La incorporación de mayor magnitud desde el regreso de la democracia. La compra de los aviones caza F-16 es vista en la Fuerza Aérea Argentina como un salto de calidad y una necesaria equiparación con las capacidades militares de los países vecinos, principalmente Chile y Brasil. Eso, destacan en la fuerza, permite mejorar y planificar una mayor integración regional en seguridad y defensa, áreas consideradas cada vez más sensibles.
La última renovación de envergadura en el equipamiento militar fue en 1997, durante el gobierno de Carlos Menem, cuando la Fuerza Aérea incorporó 36 aviones Skyhawk, conocidos como A4-AR. Era aeronaves diseñadas en la década del 50, aggiornadas y actualizadas en los 90. Pero no dejaban de ser aviones subsónicos, no pasan la barrera del sonido, d1100 km por hora. Tienen la misma velocidad que un avión comercial, advirtieron a LA NACION fuentes militares.
Hoy se conservan cinco o seis A4-AR operativos en la Fuerza Aérea, por lo que la llegada de los aviones daneses con equipamiento militar de los Estados Unidos reaviva el ánimo en las unidades aéreas.
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“Desde el punto de vista de la aviación de caza, el país se encuentra en una situación paupérrima”, describió un jefe militar retirado que estuvo en la guerra de Malvinas. Coincide en que es la incorporación más importante en los 40 años de democracia y afirma que los F-16 presentan la más alta tecnología disponible, dejando de lado los F-35, los más avanzados del mundo. Dinamarca los incorporó para reemplazar los F-16 vendidos a la Argentina y los expertos aeronáuticos estiman que cada avión cuesta 250 millones de dólares.
“Para la Argentina, la compra de los F-16 es ideal, por calidad, cantidad y precio. Se valora, especialmente, por el sistema de armas, lo que prácticamente duplica el costo de los aviones. “Un avión de caza sin armamento es como un patrullero con un policía desarmado”, deslizó una fuente consultada.
Integración regional
Frente a las nuevas amenazas, descartados los tiempos en que se manejaban hipótesis de conflictos con países vecinos, el armamento de los aviones militares es un factor vital por el efecto de disuasión y por la interoperatividad con Chile y Brasil, por ejemplo. “Se necesita trabajar en conjunto. Y para eso tiene que haber equilibrio y simetría. Si uno va a un ejercicio militar con un Mercedes Benz y otro con un Falcon, no hay posibilidad de integración”, describió la fuente castrense.
En ese sentido, el país gobernado por Gabriel Boric tiene 38 aviones F-16 y Brasil incorporó en los últimos años 36 aviones Gripen, de origen sueco, de última generación. Los F-16 que llegarán a la Argentina entre fines de este año y el primer semestre de 2026 lo harán con la tecnología que la Fuerza Aérea pidió a los Estados Unidos”, reveló una fuente militar.
¿Cuáles son esos avances? Bombas inteligentes, misiles aire-aire, que permiten derribar aeronaves –posibilidad que la Fuerza Aérea Argentina hoy no tiene–, y misiles aire-tierra, de avanzada tecnología militar, provistos por Dinamarca y los Estados Unidos.
En la guerra de Malvinas, en la que no existía el GPS, la Armada tenía el Exocet, el arma más avanzada, y los aviones Mirage 5 de la Fuerza Aérea contaban con misiles Matra R 530 (con radar de adquisición) y R 550 (infrarrojo), que debían enfrentar el armamento superior de los Sea Harrier británicos.
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El F-16 “Fighting Falcon” es un avión caza compacto, relativamente pequeño y liviano, altamente maniobrable, capaz de volar armado más de 860 kilómetros y regresar a su punto de partida –su “radio de combate” supera el de sus competidores, según Estados Unidos–, localizar blancos en cualquier condición climática, ejecutar misiones aire-aire y ataques aire-tierra, alcanzar una velocidad de 2500 kilómetros por hora o “Mach 2″, y soportar hasta nueve “G”, o nueve veces la fuerza de gravedad. Nació a fines de los 70, y su versatilidad le dio popularidad, y también longevidad. Testimonio de sus años, el avión llegó al cine en los 80, en películas como “Águilas de Acero” y “La Joya del Nilo”.
La primera misión de los F-16 será garantizar el control del espacio aéreo. “Son aviones supersónicos que podrán hacer reabastecimiento en vuelo y permitirán recuperar esa capacidad para la custodia de la soberanía”, explican en la Fuerza Aérea.
Los aviones de caza F-16 serán asignados a la VI Brigada Aérea de Tandil, donde históricamente tenían su asiento los Mirage, desprogramados en 2015. Ahora están allí los aviones de entrenamiento IA-63 Pampa, unos 12.
Para recibir los F-16, la brigada de Tandil se remodelará en profundidad. Por lo pronto, se mejorará la pista de aterrizaje, ya que los aviones daneses requieren de un asfalto de máxima calidad. También los hangares, que exigen una amplia iluminación, limpieza y orden. “La luz es fundamental para que los mecánicos puedan trabajar sin sombras, con el fin de evitar errores”, graficó la fuente aeronáutica consultada.
A ello se suma el entrenamiento de pilotos y mecánicos, en Dinamarca y en la Argentina, para lograr la certificación de la empresa Lockeed, antes de empezar a operar o a mover un tornillo.
Antes de llegar a Tandil, los aviones F-16 pasarán por el Área Material Río Cuarto, el taller mecánico de la Fuerza Aérea. Allí se realiza el mantenimiento mayor de las aeronaves. En las unidades se realiza el service. “Por seguridad, en el avión no se puede esperar a que se rompa algo para cambiarlo. Todas las piezas tienen una vida útil, ya sea por el tiempo calendario o las horas de vuelo. Los cambios se hacen antes de que sea tarde”, acotó el experto.
El presupuesto es otro insumo vital. Se estima que la hora de vuelo costará unos 20.000 dólares. Un costo que dependerá de la decisión política y el desenlace de la crisis económica que atraviesa el país.
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