Los estallidos sociales que se han visto en países como Ecuador, Colombia y Chile se deben, al menos en parte, a que la democracia representativa en la región no está respondiendo a los reclamos de la ciudadanía, afirma el expresidente uruguayo José Mujica (2010-2015) en entrevista con EL UNIVERSAL.
Aunque las protestas se han extendido por todo el mundo, subraya, en la región existe además una “deuda social muy vieja acumulada; vivimos en el continente más injusto”. En la reciente visita que el exintegrante del Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros hizo a México, habló brevemente con este diario sobre la realidad latinoamericana (conflictos sociales en Bolivia, Venezuela o Ecuador, o cismas políticos en Argentina o su natal Uruguay) en el entorno de los cambios que se viven en el mundo. Esto fue lo que dijo:
¿Qué está pasando en el cono sur del continente para que, lo mismo en Chile, Ecuador o Bolivia, la gente salga a las calles a exigir mejores gobiernos?
—¿Por qué se la agarran con América Latina? En todos lados hay rebeldía y la gente patea, y pide más. Pasa en Hong Kong, en Ucrania, en Alemania, en Francia con los chalecos amarillos o Inglaterra con el Brexit. La gente nunca está conforme con lo que tiene, y lo que pasa es que acá en América es probable que la democracia representativa no está dando respuestas para todo eso que pide la gente, hay limitaciones y por ello tenemos una deuda social muy vieja acumulada; vivimos en el continente más injusto.
¿Y todo esto que está pasando puede detonar el cambio que es tan necesario?
—Seguramente. Pero el detalle es que se puede cambiar para mejor o para peor, y eso es un problema.
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¿Pero las clases gobernantes tienen la sensibilidad que se requiere para que las cosas cambien para mejor?
—Creo que parcialmente siempre hay gente que vale la pena, no creo que las cosas estén perdidas en el continente; hay dificultades, es cierto, por eso debemos depender menos del capital corporativo y ser un poco más duros con nosotros mismos; favorecer la inversión, cuidar más los recursos y dejar de estar acostumbrados a que nos vengan a solucionar los problemas de fuera, porque de afuera no vienen a solucionar nada, sino a buscar una tasa de ganancia, y es lógico.
¿Qué papel debe jugar Estados Unidos en este cambio que viven países de Sudamérica?
—Estados Unidos tendría que meterse menos y eso es lo que menos hace. Cada vez se mete más, así que estamos fritos.
¿La gente qué papel debe asumir ante esta nueva realidad de cambio que se está presentando en Sudamérica?
—Debemos no dejarnos entrampar tanto por la sociedad de consumo; gastamos mucha plata inútil en cosas superfluas y después no tenemos para invertir en cosas genuinas: hay que gastar más en enseñanza, menos en lujo; menos Porsche, menos BMW, menos Audi, menos cambiar las cosas a cada rato.
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¿Le preocupan escenas de violencia como las que hemos presenciado recientemente en países como Chile o en Bolivia?
—Claro que me preocupa, me duele América Latina, soy parte de ella, no reniego de ella, pero tengo esperanza de que las cosas van a cambiar para mejor. No todo está perdido.