Jorge Glas, quien fuera vicepresidente en el gobierno de Rafael Correa (2007-2017), en Ecuador, se encuentra en la Embajada de México en Quito en calidad de huésped, informó hoy la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE), que está a la espera de que formalice una solicitud de asilo político.
En caso de que así sea, la SRE dijo que el gobierno de México analizará la solicitud "detenidamente y recabará la información necesaria para proceder como corresponda, de conformidad con los tratados internacionales pertinentes de los que México y Ecuador son parte y con el derecho internacional consuetudinario en la materia".
Si México le otorga asilo, Glas, investigado en Ecuador por malversación de fondos y quien ya estuvo cinco años preso por un caso de corrupción, se sumaría a la lista de figuras a las que México concede asilo.
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Entre ellas se encuentran León Trotsky, a quien el gobierno de Lázaro Cárdenas asiló tras ser exiliado de la Unión Soviética por Josef Stalin. Trotsky murió asesinado en México, en 1940.
En 1955 llegó a México, en calidad de exiliado, Fidel Castro, quien se refugió en el país 18 meses antes de regresar a Cuba y encabezar la Revolución Cubana que lo impulsó al poder.
Héctor José Cámpora, expresidente argentino, se asiló en la embajada de México en Buenos Aires en 1976, durante el golpe de Estado que derivó en una dictadura en el país sudamericano encabezada por una junta militar presidida por Jorge Rafael Videla. En 1979, Cámpora viajó a México, donde murió de cáncer un año después.
En los años 80, otra figura que recibió asilo en México fue la activista guatemalteca Rigoberta Menchú, cuya familia fue torturada y asesinada en el país centroamericano.
Por años, la tradición del asilo quedó en suspenso, hasta que en el gobierno de Felipe Calderón (2006-2012) se concedió asilo al presidente de Honduras, Manuel Zelaya, depuesto en un golpe de Estado. Zelaya sólo estuvo en México dos días.
El gobierno de Andrés Manuel López Obrador retomó la tradición y ha concedido asilo a diversas figuras, en medio de polémica.
En 2019, en medio del caos en Bolivia por la reelección de Evo Morales en medio de denuncias de fraude, decenas de figuras políticas se refugiaron en la embajada de México en La Paz. Morales no lo hizo, pero sí solicitó asilo en México, que le fue concedido "por razones humanitarias y de seguridad". El gobierno de López Obrador envió un avión para trasladar a Morales a México, quien al poco tiempo decidió irse mejor a Argentina y finalmente regresó a Bolivia, donde hoy mantiene un enfrentamiento con el gobierno de Luis Arce.
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En diciembre de 2022, el gobierno de Pedro Castillo cayó en Perú, tras un intento de disolver el Congreso que fue considerado un autogolpe. Castillo se trasladó a la Embajada de México para solicitar asilo, pero fue detenido en el camino y hoy permanece preso. Fue sustituido en la presidencia por su vicepresidenta, Dina Boluarte, a quien el gobierno de López Obrador no reconoce como mandataria.
Aunque no concedió asilo a Castillo, sí lo hizo con la familia del exmandatario: su esposa Lilia y sus dos hijos viajaron a México, donde hoy radican.
En el caso de Glas, el Ministerio ecuatoriano de Relaciones Exteriores pidió la colaboración del gobierno de México para "invitar" al exvicepresidente "a abandonar dicha representación diplomática, inmediatamente" y entregarse a las autoridades, tras la orden de detención, con fines de investigación, que se giró en su contra por malversación.
El gobierno ecuatoriano consideró "que no sería lícita" una eventual concesión de asilo diplomático a Glas, en virtud del Artículo III de la Convención sobre Asilo Diplomático de 1954 que descarta ese derecho a personas que estuvieren "inculpadas o procesadas en forma ante tribunales ordinarios competentes".
Con información de EFE
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