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Puerto Príncipe.— Asesinado ayer en Haití, país caribeño que atraviesa una profunda crisis, Jovenel Moïse disfrutó de una exitosa carrera empresarial antes de asumir el cargo de presidente, pero su mandato se desgastó y acabó siendo ampliamente criticado además de no tener el apoyo de la mayoría de la población.
De origen modesto, nació el 26 de junio de 1968 en Trou du Nord (departamento Noreste) y se trasladó en 1974 junto a su familia a Puerto Príncipe, donde estudió en la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad Haitiana Quisqueya.
En 1996 regresó a Noreste y buscó que Haití fuera un país “esencialmente agrícola”. Según la biografía en su web, creó, con fondos de capital privado, una empresa de repuestos automotores y estableció en un campo una primera plantación bananera de 10 hectáreas. Ahí radica el origen del sobrenombre Nèg Bannan nan, “el hombre banana”, en la lengua creole.
En 2012, inauguró la primera zona franca agrícola de Haití y estableció ahí su empresa Agritrans, para la que obtuvo un préstamo participativo de 6 millones de dólares del gobierno del que posteriormente sería su predecesor, Michel Martelly.
Martelly, impedido de postularse a un segundo mandato, lo eligió en 2015 para representar a su partido, el Tet Kale (PHTK). Una vez elegido, Moïse se comprometió a acabar con la corrupción, pero algunos de sus colaboradores fueron objeto de acusaciones de malversación de fondos. Luego, él mismo desató sospechas, al no lograr explicar el destino de un dinero obtenido en el marco del programa Petrocaribe. Con su gobierno desgastado, el rechazo a su permanencia en el poder y enfrentado a una violencia creciente, Moïse se fue quedando solo, sin cumplir su promesa de “poner de pie a Haití”.