Praga
.- La policía de Praga e inspectores medioambientales de República Checa descubrieron un matadero de animales salvajes que era manejado por una banda criminal. Se trata de una granja donde mataban y descuartizaban tigres , leones y pumas . Todo esto con la finalidad de traficar con sus partes.
La investigación duró al menos de 5 años.
Cuando ingresaron al lugar, los policías e inspectores pudieron encontrar animales muertos, restos de carne podrida, además de pieles de tigre .
En la operación detuvieron a tres miembros de la banda. Ellos eran de procedencia checa y vietnamita. En la granja tenían una nevera rota donde almacenaban a los animales podridos. El hedor, afirman, era insoportable.
La inspectora ambiental, Pavla Rihova , dijo que nunca había visto un caso tan terrible. “Llevo trabajando en esto 25 años, pero la situación aquí era realmente horrible. No puedes hacerte a la idea, una vieja nevera, sin electricidad, llena de carne y cuerpos”, comentó.
En el recorrido por el lugar encontraron a un tigre que había sido matado recientemente. Tenía una herida de bala en el cuello.
Foto: Czech Environmental Inspectorate
También vieron una olla grande, la cual estaba llena de carne y huesos. Ahí era donde aparentemente cocinaban los restos para hacer cubos de caldo, los cuales serían comercializados en el mercado de la medicina tradicional china.
La investigación empezó en el 2013. Ese año encontraron huesos de tigre en el vehículo de un vietnamita. Fue así como llegaron una familia dedicada al mundo del circo que criaba tigres y leones.
La gran sorpresa fue que esta familia estaba relacionada a un taxidermista que descuartizaba y cocinaba tigres.
Los detenidos han sido acusados de delitos relacionados con el comercio de especies en peligro de extinción y por matanza ilegal.
Todavía se desconoce los ingresos de esta banda criminal. Lo que sí se sabe es que por la piel de tigre se puede ganar entre 2 mil y 4 mil euros y 100 por las garras. Los huesos convertidos en cubos de caldo pueden costar hasta 60 euros el gramo.
Foto: Czech Environmental Inspectorate
agv