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El expresidente de Estados Unidos, Donald Trump, compareció este jueves en la corte de Nueva York, donde se le sigue juicio por fraude civil por un valor de 250 millones de dólares.
Trump y sus hijos Donald Jr y Eric están acusados de haber inflado el valor de activos inmobiliarios de la Organización Trump a fin de obtener préstamos bancarios ventajosos. La familia alega inocencia.
Durante la audiencia, Trump se acercó a las ilustradoras que hicieron los sketches de la comparecencia: Jane Rosenberg e Isabelle Brourman. Cuando se acercó a Rosenberg y vio los dibujos que hizo de él, Trump dijo: "Lindo", según contó ella a la cadena ABC News.
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Luego, el magnate se acercó a Brourman. "Vaya, impresionante", le dijo. De acuerdo con la ilustradora, acto seguido él acotó: "Debo bajar de peso".
En 2020, siendo presidente, una evaluación médica determinó que Trump pesaba 110 kilos y que el sobrepeso, junto con su edad -actualmente tiene 77 años- eran los principales factores de riesgo para su salud.
Trump es un fan declarado de las hamburguesas de McDonald's, así como del pollo frito de Kentucky Fried Chicken.
El peso de Trump llegó a los titulares cuando se reveló en el libro de la expresidenta de la Conferencia Republicana de la Cámara de Representantes Liz Cheney "Oath and Honor" (Juramento y Honor) que el representante Kevin McCarthy (republicano por California) hizo un viaje especial a Mar-a-Lago, la residencia de Trump en Florida, para animar al expresidente, quien estaba deprimido por su derrota electoral en 2020 y no estaba comiendo.
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"Están realmente preocupados", le dijo McCarthy a Cheney (R-Wyo.) que estaba furiosa por la visita. "Trump no está comiendo, así que me pidieron que viniera a verlo".
"Está realmente deprimido", añadió McCarthy.
El portavoz de la campaña de Trump, Steven Cheung, negó la veracidad de ese reporte y alegó que Cheney "mentía para vender un libro".
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