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Nueva York. La Defensa del exsecretario de Seguridad Pública mexicano Genaro García Luna pidió este miércoles a los miembros del jurado que no crean a “criminales que han mentido toda su vida” en sus afirmaciones contra Genaro García y que se atengan más bien a la falta de pruebas concluyentes.
Durante su alegato final, el abogado César de Castro insistió en la inocencia de su cliente y declaró “la falta de pruebas es escandalosa” y que la acusación del Gobierno se fundamenta en los testimonios de “posiblemente los peores criminales que el mundo haya visto”.
Fiel al plan mantenido durante las más de tres semanas del juicio, De Castro volvió a desplegar los argumentos que empleó con los siete testigos cooperadores con la Fiscalía que cumplen o han cumplido condena en Estados Unidos, más dos policías mexicanos que hablaron de corrupción dentro de las filas de la Policía Federal.
Según la Defensa, actuaron por venganza contra la cara visible de la lucha contra el narcotráfico en México o mintieron para lograr el beneficio personal, bien para reducir sus sentencias o bien para conseguir que sus familias puedan viajar a Estados Unidos.
“Su testimonio es su manera de escapar (...) Para gente que ha participado en todos estos crímenes, ¿cómo va a resultar difícil mentir?”, comentó De Castro antes de subrayar que los capos y narcotraficantes “son capaces de hacer todo lo que sea para conseguir sus objetivos”.
Sus intervenciones, continuó, “no se pueden creer, son inconsistentes y desafían el sentido común”.
“El gobierno ha hecho un pacto con el diablo”, dijo el abogado en referencia al currículum criminal de muchos de los testigos que han reconocido asesinatos y torturas.
En este sentido, intentó también minar el planteamiento de la Fiscalía asegurando que no se había presentado ninguna prueba física como grabaciones de video o audio, conversaciones telefónicas, fotografías, extractos de cuentas o ningún tipo de documentos “que prueben que Genaro García Luna pertenecía” al cartel.
Sobre este asunto, declaró a los miembros del jurado que la Fiscalía se había apoyado en la “cantidad y no en la calidad” y que por esa razón había presentado 26 testigos pero ninguna prueba palpable.
En contraste, aludió al testimonio de la esposa de García Luna, Linda Cristina Pereyra, quien el martes ofreció la imagen de una familia que había construido poco a poco su patrimonio a base de trabajo, hipotecas y compra y venta de inmuebles y comparó esto con el derroche y las riquezas de los narcotraficantes.
Finalizada la ponencia del defensor, la Fiscalía volvió a tomar la palabra para decir al jurado que lo que De Castro quería demostrar era que había habido una gran conspiración y que García Luna era la persona con peor suerte del mundo.
“Nosotros no hemos elegido a los testigos, García Luna los eligió para hacer negocios con ellos”, dijo la fiscal Erin Reid, encargada de tomar la palabra en su segunda intervención para insistir en la culpabilidad del acusado.
Dijo que sí, los acusados son criminales; que sí, se van a beneficiar con sus testimonios, pero que ambas cosas han sido claras desde el principio y que nadie mejor que ellos puede saber de los tratos de García Luna porque los hacía con ellos.
En cuanto a la falta de pruebas, Reid subrayó que habiendo sido el acusado nada menos que el secretario de Seguridad, lo raro habría sido que dejara rastros de sus delitos.
Una vez concluidos los alegatos de ambas partes, mañana el juez Brian Cogan dará las últimas instrucciones al jurado antes de que este se retire a deliberar.
Tendrán que decidir si el responsable de seguridad de México durante la era del presidente Felipe Calderón (2006-2012) es culpable o inocente de cinco delitos, cuatro de ellos relacionados con el narcotráfico: participar en la dirección de una empresa criminal que continúa su actividad, conspiración para la distribución internacional de cocaína, conspiración para la distribución y posesión de cocaína y conspiración para la importación de cocaína.
El quinto delito que se le imputa es el de supuestamente prestar falso testimonio a las autoridades estadounidenses cuando solicitó la nacionalidad.
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rcr