“Pionera y poderosa”. Una mujer que “abrió puertas” a las nuevas generaciones. , rompió innumerables techos de cristal.

Feinstein —firme defensora de la protección al medio ambiente, los derechos reproductivos, el matrimonio entre personas del mismo sexo y el control de armas— nació como Dianne Goldman en San Francisco el 22 de junio de 1933 y fue criada por una madre ortodoxa rusa y un padre judío; se graduó en el Convento del Sagrado Corazón de San Francisco, una escuela secundaria católica romana para niñas, y estuvo en actividades como ballet y atletismo.

Desde siempre rompió cada obstáculo que existía, por ejemplo, asistió a Stanford, donde ganó el puesto político más alto disponible para las estudiantes en ese momento: la vicepresidencia. Feinstein rompió barreras, haciendo malabares con ser esposa y madre mientras desarrollaba una carrera en el campo de la política dominado por los hombres.

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Celebración en 1992, tras anunciar su victoria para escaño del Senado. Foto: George Nikitin | AP
Celebración en 1992, tras anunciar su victoria para escaño del Senado. Foto: George Nikitin | AP

“Tuvo un inmenso impacto en las líderes más jóvenes a quienes generosamente abrió puertas. Dianne era dura, inteligente, siempre estaba preparada y nunca daba golpes, pero también era una amiga amable y leal”, afirmó el presidente Joe Biden, quien recordó que fue “a menudo la única mujer en la sala” y también “un modelo a seguir para muchos estadounidenses”.

El gobernador de California, Gavin Newsom, recordó que fue “una mentora de toda la vida y un modelo a seguir no sólo para mí, sino también para mi esposa y mis hijas en cuanto a lo que debe ser un lideresa poderosa y eficaz. Era una gigante política, cuya tenacidad era equiparable a su gracia. Derribó barreras y techos de cristal, pero nunca perdió su fe en el espíritu de cooperación política”. La colaboración con los republicanos le valió desencuentros con sus compañeros de partido.

La periodista Rebecca Traister declaró a ABC News que Feinstein “creía en el control y el orden cívico y político, y yo diría que ese es el rasgo definitorio de su vida en política”, dijo Traister: “A veces eso la llevó a posiciones de izquierda y otras a posiciones que eran de derecha”. En 2022, Traister escribió en The Cut que la senadora es “la definición del establishment político estadounidense como la personificación de los avances que las mujeres han hecho en los últimos 50 años”.

Feinstein, como presidenta de la Junta de Supervisores de San Francisco, en 1973. Foto: Stephanie Maze | AP
Feinstein, como presidenta de la Junta de Supervisores de San Francisco, en 1973. Foto: Stephanie Maze | AP

Los inicios en San Francisco

En 1960, el entonces gobernador Pat Brown la nombró integrante de la junta estatal de libertad condicional para mujeres, en la que sirvió de 1960 a 1966.

En 1969 fue elegida integrante de la Junta de Supervisores de San Francisco y fue la primera mujer presidenta de la junta en 1978, donde determinó sentencias para los proveedores de servicios de aborto, aunque luego apoyaría firmemente el acceso al procedimiento. Llegó a decir que eran “todos abortistas clandestinos ilegales. Muchas veces, las mujeres a las que les practicaban un aborto sufrían mucho. Realmente llegué a creer que la ley es la ley”.

En los 70 fue blanco de varios ataques vinculados al Nuevo Frente de Liberación Mundial (NWLO), un grupo anticapitalista de izquierda conocido por llevar a cabo atentados con bombas en California. El más sonado fue en 1976, cuando el grupo colocó un explosivo en una jardinera de la ventana afuera del dormitorio de su hija en su casa. Feinstein dijo en una entrevista de 2008 con SFGATE que los intentos de asesinato “ayudaron a formar quién soy y lo que creo”. En la década de 1970, Feinstein se postuló dos veces para alcalde, pero perdió, por lo que decidió no volver a postularse, pero la tragedia apareció. Declaró que “se convirtió en alcaldesa como producto de un asesinato”.

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La entonces supervisora Dianne Feinstein saluda a sus partidarios mientras se postula para alcaldesa de San Francisco, el 6 de octubre de 1971. Foto: Duke Downey | AP
La entonces supervisora Dianne Feinstein saluda a sus partidarios mientras se postula para alcaldesa de San Francisco, el 6 de octubre de 1971. Foto: Duke Downey | AP

La puerta que se abrió

En 1978, el asesinato del alcalde George Moscone y del supervisor de la ciudad Harvey Milk, a manos del supervisor Dan White, le abrió la vía para llegar al puesto. “Fue uno de los momentos más difíciles, si no el más difícil, de mi vida”, dijo Feinstein.

Tras la muerte de Moscone, Feinstein fue nombrada alcalde interina de San Francisco. Luego fue elegida dos veces para el puesto por derecho propio: comenzó a remodelar la ciudad, pero el sida mató a miles de hombres homosexuales y ordenó el cierre de los baños públicos. Feinstein también sobrevivió a un intento de destitución, liderado principalmente por detractores de su propuesta de prohibir las armas de fuego en San Francisco; además, supervisó la remodelación de la urbe.

El camino y las luchas en el Senado

En 1990 se postuló para gobernadora de California. Perdió ante el republicano Pete Wilson; sin embargo, hizo historia al ganar la nominación a gobernador de un partido importante. En 1992, durante lo que se denominó el Año de la Mujer, fue elegida para el Senado, junto con la congresista del Área de la Bahía Barbara Boxer. Sirvió en el Senado durante 30 años. Defendió la prohibición de las armas de asalto que el entonces presidente Bill Clinton promulgó en 1994 y presionó para que se aprobaran leyes restrictivas desde que expiró la medida en 2004.

Fue la primera mujer en presidir el Comité Selecto de Inteligencia del Senado, cargo que ocupó durante seis años a partir de 2009. Participó en el informe de tortura de la CIA de 2014, que dio lugar a la legislación contra la tortura. “Creo firmemente que algún día este informe debería ser desclasificado”, dijo Feinstein.

No en balde el presidente Biden afirmó que la senadora “dejó su huella en todo, desde la seguridad nacional hasta el medio ambiente y la protección de las libertades civiles”.

En ocasiones, enfrentó críticas de miembros de su propio partido. Se separó de los miembros liberales en cuestiones como la propuesta climática del Green New Deal, que no veía viable. Esas tensiones con los progresistas llegaron a un punto crítico durante las audiencias de confirmación de la candidata a la Corte Suprema Amy Coney Barrett en 2020, cuando Feinstein abrazó al presidente del Comité Judicial del Senado, el republicano Lindsey Graham, y le agradeció cómo había llevado a cabo la audiencia. Por lo anterior, hubo reacciones que pidieron la destitución de la senadora como miembro de mayor rango del panel, al que renunció.

La tragedia también la acompañó en su vida familiar: se casó tres veces. Tuvo su única hija, Katherine, con su primer marido y se divorció luego de tres años. En 1962 se casó por segunda ocasión, con Bertram Feinstein, quien murió en 1978 de cáncer de colon, meses antes de que Feinstein se convirtiera en alcaldesa. En 1980  se casó con su tercer marido, el banquero de inversiones Richard Blum, con quien permaneció hasta su muerte por cáncer, en 2022.

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En los últimos años surgieron preocupaciones sobre aptitud mental de la senadora y su capacidad para servir; era la integrante en ejercicio de mayor edad del Congreso. A finales de febrero de 2023, a los 89 años, fue hospitalizada con culebrilla, que se produjo el mismo mes en que anunció que se retiraría del Senado cuando terminara su mandato en 2024.

Tras su muerte, el gobernador Newsom está bajo intensa presión para nombrar un reemplazo. En 2021 prometió nombrar a una afroestadounidense si el escaño de Feinstein quedaba vacante. La representante Barbara Lee, que es afroestaodunidense, ya se postula contra los demócratas Katie Porter y Adam Schiff.

Newsom llama a Feinstein como su mentora, una que para el líder de la mayoría demócrata en el Senado, Chuck Schumer, “era un gran ser humano, era inteligente, era fuerte. Fue valiente. Fue compasiva”. Schumer destacó ayer ante la silla vacía de Feinstein “su asombrosa integridad, que era un diamante. Su integridad brilló como un faro en todo el Senado y en todo el país para que todos la vieran y emularan”.

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