Los Ángeles

“Nadie puede saber lo triste y deprimente que es un día de las madres detenida y sola, sin tus hijos cerca y sintiéndote criminal sólo porque no tienes papeles para trabajar en este país —Estados Unidos—”, dice con los ojos nublados y la voz cortada Irma, una madre mexicana que el año pasado vivió en carne propia el Día de las Madres, tanto el mexicano del 10 de mayo como el estadounidense, que se celebra el segundo domingo de mayo, en un centro de detención del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos (ICE).

“Siendo mexicana pues el 10 de mayo es más importante que el domingo que lo celebran aquí —en Estados Unidos—, pero como sea, también la pasa uno sola; y no era sólo yo, habíamos varias mamás ahí detenidas, muchas llorando pero todas tristes, la mera verdad muy tristes”, señala Irma, de 36 años, oriunda de Oaxaca y asentada en Los Ángeles, California desde hace 14 años. Ella pide el anonimato, porque aún está peleando su caso de deportación. “Llegué —a EU— a los 22 años sin papeles, me casé, me separé hace unos años, tengo dos hijos nacidos aquí y ni por esas se tocan un poco el corazón estos señores”, cuenta, refiriéndose a los agentes de la Patrulla Fronteriza y del ICE.

Un reporte oficial del ICE informa que el total de mujeres detenidas por esta dependencia sumó, entre octubre de 2016 y septiembre de 2017, 67 mil 730, considerando todos los centros de detención en la Unión Americana.

Un estudio de 2017 de la organización Comisión para Mujeres Refugiadas (WRC) revela que entre 2009 y 2016 se incrementó 60% la detención de mujeres adultas, al pasar de 9% a casi 15% de la población en centros de detención de inmigrantes; cerca de 80% de ellas no tiene ningún antecedente penal. Observadores consideran que más de la mitad de las detenidas son madres de familia y varias de ellas están embarazadas.

La Coalición por los Derechos Humanos de los Inmigrantes (CHIRLA) es una de las organizaciones en Los Ángeles que permanentemente están al pendiente de las mujeres que han sido detenidas.

Inhumano

“Es una verdadera pena que cualquier persona” pueda ser “detenida arbitrariamente”, comenta Jorge Mario Cabrera, director de Comunicación y vocero de esa organización, pero, añade, “es aún más desagradable” en el caso de las que son mamás o están embarazadas, “y peor que pasen el Día de las Madres en esas condiciones tan lamentables e indignantes”. Insiste en que es “completamente inhumano” que estén detenidas “porque no tienen papeles”, y que sean “fichadas y tratadas como si fueran criminales”. “Y no sólo las que son mamás, sino todas las que están en los centros de detención”, aclara.

“Uno sólo piensa en los hijos, la tristeza es como un cuchillo que se clava en el pecho”, describe Irma un poco angustiada.

“Yo lo viví y no quiero ni pensar lo que estarán sintiendo en su día las mamás detenidas; y sus familias también, los hijos si ya son grandes y los esposos si están casadas, la mera verdad no se lo merecen, no nos lo merecemos”, dice molesta. “No hemos hecho nada malo, trabajamos normal, como cualquier persona y nos tratan como si hubiéramos hecho lo peor”. Sin embargo, hay una especie de consuelo, “podemos hacer llamadas y hablar con nuestros hijos y tal vez recibir una visita, pero imagínate qué triste, ahí encerradas. No sé si es mejor que vayan o que no vayan. La llamada —por teléfono— esa sí la hice, pero no vi a nadie”.

Sin personal capacitado, ni equipo

Para mitigar un poco el día de las madres desde años pasados, una organización llamada Presente.org, el grupo Culture Strike y la coalición Strong Families diseñaron varias tarjetas de felicitación y pidieron a voluntarios a través de internet que les escribieran a las madres detenidas en los centros del ICE felicitándolas en su día. Más de 5 mil mujeres recibieron las tarjetas y las compartieron con otras madres, aliviando un poco su dolor. El proyecto se llama “Mamas Day”.

Hasta antes de la llegada de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos, a las indocumentadas embarazadas sorprendidas en sus trabajos, en sus casas o en algún lugar público, se les dejaba en libertad tras ser fichadas. Sin embargo, a partir de que “entró Trump, esa política cambió y desde entonces los agentes federales están deteniendo a las mujeres embarazadas por igual y las están encerrando en los centros de detención”, alerta Cabrera.

“Lo peor es que esos centros no cuentan con personal capacitado ni equipo para monitorear el avance del embarazo y la salud de la mamá y el bebé. Es completamente indignante e inhumano”, señala.

Tan sólo en 2017, cinco legisladores demócratas de Texas detectaron que el ICE había detenido hasta noviembre de ese año a 525 mujeres embarazadas, de las cuales hay registros de quejas por falta de una atención adecuada.

Uno de los casos más recientes fue el de María Solís, mexicana embarazada, residente en Oceanside al norte del condado de San Diego, sorprendida por agentes de ICE cuando esperaba el autobús que la llevaría a su trabajo, como cada día.

Le pidieron que mostrara sus papeles y se declaró indocumentada; acto seguido, los agentes la esposaron y se la llevaron al centro de detenciones de Otay Mesa, en la frontera con México. Permaneció detenida más de seis semanas. Había firmado su deportación voluntaria para salvar a su bebé; sin embargo, inesperadamente un juez ordenó su liberación para que siguiera su caso en libertad.

Un reporte de la Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU) señala que entre las detenidas embarazadas en 2017 hubo tres abortos espontáneos.

De hecho, un poco antes del caso de María, una hondureña de nombre Teresa había ingresado al mismo centro de detención con cuatro meses de embarazo y a los pocos días perdió a su bebé.

“Yo estuve con mujeres embarazadas, algunas primerizas y otras pues no; pero imagínate, estar adentro y con tu bebé aún en la panza, es criminal de verdad”, dice Irma. “Y para acabarla de amolar que les toque el Día de las Madres así, como están, pues están peor que una”.

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