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“Déjenme salir, me estoy desquiciando
”, rogó la mexicana Daniela, quien permaneció dos años encerrada, aislada, en un cuarto, por orden del líder de la secta NXIVM , quien decidió que ese era el mejor castigo para ella por subir de peso y mostrar interés en otro hombre.
Lauren Salzman,
la mujer encargada de vigilar a Daniela, reveló entre martes y miércoles detalles del cautiverio de la mexicana durante su testimonio en el juicio contra el líder de la secta, Keith Raniere .
La fiscalía no dio a conocer los apellidos de la mexicana, quien habría formado parte del grupo de Raniere junto con dos hermanas, aunque diversos medios aseguran que se apellidan Fernández .
“De todas las cosas que hice en este caso y todos los delitos que he admitido que cometí, esto es lo peor que hice”, narró Salzman, de acuerdo con The New York Post, que ha dado seguimiento al caso que comenzó a ser investigado después de que The New York Times destapara en 2017 las cosas que ocurrían al interior de NXIVM . “La mantuve en una habitación dos años y no la visité. Y cuando lo hice, no fui amable”, reconoció.
Según Salzman, Raniere le dijo que su “tarea” era ayudar a la joven mexicana “a aprender de sus errores” a través del confinamiento solitario. Y si no se corregía, la amenaza era clara: sería deportada de Estados Unidos.
¿La razón? Salzman dice que ella siempre supo que Daniela estaba siendo castigada por no bajar de peso -Raniere gustaba de que sus esclavas sexuales fueran delgadas- y por “robarle a sus padres”. No fue sino hasta después de que Raniere y Salzman fueron detenidos, en Puerto Vallarta, que esta última se enteró de que había otra razón: Daniela se había interesado en un hombre que no era el líder de NXIVM.
De acuerdo con la fiscalía, Daniela y su familia se mudaron de México a Estados Unidos alrededor de 2005 para unirse a los “cursos de autoayuda” que impartía NXIVM en la sede de la “hermandad”, en Albany, Nueva York.
Los padres de Daniela, Mariana y Camila estuvieron de acuerdo en que ellas estuvieran en el grupo y, según Salzman, también aceptaron el “castigo” impuesto a Daniela, porque “ya no sabían qué hacer con ella”. Era el año 2010.
En un principio, Raniere dijo a Salzman que el encierro de Daniela, de quien la testigo aseguró era “parte integral de la comunidad NXIVM”, duraría un par de semanas. Al final, se alargó dos años.
Camila,
la presunta víctima por la que Raniere está acusado de pornografía infantil, por la edad -no revelada- que tenía cuando ocurrieron los hechos, pidió varias veces ver a su hermana, infructuosamente. De Mariana se sabe, según lo revelado por medios como el Post y el Frank Report, que tuvo un hijo con el líder de la secta.
En “solidaridad”, la madre de Daniela pasó meses en una habitación al lado de la de su hija. La desesperación de la chica llegó a tal grado que escribió una carta a Salzman. “Déjenme salir, me estoy desquiciando”, rogó. La respuesta de Raniere fue: “Es un berrinche”, y exigió ignorarlo.
Durante dos años, Daniela estuvo aislada, en ese cuarto donde no había más que un colchón en el suelo, una pluma y un papel, según dijo Salzman, en el testimonio difundido por el Post.
¿Por qué Salzman aceptó participar en algo así? Según dijo, porque “sentía que tenía que demostrar que podía ser una buena madre y ayudar a alguien”.
La joven mexicana recibió una advertencia: si se atrevía a salir del cuarto, o a contactar a su familia, sería enviada de regreso a México, y “perdería la relación con su familia”, contó Salzman, único contacto de Daniela en ese tiempo.
“Fuimos increíblemente abusivos con Daniela. Todo lo que hacía, lo echamos por tierra. Nada que hiciera lo dábamos por bueno”, admitió la testigo.
Al final, Daniela tomó una decisión. En 2012, señaló Salzman, dijo que prefería regresar a México y no volver a ver a su familia que seguir encerrada. Así que su padre y un miembro de NXIVM la llevaron a la frontera mexicana , sin documentos. El padre sólo desobedeció una orden de Raniere: la de no darle un centavo a su hija. La dejó con 100 dólares en el bolsillo...
lsm/ml
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