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Nueva York.— Donald Trump, acusado junto con sus dos hijos de haber inflado el valor de sus activos inmobiliarios en la década de 2010, arremetió contra el “simulacro” de juicio que se inició ayer en Nueva York en su presencia y en el que tiene mucho en juego.
“Es una farsa” y una “caza de brujas”, deploró Trump ante la prensa. “Lo que está ocurriendo aquí es una tentativa de perjudicarme en la elección”, agregó el expresidente de Estados Unidos, favorito en las primarias republicanas para volver a la Casa Blanca en las elecciones del próximo año.
Traje azul oscuro y corbata azul cielo, con rostro huraño, el magnate de 77 años pasó parte de la audiencia hablando con los abogados, Chris Kise y Alina Habba, que lo flanquearon en el banquillo de los acusados en la vetusta sala del Tribunal Supremo del Estado de Nueva York, frente a Arthur Engoron, el mordaz juez instructor del caso, que podría prolongarse tres meses.
En la segunda fila, a su derecha, estaba sentada la fiscal de Nueva York, Letitia James, que inició la investigación contra la empresa familiar del magnate y dos de sus hijos, Donald Jr. y Eric, la Trump Organization. “La justicia prevalecerá, no importa cuán poderoso seas, o cuánto dinero crees que tengas”, advirtió la fiscal demócrata afroamericana, a la que el magnate acusa de “racista”.
James reclama a los acusados 250 millones de dólares por daños y perjuicios y la prohibición para el padre y los dos hijos de volver a dirigir una empresa en el estado de Nueva York. El juez ya canceló sus licencias de operación y los fiscales exigen también que se le prohíba a Trump hacer negocios en Nueva York. La Fiscalía expuso que Trump, sus dos hijos mayores y dos socios tenían conocimiento o participaban en la práctica de inflar los activos de la Organización Trump en sus declaraciones financieras para obtener ventajas en préstamos bancarios y seguros; un año, la cifra se exageró en 2 mil 200 millones de dólares.
La oficina de James alegó que Trump exageró su riqueza hasta en 3 mil 600 millones de dólares. Afirmó que su ático de tres plantas de la Torre Trump, repleto de accesorios chapados en oro, era casi tres veces mayor que su tamaño real y valía 327 millones de dólares, mucho más de lo que cualquier apartamento de Nueva York ha valido nunca, dijo James. Valoró Mar-a-Lago en 739 millones de dólares, más de 10 veces su valor razonable, según James.
“Visionario”
Los abogados de Trump lo pintaron como un “visionario”.
“El presidente Trump ha ganado miles de millones de dólares construyendo uno de los imperios inmobiliarios más exitosos del mundo”, dijo el abogado Chris Kise. “Ha hecho una fortuna literalmente por tener razón sobre bienes raíces”.
Lo que se dirimirá en este juicio, que según dijo el juez se extenderá hasta el 22 de diciembre, son seis cargos relacionados con ilegalidades en las prácticas de la empresa: falsedad documental, emisión de datos financieros falsos y fraude de seguros, ya que el cargo principal de fraude ya se resolvió de manera sumaria en contra de los acusados la semana pasada.
Trump insistió en que no ha hecho “nada malo”. “Los bancos amaban nuestros negocios, nuestros tratos, no se les defraudó”, dijo. “Hicieron mucho dinero y me consideraban un muy buen cliente”, aseguró. También se quejó del tiempo “desperdiciado” en el juicio. “He estado sentado en la Corte todo el día en vez de estar en Iowa, en Nueva Hamp- shire, Carolina del Sur, y muchos otros lugares donde podría haber estado”, indicó. “Es una situación horrible para el país. Es vergonzoso”. Se desconoce si Trump aparecerá hoy, para la segunda audiencia.
Tras la breve presentación, se dio paso a la comparecencia de testigos. La fiscalía llamó a Donald Bender, un contable que fue llamado previamente en el juicio por evasión fiscal contra la Organización Trump en el que fue condenado Allen Weisselberg, antiguo jefe financiero y uno de los acusados en esta causa. Bender trabajaba en Mazars, la antigua empresa de contabilidad de la Organización Trump y el propio Trump, y reveló hoy que recopilaba las declaraciones de condición financiera sin realizar un análisis o “revisar los procedimientos” para obtener la información.