprochó que la Liga haya priorizado sus intereses partidistas a los nacionales y haya provocado esta situación en pleno agosto, a meses de la elaboración de unos Presupuestos Generales para 2020.
Salvini respondió: “No me arrepiento de nada”. Insistió en que representa a “un pueblo soberano”, que “no teme nada”, “libre”, suscitando la ira de buena parte de los senadores. “Hace semanas, creo meses, que pensaban en cambiar alianza”, acusó Salvini, al denunciar la posibilidad de que nazca un nuevo gobierno con otra coalición de la que formaría parte el M5E, vencedor de las elecciones de 2018 con 32% y el Partido Democrático (PD) centro-izquierda), segundo con 18%.
La crisis desatada en pleno verano, no sólo generó preocupación por la estabilidad económica, sino que terminó por acercar a dos formaciones políticas hasta ahora rivales, una alianza que podría frenar el impresionante avance de Salvini y su política de extrema derecha.
“Temen perder los escaños con elecciones anticipadas”, reaccionó con su habitual tono arrogante Salvini, quien siguió ofreciendo un “gobierno fuerte” a sus aliados y pidió, como es su costumbre, la protección de la virgen María y San Juan Pablo II mientras exhibía un rosario. La renuncia del primer ministro Conte, un abogado sin experiencia política, abre una fase política delicada, marcada por las negociaciones.
En una carta abierta, el otrora abogado cercano a la izquierda aclaró su posición, contraria a la política antiinmigración de Salvini y al cierre de los puertos a los barcos humanitarios. “Conte es una perla rara que Italia no puede perder”, escribió en Facebook Luigi Di Maio, líder del M5E.
El ex primer ministro italiano Matteo Renzi manifestó que no tiene intención de formar parte de un eventual Ejecutivo entre el Cinco Estrellas y el PD.