Jerusalén.— Al menos 23 palestinos y cuatro israelíes han muerto en la nueva espiral de violencia desatada desde el pasado viernes y agravada ayer con los bombardeos de las fuerzas aéreas israelíes sobre el enclave palestino y el lanzamiento de más de 600 cohetes contra territorio israelí.
Las alarmas sonaban en las ciudades adyacentes a Gaza, al tiempo que Naciones Unidas (ONU), Egipto y Qatar buscaban negociar un alto el fuego. El líder del Movimiento de Resistencia Islámica (Hamas), Ismail Haniyeh, que gobierna Gaza, se declaró dispuesto al acordar el alto el fuego, siempre y cuando Israel cese sus ataques sobre el enclave palestino.
El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, había ordenado tras el lanzamiento de cohetes palestinos lanzar “ataques masivos” contra Hamas y la Yihad Islámica en Gaza, en lo que son los enfrentamientos fronterizos más graves desde noviembre.
Según el ejército israelí, los cohetes y proyectiles palestinos fueron disparados contra ciudades y aldeas del sur de Israel desde el viernes, unos 150 de los cuales interceptó con su sistema antimisiles Cúpula de Hierro. La fuerza armada israelí dijo que atacó unos 260 objetivos de grupos militantes de Gaza. En concreto, bombardeó “cuarteles de observación, búnqueres subterráneos, polvorines, instalaciones militares, plataformas de lanzamiento, puestos de observación y otros objetivos”.
Funcionarios de Gaza dijeron que los ataques aéreos y la artillería israelí mataron a 23 personas, incluyendo ocho civiles desde el viernes. Las autoridades palestinas denunciaron que entre los muertos está una bebé de cuatro meses, Maria Ahmad Ramadan al-Ghazali, cuyo padre también perdió la vida cuando misiles israelíes impactaron su vivienda en Beit Lahiya.
El sábado murió en una explosión una mujer embarazada y su hijo de 14 meses. Las milicias palestinas atribuyen a un bombardeo israelí este incidente, pero Tel Aviv asegura que el proyectil que impactó en su vivienda fue lanzado por las propias milicias palestinas con la intención de atacar a Israel, pero se desvió.
Un cohete que hizo blanco en una casa en Ashkelon, en el sur de Israel, mató a un israelí de 58 años, dijo la policía. Fue la primera muerte de civiles del país desde las siete semanas de la guerra de Gaza en 2014.
Otro ataque con cohetes a Ashkelon mató a un trabajador de una fábrica, dijo un funcionario del hospital local. El ejército afirmó que un tercer civil murió después de que un misil antitanque fue lanzado desde Gaza, cerca de la frontera.
En Gaza, la Yihad Islámica identificó a siete combatientes muertos debido a los ataques israelíes. En otro ataque, la fuerza armada de Israel mató a Hamed Ahmed al-Khodari, un comandante de Hamas. El ejército señaló que era responsable de transferir fondos de Irán a facciones armadas en Gaza. Hamas confirmó la muerte de Al-Khodari.
Además, las fuerzas israelíes indicaron haber destruido la oficina del Ministerio del Interior del gobierno de la Franja de Gaza.
El enviado especial de la ONU para Oriente Próximo, Nikolay Mladenov, pidió a Israel y a las milicias palestinas rebajar la tensión y volver al ‘statu quo’ anterior al viernes “antes de que sea demasiado tarde”.
El secretario general de la ONU, António Guterres, expresó su “profunda preocupación” por la situación en Gaza y sus alrededores y pidió a las partes “máxima contención”. Guterres condenó “en los términos más contundentes” el lanzamiento de cohetes de Gaza a Israel en particular los que están dirigidos contra centros de población civil.
La Unión Europea también condenó el lanzamiento de cohetes contra Israel, un país con cuya seguridad expresó su “compromiso fundamental” con la seguridad de Israel”.El presidente estadounidense Donald Trump tuiteó que “una vez más, Israel enfrenta una serie de mortales ataques con cohetes por los grupos terroristas Hamas y Yihad Islámica. Apoyamos a Israel 100% en la defensa de sus ciudadanos”.