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La Armada argentina descartó ayer la posibilidad de encontrar con vida a los 44 tripulantes del submarino desaparecido en el Atlántico sur hace 15 días y dio por finalizado el operativo de rescate. No obstante, continuará con la búsqueda de la nave.
El portavoz de la Armada, el capitán Enrique Balbi, dijo a periodistas que el operativo de búsqueda del ARA San Juan continuará “en el lecho marino”, con un “cambio de equipamiento y personal” para operarlo. Balbi leyó un comunicado en el que la Armada argumentaba que “se ha extendido a más del doble la cantidad de días que determinan las posibilidades de rescate de la dotación”.
La medida desvanece las esperanzas de los familiares de encontrar a sus seres queridos con vida. Jesica Gopar, esposa del tripulante Fernando Santilli, tuiteó: “Ya me lo imaginaba, era una agonía vivir así”. La mujer definió a su marido como “un héroe que tiene que ser reconocido por siempre” junto a sus compañeros y le deseó que no haya “sufrido”.
Yolanda Mendiola, madre de otro de los tripulantes, Leandro Cisneros, dijo que “queremos que los saquen, queremos ver los cuerpos. Nosotros necesitamos hacer un duelo”.
El inédito operativo de búsqueda y rescate sumó el apoyo de 18 países, entre ellos Estados Unidos, Reino Unido y Rusia, que aportaron tecnología de última generación.
El submarino diésel eléctrico clase TR-1700 de fabricación alemana y operativo desde los años 80 desapareció el 15 de noviembre cuando navegaba desde Ushuaia, en el extremo austral de Argentina, hacia su base en Mar del Plata, 400 kilómetros al sur de Buenos Aires, tras participar de un ejercicio de adiestramiento. Ese mismo día se escuchó una explosión que fue registrada por micrófonos subacuáticos.
Horacio Tettamanti, presidente de la Asociación Bonaerense de la Industria Naval (ABIN), dijo a AFP que el ARA San Juan debe haber sufrido un evento “abrupto y violento” antes de hundirse. “El aviso del capitán [de que entró agua por el snorkel y esto provocó un cortocircuito y un principio de incendio en las baterías] es muy esclarecedor”, consideró. “Hubo una cuestión significativa y abrupta, que irrumpió de una forma muy violenta y muy rápida. Esto no hubiera pasado a mayores si las profundidades hubieran sido de 200, 300 metros. Pero el infortunio fue que se trató de un lugar donde las profundidades eran mayores.