La Fuerza Aérea de Chile (Fach) anunció este miércoles el hallazgo de fragmentos que "podrían ser parte" de los restos del avión Hércules C-130 que desapareció la tarde del lunes con 38 personas sobre el mar del Paso de Drake.
"Se encontraron restos de esponja flotando en el mar a 30 kilómetros al sur de la posición de último contacto del C-130", informó la Fach en un comunicado.
El descubrimiento fue realizado por el buque de bandera chilena Antartic Endevour "e indicaría que podría ser parte de los restos de las esponjas de los estanques internos de combustible del C-130", añade la nota.
Esos "estanques de alas" serán enviados a tierra para ser analizados y determinar si pertenecen a la aeronave perdida.
Por su parte, el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, informó en Twitter que el buque naval "Almirante Maximiano" encontró "artículos personales y restos compatibles con el avión Hércules C-130 de la Fuerza Aérea de Chile".
"Las partes y objetos del avión estaban a aproximadamente 280 millas náuticas (518 km) de Ushuaia, Argentina", explicó el mandatario de Brasil, país que colabora en las labores de localización.
"El barco de la Armada brasileña permanece en el área de búsqueda en acciones coordinadas con las autoridades chilenas y dos lanchas rápidas del buque continúan recolectando restos", indicó.
A las 18:13 del pasado lunes, el avión Hércules C-130 que viajaba de Punta Arenas, en el sur de Chile, a la base militar chilena Presidente Eduardo Frei Montalva, en la Antártida, tuvo su último contacto radial a su paso sobre el Paso de Drake.
En la aeronave viajaban 38 personas, de los cuales 17 eran tripulantes y 21 pasajeros (tres de ellos civiles y el resto personal militar).
"Un buque está aproximadamente a 700 kilómetros, toma un tanto llegar acá. Yo estimo que podrían llegar (los fragmentos) mañana", dijo el general Eduardo Mosqueira, de la Cuarta Brigada Aérea de la Fach a la prensa.
Tomará unas 24 horas determinar si se trata de restos del avión, declarado como "siniestrado" por la Fuerza Aérea.
"Podría ser que el buque vaya encontrando más elementos y eso nos va a permitir, con el peritaje y la investigación, determinar cosas", apuntó.
La región donde desapareció el avión es mayoritariamente una zona de océano virgen, con capas de hielo habitadas por pingüinos. Se ubica en el borde del continente sudamericano y alcanza profundidades de 3 mil 500 metros.
El contraalmirante Ronald Baasch dijo que este hallazgo podría modificar el operativo de búsqueda, si se confirma que los fragmentos encontrados son del C-130.
"La estrategia va a ser modificada en términos de que, a partir del encuentro de estos restos de esponja, vamos a poder focalizar la búsqueda en superficie con los distintos buques que están en la zona", señaló Baasch.
"Desde el primer momento que se encontraron las esponjas, comenzó también a reforzar la búsqueda submarina a través del equipamiento de sonares", añadió.
Este hallazgo se produce luego de casi 48 horas de un operativo internacional en el que colaboran siete países: Chile, Argentina, Brasil, Perú, Estados Unidos, Reino Unido e Israel.
¿Quiénes viajaban a bordo del C-130?
La Fach publicó el martes una lista de las personas que viajaban en el Hércules C-130.
La aeronave estaba bajo el mando del comandante Ítalo Medina Quiñónez, según información del diario La Tercera.
Junto a Medina, el pilotaje estaba a cargo del comandante de escuadrilla Héctor Castro Concha y el teniente Enrique Ruiz Moreno.
También viajaba Luis Iturriaga, quien tenía el rango de cabo en la Fuerza Aérea y asumía el cargo de jefe de máquina en el avión.
Tres de los pasajeros -el coronel Christian Astorquiza, el teniente coronel Oscar Saavedra y el mayor general Daniel Ortiz- eran miembros del Ejército de tierra de Chile, mientras que 15 eran integrantes de la Fuerza Aérea.
Entre los civiles, se encontraban Leonel Cabrera y Jacob Pizarro, empleados de la empresa de ingeniería y construcción Inproser, que iban a realizar trabajos de mantenimiento en la base militar.
El otro era Ignacio Parada, un egresado de ingeniería química civil de la Universidad de Magallanes chilena, que se dirigía a la base antártica para realizar una pasantía.
Sus profesores describieron al joven de 24 años como "un excelente estudiante" que estaba particularmente interesado en las energías renovables, según dijo en una entrevista que le dio a la universidad recientemente.
Solo había una mujer a bordo: la geógrafa Claudia Manzo, de 37 años, quien se unió a la Fach en 2008 y le apasionaba la detección remota, un área de estudio en la que se obtiene información de superficies a distancia mediante avión o satélites.
También había dos hermanos, Luis y Jeremías Mancilla, ambos miembros de la Fach.
Jeremías, de 27 años, había sido contratado para realizar trabajos en los circuitos eléctricos de la base. Su hermano mayor, Luis, era sargento de la Fuerza Aérea.
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