Más de 11 años después de que China estableció relaciones diplomáticas con Costa Rica y colocó un primer pie en Centroamérica para prolongar una ofensiva de penetración en el Hemisferio Occidental, Estados Unidos desplegó en las últimas tres semanas un intenso asedio político sobre Panamá, El Salvador y República Dominicana en represalia por romper lazos con Taiwán y pactarlos con Beijing.

Washington llamó a consultas el viernes pasado a sus jefes de misión en Ciudad de Panamá, San Salvador y Santo Domingo , para evaluar las decisiones de los tres países de cesar vínculos con Taipéi e iniciarlos con China y definir medidas de eventual castigo.

Las embajadoras estadounidenses Robin Bernstein, en la capital dominicana, y Jean Manes, en la salvadoreña, y la diplomática Roxanne Cabral, encargada de negocios en la panameña, fueron citadas al Departamento de Estado como acto de protesta de Washington por dejar de reconocer a Taiwán.

“Nuestros tres jefes de misión se reunirán con los líderes del gobierno de EU para analizar las formas en que Estados Unidos p uede apoyar instituciones democráticas y economías fuertes, independientes y democráticas en toda Centroamérica y el Caribe”, anunció el Departamento.

En el entorno de una guerra comercial que atizó desde antes del primer semestre de 2018 con China, Washington alertó que la ruptura de El Salvador con Taiwán en agosto de este mostró una intromisión política china en el continente americano, tradicionalmente considerado como escenario inmediato de influencia natural de EU.

Como parte de su política de “Una sola China”, el gigante comunista definió hace casi 70 años a la isla de Taiwán como una provincia rebelde a la que nunca se podrá reconocer como Estado independiente , por lo que una condición previa para establecer lazos con Beijing es romper con Taipéi.

Una resolución aprobada el 25 de octubre de 1971 por la Asamblea General de Naciones Unidas reconoció a la República Popular de China como única representante legítima de ese país en el foro mundial y expulsó a los delegados de Taiwán—conocida también como China Nacionalista—del organismo.

Respuestas.

El llamado a consultas de Estados Unidos a los tres diplomáticos generó reacciones en la zona.

Al defender la independencia panameña en la conducción de sus asuntos internos y externos, el presidente de Panamá, Juan Carlos Varela, advirtió ayer que “como país soberano tomaremos siempre nuestras decisiones de política exterior en función de los intereses” de esa nación.

“Estamos seguros, además, que los mejores intereses de Panamá no riñen con los interese de nuestros socios estratégicos”, recalcó, al alertar que “respetamos las decisiones soberanas de otros países e igualmente pediremos siempre el mismo respeto a las nuestras”.

En una de las primeras disposiciones concretas por el malestar, el gobierno del presidente estadounidense, Donald Trump, notificó el viernes anterior a su contraparte salvadoreña que suspendió una reunión de cancilleres y máximos funcionarios de seguridad de los gobiernos de EU, El Salvador, Guatemala y Honduras programada para esta semana en Washington .

En respuesta, San Salvador lamentó la suspensión de la cita reunión sobre la cita de los cuatro países miembros de la Alianza para la Prosperidad, instancia para promover el desarrollo socioeconómico y la seguridad en El Salvador, Guatemala y Honduras, que forman el Triángulo Norte de Centroamérica, para reducir la migración irregular a EU.

“El Salvador está listo para participar y al pendiente de que esta conferencia sea reprogramada”, aseguró el gobierno del presidente salvadoreño, Salvador Sánchez, en una declaración que emitió el sábado anterior.

El estadounidense Marco Rubio, senador de Florida por el Partido Republicano, pronosticó el 30 de agosto pasado en un mensaje en Twitter que “el gobierno izquierdista” de El Salvador “pronto perderá la ayuda” de EU.

Rubio se refirió a que el partido oficialista salvadoreño es el ex guerrillero e izquierdista Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN).

Al anticipar las sanciones que podría sufrir El Salvador por la cuestión china, aseveró que “no quiero que eso suceda también en Guatemala”.

Por su parte, el gobierno del presidente dominicano, Danilo Medina, trató de minimizar el eventual impacto de la decisión estadounidense de llamar a consultas a los tres diplomáticos.

El canciller de República Dominicano, Miguel Vargas, alegó que se trata de un simple movimiento diplomático y garantizó que su país continuará desarrollando un intenso programa de trabajo con Washington.

China, entre tanto, también reaccionó al asedio de EU. “Parece mentira cómo una potencia deja perder su credibilidad de Estado, echando broncas a quienes adoptan la misma política que ella misma ha venido persiguiendo desde hace casi 4 décadas”, escribió el embajador de China en Panamá, Wei Qiang, en su cuenta de Twitter.

“Doble estándar y prepotencia en estado puro”, añadió, en alusión a que EU reconoció a China desde 1972 y admitió la política de “Una sola China” aplicada ahora por Panamá, El Salvador y República Dominicana y en los últimos 45 años por gran cantidad de países .

Historial.

En una sorpresiva decisión que reabrió las puertas diplomáticas al régimen comunista chino en el istmo centroamericano, cerradas en 1990 con la ruptura de Nicaragua, el entonces presidente de Costa Rica, Óscar Arias, estableció vínculos con China el primero de junio de 2007. Después de casi 60 años de estrecho ligamen de Taipéi, San José rompió nexos La acción costarricense tampoco provocó un inmediato efecto dominó y solo fue emulada por Panamá el 12 de junio de 2017, cuando el gobierno del presidente panameño, Juan Carlos Varela, cesó lazos con Taiwán y al día siguiente los pactó con China.

Pero el escenario sufrió un súbito cambio este año: el 30 de abril de 2018, República Dominicana cortó con Taiwán y el primero de mayo abrió relaciones diplomáticas con China, mientras que El Salvador adoptó el mismo camino el 21 de agosto anterior.

Con esos cambios, el aislamiento diplomático global de Taiwán se acrecentó. En la actualidad, solo 17 países—entre los que están Guatemala, Honduras, Nicaragua y Belice por Centroamérica—mantienen reconocimiento a la isla. Los demás son Paraguay, Haití, San Cristóbal y Nieves, Santa Lucía, San Vicente y las Granadinas, en América, e Islas Marshall, Islas Salomón, Kiribati, Nauru, Palaos, Suazilandia y Tuvalu, en Oceanía, Asia y África.

El primer país centroamericano que rompió con Taiwán y estableció vínculos con China fue Nicaragua, en diciembre de 1985, en la revolución sandinista pro—La Habana que se instaló en esa nación en 1979. El régimen sandinista perdió el poder por la vía electoral en 1990 y el gobierno sucesor rompió con Beijing en ese mismo año y reconoció de nuevo a Taiwán.

lsm

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