El año que termina estuvo marcado por una crisis diplomática que derivó en ruptura de relaciones y en denuncias ante la Corte Internacional de Justicia. México y Ecuador llevaron ahí su diferendo tras la irrupción de fuerzas ecuatorianas en la Embajada de México en Quito, donde se encontraba refugiado el exvicepresidente Jorge Glas.
La de México-Ecuador fue la crisis diplomática más seria del año para nuestro país, una que permanece en impasse a pesar del cambio de administración de Andrés Manuel López Obrador a la de Claudia Sheinbaum.
La noche del 5 de abril, Ecuador desplegó un operativo militar en la Embajada de México en Quito. El objetivo: sacar de ahí a Glas, acusado del delito de peculado en diversas causas en su contra, por mal uso de recursos públicos. Glas, quien cumplía sentencia por asociación ilícita y cohecho agravado, quedó en libertad provisional por un recurso de habeas corpus, que luego fue tachado de no procedente.
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Glas alega ser un perseguido político y el 17 diciembre de 2023 ingresó a la Embajada de México en calidad de “huésped”, solicitando su salvaguarda, para posteriormente pedir asilo.
El gobierno de Daniel Noboa exigió al de López Obrador entregar a Glas para ponerlo a disposición de la justicia y, anticipando que México le otorgara asilo, afirmó que éste no procedía.
La situación escaló cuando López Obrador pareció insinuar que el asesinato del candidato presidencial Fernando Villavicencio, en 2023, perjudicó a la candidata del correísmo, Luisa González, y culpó a los medios de generar un clima en contra de González.
Ecuador respondió declarando persona non grata a la embajadora de México, Raquel Serur.
Ese 5 de abril, Ecuador solicitó a México permiso para acceder a la embajada y sacar a Glas, pero el gobierno mexicano anunció su decisión de otorgarle asilo.
Al mismo tiempo, solicitó al gobierno de Noboa otorgar un salvoconducto a Glas para que pudiera salir del país.
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Las fuerzas policiales y del ejército irrumpieron entonces en la legación diplomática, forcejearon con Roberto Canseco, el jefe de Cancillería que fungía como líder de la misión diplomática después de la declaratoria de Serur como persona non grata, y finalmente se llevaron a Glas.
La comunidad internacional condenó la irrupción, que llevó a México a romper relaciones con Ecuador y a anunciar una demanda ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ) por la violación del recinto diplomático.
A su vez, Ecuador demandó a México ante la misma institución, la más alta instancia judicial de Naciones Unidas, por violar las reglas de concesión de asilo.
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El pasado 23 de mayo, la CIJ desestimó el pedido mexicano de medidas provisorias urgentes contra Ecuador por la irrupción. México reclamaba salvaguardar el interior de la legación y los archivos que ahí se encuentran.
Sin embargo, sobre el tema de fondo, la demanda mexicana por la irrupción en sí, y la ecuatoriana por si era procedente o no la concesión de asilo, aún no hay una decisión.
Glas permanece preso en la cárcel de máxima de seguridad de La Roca. En agosto pasado, México volvió a pedir un salvoconducto para Glas, advirtiendo su estado “crítico de salud”, y reclamando su traslado a un sitio seguro. El gobierno de Noboa se negó.
Tras ganar las elecciones del 2 de junio, rechazó dialogar con el gobierno de Noboa, reiteró las exigencias de México en la demanda ante la CIJ y esperar a la resolución de ésta. “No es menor lo que hizo Ecuador con México, entonces no es un asunto de sentarse a platicar. Tienen ellos que dar el paso, la disculpa pública, lo que está pidiendo la demanda y también el reconocimiento del derecho de asilo”, afirmó.
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México también mantiene una relación tensa con el gobierno de Argentina, tras la llegada de Javier Milei al poder, en diciembre de 2023.
Milei llamó “ignorante” a López Obrador, quien a su vez lo tachó de “facho conservador” y criticó a los argentinos por haberlo elegido. Tras la toma de posesión de Sheinbaum, la relación México-Argentina se ha mantenido fría.
Milei viajó a México en agosto para la Conferencia de Acción Política Conservadora (CPAC), pero Sheinbaum no se reunió con él. Tampoco en la cumbre del G20 realizada en Río de Janeiro, donde en cambio la Presidenta mexicana sí se reunió con líderes de la izquierda regional, con el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y el primer ministro canadiense, Justin Trudeau, entre otros.
Tampoco ha habido avances en la relación con Perú, tras las tensiones entre la presidenta peruana, Dina Boluarte, y López Obrador, quien no la reconoció como tal, llamándola “espuria” y exigiendo la restitución en el poder de Pedro Castillo, destituido y detenido tras un intento de autogolpe.